Kínder como un curso obligatorio
La necesidad de una educación pre básica de calidad y de amplia cobertura es un tema en discusión regional y nacional. Más allá de las estadísticas, que pueden gustar o no, hay consenso en que la tarea de "emparejar la cancha" parte en los primeros años de vida escolar...
Hace una semana, la Comisión Mixta de Educación rechazó en el Congreso el proyecto que establecía al nivel de kínder como curso obligatorio en la educación chilena. La decisión de los parlamentarios causó polémica y los expertos en la materia han lamentado la falta de acuerdos, reiterando un mensaje repetido hace más de diez años: es urgente dar prioridad a la educación inicial, única vía capaz de disminuir brechas educacionales.
Actualmente, en casi todas las escuelas públicas y colegios particulares hay pre-básica; además, los jardines infantiles tienen grupos de transición de segundo nivel para niños de 5 años de edad -en la región, por ejemplo hay 408 establecimientos en total que ofrecen estos cursos-, pero todavía no es una obligación familiar formal que los niños y niñas asistan a ellos. Y ahí comienza el problema, con altos niveles de inasistencia.
Antes de la pandemia, se calculaba que solamente un 75% de los párvulos del país iba todos los días al jardín infantil; pero en Los Ríos ese índice llegaba a un 58%, el más preocupante de Chile.
El ausentismo parvulario se produce mayoritariamente con pequeños de sectores más vulnerables y tiene consecuencias: limita la oportunidad de estímulo cognitivo, juego, aprendizaje y socialización temprana. Luego, eso se traduce en dispares condiciones de llegada al primero básico; desigualdades de aprendizaje de lectoescritura y otras consecuencias en la vida escolar posterior, como lo muestran las pruebas, Simce, Pisa y hasta la PTU.
Más allá de las estadísticas, que pueden gustar o no, hay consenso en que la tarea de "emparejar la cancha" parte en los primeros años de vida y así lo han planteado investigadores, educadores y organizaciones como Educación 2020, que incluso aconseja la obligatoriedad de pre-kinder y kínder, para que tanto los padres como el Estado tengan el deber, y no solamente la voluntad, de garantizar este derecho.
El tema en discusión lleva varios años en el Congreso. En 2013 comenzó con una reforma constitucional; en 2019 logró avances y ahora, enfrenta retrocesos. Es de esperar que el trámite legislativo que siga se realice con argumentos técnicos y los ojos puestos en lo mejor para niños y niñas.