Baja participación en las elecciones
Aunque Los Ríos fue la segunda región del país con más presencia en la urnas; el 21,09% logrado es una cifra preocupante. El ránking lo lidera la Metropolitana con 25,70%; en tercer lugar Arica y Parinacota, 18,78%. Mucho más atrás las dos vecinas: La Araucanía 14.06% y Los Lagos, 12,77%.
Participar fue un verbo poco conjugado entre los electores del país y la región este domingo, durante la segunda vuelta para definir a los gobernadores regionales. A nivel local, de un universo de 350.799 personas habilitadas, solamente concurrieron 73.999; un 21,09%. Suficiente, si se compara con el 19,62% nacional; pero bajísimo si se mira a otros procesos en la misma zona: 41, 29% (305.683) el 15 y 16 de mayo; el 45,6% del plebiscito de 2020.
Pese a ello, desde aquí se marcó la segunda mayor presencia a nivel nacional. En la Metropolitana hubo un 25,70% de votantes en las urnas; luego viene Los Ríos (21,09%) y en tercer lugar Arica y Parinacota, con 18,78%. Mucho más atrás las vecinas: La Araucanía 14.06% y Los Lagos, 12,77%.
Claramente, cifras que inquietan. Y, de algún modo, hacen entender las voces que se alzaron desde el mismo domingo en la noche, pidiendo devolver el voto obligatorio; apenas recordando la gran cantidad de discursos sobre la libertad que acompañó la lucha legislativa de 2012, para llegar a inscripción automática a los 18 años y voto voluntario.
Ese tema, sin duda, se tomará las agendas en las próximas semanas y hasta podría acelerar el proyecto respectivo que la Cámara de Diputados aprobó en general el 22 de mayo de 2021.
Mientras eso sucede a nivel parlamentario, es bueno reflexionar sobre los posibles mensajes para leer atrás de la alta abstención: ¿desinterés, castigo a la clase política, lejanía con la realidad inmediata, desorientación respecto del nuevo cargo, miedo al contagio de covid-19, demasiadas elecciones juntas? Difícil responder. Quizás un poco de todas las anteriores.
Por supuesto que la ausencia no deslegitima los resultados. Al contrario, porque quienes sí llegaron fueron los más interesados. Pero hay que hacerse cargo de que existe un alto grado de población desinformada acerca de la real importancia de este paso, el cual nunca fue un fin en sí mismo, sino el inicio de una ruta hacia la descentralización.
Así vista la situación, una de las muchas tareas que vienen es difundir con más claridad lo ocurrido y trabajar con muchos actores, transversalmente, para que esos cambios sí sean entendidos y que se noten a mediano plazo en la vida cotidiana de las personas.