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ENTREVISTA. hernando cerda barrientos, contador, deportista y escritor:

"Soy extrovertido, un poco visceral y temeroso de los pasos de Dios..."

EXPERIENCIA. Profesional valdiviano repasa su recorrido laboral y deportivo.
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Juan Carlos Hernández G.

Contador, atleta, profesor, ex dirigente sindical, dirigente deportivo, escritor. "Extrovertido, un poco visceral y temeroso de los pasos de Dios", según propia definición. A los 80 años y rumbo a la estación de los 81, Hernando Cerda Barrientos sigue trabajando en su profesión de contador, es miembro activo del Club Atlético Master y desarrolla su faceta literaria. "Si me detengo a la orilla del camino, que sea para morir, no para descansar", agrega mientras repasa una historia de vida estrechamente ligada al mundo laboral y la familia.

Asegura que se siente una persona realizada y que a la hora del balance, el único sueño no cumplido se remonta a la niñez. Le habría gustado ser profesor, pero por falta de orientación no pudo llegar a la Escuela Normal. Inquieto por naturaleza, junto a la compañía de su esposa Sonia señala que si tuviese que estudiar, volvería a hacerlo, pero que por ahora el presente y futuro inmediatos lo mantienen ligado a la literatura. Ha escrito dos libros y va por un tercero, con su vida y la de los suyos como elemento central.

¿Por qué no pudo estudiar para ser profesor normalista?

-Porque no tenía a quién contarle, nadie que me oriente cuando era niño. Cuando estaba en tercero en el Instituto Comercial, me di cuenta que no era lo que yo quería, pero había que continuar. Después de titularme primero en Ventas y luego en Contabilidad en 1970, pude ejercer como profesor en la jornada vespertina. Tuve como alumnos a varios normalistas, de quienes aprendí técnicas pedagógicas. También pienso que cerrar las escuelas normales fue un error del gobierno de turno.

¿Qué experiencia rescata de sus primeros años de trabajo?

-En el Ejército, fui empleado civil en el Juzgado Militar, luego hice el curso de oficial en la Escuela Militar y fui destinado al regimiento de Puente Alto (1963-1965), pero los sueldos eran muy malos, así que volví al mundo civil porque había ganado un concurso en la Tesorería General de la República. De ahí derivé a la Papelera. Trabajar en una industria tan grande es como estar en una universidad. Aprendí mucho, fui dirigente sindical y creo que hice una buena labor. Estuve preso en 1973, pero volví al trabajo porque no había mérito para un despido. Dejé el sindicalismo y me dediqué a engrandecer el deporte en la industria, con campeonatos de básquetbol, fútbol y rayuela. Hasta que el 29 de diciembre de 1981, un grupo grande de trabajadores fuimos despedidos.

¿Qué ocurrió después?

-Los niños (hijos) estaban creciendo. Toqué fondo. Había entrado a estudiar Auditoría en la UACh. Trabajé unos meses en Tiendas Pazos, pero no era lo mío. Toqué muchas puertas y no encontraba pega por el hecho de haber sido dirigente sindical. Estuve cinco meses cesante y me entretenía colaborando en la casa con mi suegra, quien me dio mucho ánimo y yo ayudaba en cualquier cosa. Después trabajé unos meses en la Municipalidad de Lago Ranco, iba a ser secretario municipal pero nunca llegó el nombramiento y volví a casa. Fui gerente administrativo de Deportes Valdivia en 1983, me fascinaba ese trabajo, pero a los tres meses comenzaron los problemas de caja. Partí a la Municipalidad de Río Bueno, donde me trataron muy bien, fueron dos buenos años pero nunca me nombraron oficialmente en la oficina de Contabilidad.

Altos y bajos

¿Qué sentimiento guarda de esos años de itinerancia laboral y la imposibilidad de acceder a un trabajo estable por haber sido dirigente sindical?

-No tengo rencor de todos esos años, porque quien guarda rencor, se enferma. Pero tampoco los quiero olvidar. Hoy me siento libre, pleno, con la fortuna de tener una muy buena compañera y el gran Dios nos premió con tres hijos estupendos. En el intertanto me consolaba con mi hijo (Miguel Ángel, campeón mundial de remo en Sevilla 2002). Al recordarlo, me emociono. Desde chiquitito estuvo ahí, apegado a su padre, aguantando todo, con sacrificio, me acompañaba a donde fuera. Una vez partí con él a un nacional de atletismo senior en Antofagasta, durante una semana. Me acompañaba cuando viajaba con Deportes Valdivia y creo que en todas esas experiencias adquirió el amor por el deporte. Fue mi gran amigo y compañero en todos los buenos y malos momentos.

¿Después del temporal llegó la calma, finalmente?

-En 1987 ingresé a Inacap como jefe administrativo, hasta mi retiro voluntario. En 1991 gané un concurso en el Departamento de Contabilidad del Instituto Comercial, con jornada completa como profesor y me perfeccioné. Seguí hasta mi jubilación en el año 2008 y hoy en día trabajo de manera independiente.

¿Cómo fue su experiencia en el atletismo?

-Era velocista. Llegué al atletismo en 1959. También jugaba fútbol, era puntero izquierdo y fui seleccionado de la Escuela Militar. Después seguí en el atletismo, hasta hoy como parte del club Master. En 2018 fui al Mundial de Málaga, competí en dos pruebas de marcha y en el cross country de 4 kilómetros terminé 22° entre 28. Sigo entrenando, día por medio salgo a trotar.

¿Se siente realizado?

-En todo el sentido de la palabra. Con mi esposa llevamos 53 años de matrimonio, hemos sido muy tolerantes. Pienso que para formar una familia, la tolerancia es fundamental. En ella está el secreto del éxito, como también saberse ubicar en el lugar y momento que uno vive. Inteligencia y coordinación. Cuando soy incapaz de dar una solución, prefiero guardar silencio.

"Pienso que para formar una familia, la tolerancia es fundamental. En ella está el secreto del éxito..."

Hernando Cerda Barrientos, Contador

Comercialino

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De los Barrios Bajos Hernando Cerda Barrientos nació en Valdivia el 16 de septiembre de 1940, en la antigua Población Aguirre de los Barrios Bajos. Fue hijo de Alfredo Cerda y Guillermina Barrientos. Estudió en la Escuela N° 4 y el Instituto Comercial, donde se tituló en la especialidad de vendedor y, ya como adulto, en 1970 en Contabilidad. Casado desde hace 53 años con Sonia Silva Jiménez, son padres de Miguel Ángel (médico veterinario), Claudia Alejandra (ingeniera acústica) y Andrea Carolina (enfermera). Fue funcionario del Ejército; la Tesorería Provincial de Valdivia; Papelera; Tiendas Pazos; Municipalidad de Lago Ranco; Deportes Valdivia; Municipalidad de Río Bueno; Inacap y el Instituto Comercial. Desde 2008 se desempeña de manera independiente en la Contabilidad, en el área de la Administración.

Abuelos y niños en pandemia

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Los abuelos, cada vez más, juegan un papel importantísimo en el desarrollo emocional y educativo de los niños, niñas y adolescentes. Hoyuelos (2004) menciona que "un factor que une a los abuelos y nietos es cómo viven el tiempo, ya que ambos viven el presente con intensidad y plenitud". Entender esta relación es fundamental para cuidarla y conservarla y no podemos permitir que el Covid-19 provoque que la distancia física entre abuelos y nietos termine siendo un obstáculo y perjudicando el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes; y afectando el bienestar emocional de los adultos mayores.

Por tanto, es muy positivo para la salud del adulto mayor sentirse querido y útil, igualmente poder compartir momentos de calidad, nutrirse emocionalmente y establecer una conexión intergeneracional en la cual transmita la historia familiar, valores y experiencias de vida que ayuden al menor a desarrollar su identidad. Pero ,¿qué hacer en las circunstancias actuales para compensar esta ausencia?

Las recomendaciones de los expertos orientan que lo más seguro y responsable es que los mayores limiten al máximo su círculo de contactos. Compatibilizar la protección del adulto mayor con el contacto frecuente con nietos y familiares se ha convertido en una tarea casi imposible, por lo cual es muy importante hacerles partícipes a los niños de este escenario de apoyo y cuidado mutuo, asegurando que comprendan el porqué y la importancia de las medidas que han de ayudar a cumplir.

Finalmente, se sugiere que los niños deben saber que sus abuelos siguen ahí para ellos. Las esperanzas están puestas en que las vacunas disminuyan los contagios y se produzca la inmunización de rebaño, aunque es posible que las visitas y el contacto físico todavía tengan que esperar algún tiempo más. Mientras tanto, no dejemos de transmitirles nuestro cariño, hacerles ver que les necesitamos y les extrañamos, y que esta relación intergeneracional es vital para nuestra sociedad.

Sandra Vera Jefa carrera Técnico Ed. Parvularia Santo Tomás