Equilibrios para buena convivencia
En muchos lugares del país la relación entre delegados y gobernadores regionales ha causado polémicas. Es necesario evitarlas. Se debe respetar las jerarquías y competencias; buscar acuerdos y poner el futuro de la región primero. Eso es lo prometido a la ciudadanía por unos y otros.
A fines de 2020 el director del CER-UACH Egon Montecinos publicó el libro "Centralismo y descentralización en Chile" (Universidad Austral de Chile, Ril Editores) y en uno de sus capítulos analiza los escenarios que podrían generarse en las relaciones entre los gobernadores regionales y los delegados presidenciales. El texto apareció varios meses antes de las elecciones, pero desde entonces ya advierte posibles puntos de conflicto entre los roles de estas dos figuras, una electa democráticamente y jefe del Gobierno Regional y la otra designada desde La Moneda y responsable del "gobierno interior" (coordinación de servicios públicos, seguridad). En este escenario, el autor se plantea la necesidad de colaboración entre ambas y la generación de espacios formales de coordinación. Afortunadamente, así se ha hecho en Los Ríos y ya desde el 26 de julio pasado el gobernador regional Luis Cuvertino y el delegado César Asenjo acordaron la formación de Mesas Tripartitas incluyendo también a los consejeros regionales y seremis. Según antecedentes del Gore, las reuniones están programadas para cada lunes y su objetivo es abordar temas urgentes, como vivienda.
Sin duda que esta buena disposición es favorable y bastante única a nivel nacional. De hecho en otras regiones ya hay hasta solicitudes a la Contraloría para que se pronuncie ante desavenencias de las autoridades y, además, un grupo de diputados pidió legislar "urgente" para eliminar la figura de los delegados. Sin embargo, pese a lo positivo de Los Ríos, también aquí se han evidenciado públicamente situaciones incómodas: invitaciones no cursadas, errores de protocolo, protagonismos mediáticos dispares, iniciativas inconsultas. Quizás parezcan detalles menores y propios de la adaptación al nuevo régimen; pero desde esos gestos y señales políticas equívocas pueden surgir conflictos. Evitables.
El texto de Montecinos recomienda respeto de las jerarquías y competencias respectivas; junto con un punto más: incluir en los equilibrios a los municipios, para que el avance se haga sobre la base de un modelo descentralizado, pero interdependiente.
Atender esas aristas es una tarea hoy. Se debe poner a la región primero; lo cual es -no olvidar- el compromiso reiterado por unos y otros ante la ciudadanía.