Ahora, a trabajar por Los Ríos
Todos los actores políticos regionales deben coordinarse con altura de miras, para apoyar al nuevo sistema de administración. Si el conflicto vence a la buena convivencia, la eficacia será mínima y la comunidad tendrá legítimo derecho a cuestionarlo o a desconfiar...
Tras las elecciones realizadas ayer, comienza un nuevo período para la administración del país y de la región. No habrá más intendentes y el Gobierno Regional tendrá ahora como cabeza al Gobernador, una figura con representación pública que liderará los procesos de desarrollo y planeación.
La nueva primera autoridad asumirá el 14 de julio. En Los Ríos se integrará como presidente a un Consejo Regional ya establecido, con catorce miembros: seis representantes de la actual oposición; cinco de la línea oficialista actual y tres independientes. Trabajará también con un delegado del Presidente Piñera (todo indicaría continuidad de César Asenjo en esa labor) y se encontrará con dos senadores (Udi-PS) y cinco diputados (dos independientes, un UDi, un PS y un DC).
Todas esas figuras políticas cambiarán en marzo de 2022 y habrá tanto renovación de rostros como de equilibrios, según determinen los resultados de las elecciones del 21 de noviembre próximo (Presidencia, Congreso, Core), donde la región -además- sumará un tercer senador o senadora, de acuerdo a la reforma del sistema binominal vigente desde 2015.
Los que sí seguirán por los próximos cuatro años serán los 74 concejales y los 12 alcaldes recientemente electos en mayo, quienes integran gobiernos comunales de distinto signo: tres absolutamente independientes; cinco de oposición y cuatro oficialistas. Con ellos, en especial, la Gobernación Regional deberá estructurar profundas alianza de cooperación, pues la planificación territorial de largo plazo debe hacerse sin sesgos, de manera equitativa, participativa y con apoyo hacia aquellos municipios que más requieren de proyectos con financiamiento público.
Claramente, estos escenarios demandarán la capacidad de usar con inteligencia las atribuciones que se abrirán. Pero, por sobre todo, el desafío será que los actores locales logren acuerdos y pongan siempre en primer lugar los intereses de la región en su conjunto, por sobre los partidistas, las agendas parlamentarias y los afanes personales.
Si no se hace de esta manera y el conflicto vence a la buena convivencia, la eficacia del nuevo sistema será mínimo y la comunidad tendrá legítimo derecho a cuestionarlo o a desconfiar. Y nadie en Los Ríos puede permitir que algo así suceda.