La situación de la Escuela Hospitalaria
Pasan los días y no hay respuestas para la falta de recursos que afecta a institución que atiende a niños y niñas internados. Se trata de instituciones que funcionan de manera diferente y requieren ayudas que consideren su realidad y valoren en su enorme dimensión social.
A fines de agosto, la Corte de Apelaciones de Santiago acogió un recurso de protección de las Escuelas Hospitalarias, las cuales pidieron la restitución de la subvención entregada por el Ministerio de Educación para seguir funcionando. La acción legal fue interpuesta porque la falta de recursos amenaza la continuidad de 27 de los 57 centros educativos del país.
Uno de los recintos más afectados es el de Valdivia, que ya no cuenta con fondos para seguir solventando a sus profesores, ni gastos básicos;lo cual obligará a dejar sin atención a 17 niños y niñas que son pacientes del Hospital Base y que recibían clases mientras duran sus tratamientos de salud.
Las subvenciones de 2021 para las Escuelas han bajado hasta un 70% porque ellas se pagan según asistencia, pero los estudiantes no han podido concurrir a clases presenciales debido a la pandemia. En 2020 una parte de ella se mantuvo (la Ley 21.294 así los establecía), pero desde abril de este año la disminución fue abrupta.
Organizaciones como la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (Sopnia) advierten que el cierre de estas instituciones afectará el desarrollo educativo de los niños y niñas, como también su salud mental, pues las escuelas no solamente aportan contenidos curriculares, sino dan soporte socioemocional en momentos tan duros como enfrentar una enfermedad. También -indican- vulnerará su derecho a la educación. Ejemplo de ello es que en la escuela de Valdivia ni siquiera se recibieron los aportes tecnológicos que el gobierno comprometió para todos los alumnos del país en pandemia.
Los familiares de los pequeños hicieron protestas callejeras; han expuesto públicamente la gravedad de lo que sucede; los parlamentarios y el Core comprometieron acciones; sin embargo, hasta ahora, nada ha cambiado y la amenaza del cierre aumenta.
La situación es seria. Se trata de una institución que funciona de manera diferente a una tradicional y, por lo tanto, también requiere de ayudas que consideren su realidad y valoren en su enorme dimensión social.
Es de esperar que la resolución de la Corte de Santiago dé más luz a este camino. Y que se activen soluciones con la urgencia que requiere.