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ahora justo lleguemos a un punto en que efectivamente se puede abrir el teatro. Los vericuetos de la política local tienen sus tiempos, pero claramente en este caso hubo un tema de voluntad política. Es muy distinto que un teatro esté cerrado un año, a que esté cerrado tres años. La alcaldesa se propuso reabrirlo, coincidentemente en una fecha en que ocurre nuestro festival. El teatro es un espacio comunitario de uso vecinal que se había perdido y en los tiempos que corren, donde lentamente estamos volviendo a encontrarnos, era necesario recuperar este tipo de lugares. Creo que la alcaldesa sintonizó muy bien con esa idea.
Además de ver películas en salas, el público podrá vivir la experiencia del autocine. ¿Qué expectativas tiene sobre este formato inédito para la ciudad, pero que ya probaron en Máfil?
-Es una propuesta que elevamos a las autoridades locales y nacionales, a fines de marzo del año pasado. Veníamos desde hace mucho insistiendo en la idea y estamos felices de que finalmente se pueda concretar. Es básicamente invitar a la gente a un espacio abierto, a ver una película sin bajarse de su automóvil. Es algo de antaño en la historia de las proyecciones de cine, pero que ahora podrán experimentar las nuevas generaciones. A ello le sumaremos música en vivo. En Máfil nos fue muy bien y ahora estamos apostando por el interés que se pueda generar en otras comunas.
¿Hubo modificaciones presupuestarias para lograr cubrir un evento que ahora es presencial y digital al mismo tiempo?
-Desde el año pasado, no se genera ingresos por concepto de venta de entradas. El presupuesto que manejamos ahora, sin duda que será diferente al que tendremos que manejar en 2022. Al próximo año llegaremos definitivamente con el formato híbrido, al que sumaremos más salas abiertas e invitados internacionales en Valdivia, que es algo que no estamos pudiendo hacer actualmente. En general, nuestro festival tiene un presupuesto irrisorio, en comparación a la realidad internacional. Quienes nos anteceden en términos de alcance, que son La Habana, Cartagena, Mar del Plata y Bafici, se hacen con más del triple del presupuesto con el que cuenta Valdivia. Incluso, nuestra inversión es para actividades todo el año y no solamente en octubre. De todas maneras, hemos demostrado que no es un impedimento para levantar un evento de calidad y alto impacto.
¿Las películas seleccionadas para la competencia y las muestras paralelas dan cuenta de un cine hecho durante la pandemia?
-En el caso del cine chileno, las marcas de la pandemia se van a comenzar a ver recién el próximo año. Sin embargo en nuestra sección Gala, donde hay películas de grandes maestros, efectivamente hay guiños directos a lo que está ocurriendo desde la aparición del coronavirus. Por ejemplo, tenemos "Diarios de Otsoga", de Maureen Fazendeiro y Miguel Gomes (sobre un rodaje en pandemia); y la ganadora de Berlín "Bad luck banging or loony porn", de Radu Jude (donde algunos personajes usan mascarilla). Siento que en ambos casos, los directores encontraron las formas de seguir haciendo cine, incorporando además la pandemia como un elemento narrativo. A ese sello distintivo, debemos sumar que en 2021 se mantiene la merma en cuanto a disminución de películas postuladas a las competencias, que es algo que ya vivimos el año pasado. De todas maneras es una señal de cómo, quienes hacen cine se están adecuando a las condiciones restrictivas de la actividad. Eso quedó demostrado con los realizadores que aceptaron exhibir sus obras el año pasado en nuestro festival online y no en sala; y que de seguro no estaban optando por guardar sus películas para tiempos mejores. Que tampoco sabemos cuándo llegarán.
¿Los programadores decidieron dejar fuera películas sobre la pandemia?
-Llegaron películas que artísticamente consideramos eran literales, cursi y poco inventivas en relación a la pandemia y por ende, no las seleccionamos. Fue un criterio consciente. Es que independiente de lo que esté pasando en el mundo en este momento, las películas se seleccionan por sus cualidades artísticas y políticas.
Ponerse al día
A los ganadores del Pudú 2020 se les envió el premio a sus casas. Lo mismo ocurrirá este año. Sin embargo, Raúl Camargo adelanta que para 2023 esperan ponerse al día con la importancia de tener a los galardonados en Valdivia.
"Es un compromiso adquirido, que no pudimos concretar ahora porque el Estado de Chile no homologa el Pase de Movilidad de los extranjeros, por ende no se pueden desplazar. Entonces, el próximo año debería crecer nuestro contingente de invitados con los cineastas en competencia, más una macrosección de películas ganadoras 2020-2021 con sus representantes en sala. Tenemos todas las ganas de que así ocurra, aunque sabemos que seguimos dependiendo de cómo se comporte la pandemia, de aquí a un año más. Somos totalmente conscientes de que hay una comunidad cinéfila para la cual el festival es muy importante, que incluso lo ven como un rito anual. Hay quienes piden vacaciones en este mes para visitarnos y por eso es que decidimos que no debemos posponer ninguna versión. Estamos comprometidos con seguir generando el encuentro entre el público y las películas". Eso nunca va a cambiar", explica.