22 de mayo, un día para la prevención
A 61 años del 9.5 que marcó el desarrollo de Valdivia, distintas iniciativas apuntan a revisar la historia y crear cultura sísmica. Relatos como el del sismo de 1575 y el aluvión de 1576, alertaron a las autoridades de 1960 y activaron el Riñihuazo, para evitar una tragedia similar o peor.
Tsunamis y terremotos forman parte de la vida en Chile. Lo sabemos. Y cada 22 de mayo, cuando se recuerda el megasismo 9.5 de Valdivia, es la ocasión para pensar ello.
El profesor Marcelo Godoy, jefe de la Dirección Museológica de la Uach (ver p.4) señala que estos eventos forman parte del patrimonio cultural. "Para el pueblo mapuche las fuerzas del agua y de la tierra fueron representados por treng treng y caicaivilú, cuyas energías en disputa mantenían el orden natural del mundo. En la colonia hispana, la crónica de un evento sísmico en Valdivia en diciembre de 1575 señalaba que: 'cuando acabó de quitarse la niebla que el mucho polvo tenía estaba todo el pueblo caído por el suelo y todas las iglesias tanto que hasta paredes muy bajas que se comenzaban a labrar se cayeron de tan recio como fué el temblor, que duró más de media hora y se abrió la tierra por muchas partes' ".
Ese relato español también describe que los derrumbes formaron un dique de agua que se desbordó y arrasó Valdivia desde el sector del río San Pedro, en abril de 1576. En mayo de 1960 (384 años después), el dato histórico fue expuesto y atendido por las autoridades, sirviendo de antecedente para la hazaña del Riñihuazo, que evitó un desastre similar. La historia -el patrimonio de la memoria- vino desde el pasado y salvó el presente.
En este 2021 el aprendizaje debiera ser el mismo. Con humildad ante la naturaleza, es necesario prepararse para responder a sus desafíos. No basta conmemorar.
En tal contexto son valiosos los aportes de publicaciones como el libro "Sesenta historias del terremoto", escrito por los periodistas Daniel Navarrete y Daniel Carrillo; o iniciativas como la página www.viajealepicentro.cl.También es muy significativo es el proyecto "El monstruo que mueve la Tierra: El Kamishibai como herramienta formativa…" (Cyclo-Facultad de Cs. Uach), que capacitará a educadoras de párvulos en educación sísmica para la primera infancia.
Hablar sin miedo y aprender a reaccionar son elementos básicos para quienes vivimos en este país sísmico, con una larga costa y una geografía marcada por fuerza tectónica. Más todavía para los que habitamos una región como Los Ríos, con ciudades levantadas, una y otra vez, por una población resiliente.