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Trabajamos mucho con jóvenes de todos los sectores de Valdivia, ya que si bien es un movimiento católico también integra a jóvenes ateos o de otras religiones, es bastante abierto. Me retiré por el tema de la crianza, pero cuando mi hija mayor empezó a ir al Colegio Aliwen me involucré a través del centro de padres en un espacio de planificación y apoyo colaborativo con otros papás. Eso me impulsó a trabajar en política, me di cuenta de que tenía muchas habilidades para el tema logístico y de organización, para estructurar ideas y trabajar en equipo, lo que me encanta. Ahí conocí a Carla Amtmann porque nuestras hijas son muy amigas y ella fue mi impulsora. Me enamoré del proyecto social que ella me proponía, que era su candidatura a diputada. Cuando comenzó la Ruta del Cambio, el punto inicial para su candidatura a alcaldesa, ahí la apoyamos ciento por ciento. Llevábamos casi tres años en campaña política hasta que fue electa.
¿En qué momento tomó la decisión de comenzar una candidatura al Concejo?
-Me lo propusieron cuando ingresé a militar a Revolución Democrática. Mi intención era apoyar con el conocimiento que la gente tenía de mí para conseguir lo votos necesarios para Carla Amtmann. Mi principal objetivo era ser un ente colaborador para su campaña. Finalmente terminé siendo la única militante de Revolución Democrática en la papeleta, los demás de mi pacto Chile Digno, Verde y Soberano eran independientes. Cuando entramos en la papeleta y dijimos 'ya, en esto estamos embarcados', fue relativamente fácil. Éramos un equipo de dos personas, Gabriela Arroyo y yo, quien fue mi jefa de campaña, mi publicista y fotógrafa. También me apoyó Sebastián Briceño, quien me ayudó en la confección de los logos y en determinar la paleta de colores; mi pareja nos acompañó en volanteos; nuestros amigos que compartían todo en redes sociales y, sobre todo, los volanteros de Carla Amtmann. Tuve siempre ayuda súper desinteresada y gratuita, terminamos utilizando solo 212 mil 800 pesos en la campaña. Y con eso conseguimos más votos de lo que yo misma esperaba.
¿Qué opina del grupo de concejales que se formó?
-Afortunadamente, dentro del mes que llevamos trabajando juntos he encontrado súper buenos compañeros de equipo. Siento que todos tenemos muchas ganas de hacer cambios necesarios y algunos de ellos han manifestado abiertamente su impotencia ante algunas reformas que muchas veces se trataron de hacer, pero no se pudo. Ahora están muy esperanzados de las oportunidades que hay. Personalmente con quien tengo mejor relación es con Pedro Ampuero, un tremendo líder político a quien admiro mucho. También estoy aprendiendo mucho de Marco Santana, Francisco Eguiluz, Lucio Sanhueza, de todos en realidad. Me gustaría verlos más seguido, pero por la pandemia la mayoría de las cosas son online.
¿Cuáles serán sus principales prioridades para este período?
-Principalmente, poder fomentar la educación medioambiental. Siento que la comuna tiene tremendas capacidades y potencial ecológico, pero necesitamos fomentar en los vecinos de todos los barrios. Seguimos viendo vertederos, cómo las ferias libres dejan un basural gigantesco al final de la jornada, cómo las personas no reusamos. Necesitamos generar una cultura de gestión medioambiental gratuita, trasversal, sobre todo poniendo énfasis en los adultos mayores y niños. Ahí las agrupaciones sociales y juntas de vecinos tienen mucho que decir. En segundo lugar, relevar la participación de los pueblos originarios. Tenemos muchas personas con calidad indígena en la comuna, más de 18 mil. La mayoría no sabe que existe una Oficina de Asuntos Indígenas, la que lamentablemente hasta ahora solo ha funcionado como una oficina de informaciones. No ha generado un sentido de pertenencia con las comunidades, no se está en terreno. Es una deuda que arrastramos hace mucho tiempo porque las comunidades se han sentido abandonadas por el municipio.
También quiero incentivar la participación de mujeres en espacios políticos y de opinión. Creo que como mujeres tenemos al final del día la capacidad de tomar la mayor cantidad de decisiones tanto familiares como sociales.
En Valdivia más del 50 por ciento somos mujeres, por lo que tenemos el poder político de elegir a nuestros representantes en todos los aspectos y no nos hemos empoderado de eso. Necesitamos la creación de un Departamento de la Mujer que nos entregue herramientas no solo en capacitación, sino que también en herramientas políticas que nos permitan un desarrollo a escala humana. El municipio debe abrir sus puertas porque siento que la mayoría de las decisiones que se han tomado en estos últimos años han sido pensadas desde un edificio en pleno centro de Valdivia hacia las comunidades y no al revés.
Cómo se está planteando la comunicación del Concejo con los vecinos en pandemia?
-Hasta ahora las redes sociales han sido un tremendo apoyo. Nosotros afortunadamente aprendimos a hacer política en pandemia y las candidaturas fueron todas a través de redes sociales. Sabemos que los adultos mayores no son ávidos en desarrollo tecnológico o los niños tienen mucho que decir, pero no los podemos visitar. Por eso estamos haciendo redes tratando de buscar a los dirigentes, manteniéndonos en contacto. Estamos potenciando todos los tipos de comunicación y afortunadamente tenemos el canal municipal que nos da la oportunidad de llegar a todas las personas de la comuna.
Yo en lo personal cada vez que puedo voy a algún lugar, obviamente con las medidas de prevención y haciéndome PCR continuos. Estoy disponible y siempre tratando de estar presente, estoy 24/7 dedicada a la concejalía.