"Nadie en la derecha está dispuesto a morir por Sichel, porque no es uno de los suyos"
El también columnista realiza un descarnado análisis del oficialismo, del Gobierno, de los dos años de estallido social, de volátil electorado chileno y de las campañas y opciones de balotaje de Boric, Kast, Sichel y Provoste.
A dos años del estallido social -que se cumplen mañana-, el país y el escenario político no son los mismos. Justo este lunes, la efeméride coincidirá con el inicio de la discusión de los contenidos de la nueva Constitución. Por si fuera poco, estamos a sólo 32 días de una disputada elección presidencial (y parlamentaria) que tiene en ascuas al candidato de la centroderecha (Sebastián Sichel), cuarto en las encuestas, y a la postulante de la centroizquierda (Yasna Provoste), sin ninguna certeza siquiera de pasar a la segunda vuelta.
Daniel Mansuy, director de Signos, de la Universidad de Los Andes, e investigador de Polis, Observatorio Constitucional de esa cada de estudios, dice que, efectivamente, si los comicios fueran hoy, lo más probable es Gabriel Boric y José Antonio Kast irían al balotaje. Pero al mismo tiempo dice que no lo firma porque, así como está actualmente todo, en un mes puede pasar cualquier cosa.
-¿Qué reflexión le genera este segundo aniversario del estallido social?
-Por un lado, se le dio un camino institucional a lo que se desencadenó ese 18 de octubre y eso fue una buena noticia, porque por un momento hubo unos énfasis revolucionarios en el tiempo que medió entre ese día y el 15 de noviembre. Ese camino ha ido avanzando. Uno puede ser más o menos escéptico o más o menos optimista sobre cómo se ha avanzado ese camino, pero hay una vía institucional por la que eso se canalizó. Al mismo tiempo, la clase política hizo una apuesta arriesgada, porque eligió un camino largo. Ya han pasado dos años y la verdad es que cambios reales sobre las frustraciones de los chilenos van a ser lentos. Falta mucho tiempo antes de que la nueva Constitución, si la aprobamos los chilenos, se traduzca en cambios reales. Entonces, veo un riesgo en el camino que se tomó; pero también era un riesgo inevitable. No estoy culpando a nadie, porque quizás no había otro camino ese día, pero el riesgo es que hay sectores de la ciudadanía muy frustrados y el camino es extraordinariamente largo; y van a ser testigos de una discusión que seguramente va a estar alejada de lo que los chilenos sienten sobre sus preocupaciones más urgentes. Va a ser una discusión muy técnica -pero muy importante-, pero técnica al fin y al cabo, y en la cual hay una distancia grande entre lo que la gente vive día a día y lo que se va a estar discutiendo en la Convención Constitucional.
-Hay quienes dicen que el país cambió para siempre desde esa fecha. ¿Está de acuerdo?
-En un sentido, en el sentido de que el ciclo anterior se acabó ese día. En cualquier caso, con el gran consenso del 15 de noviembre la etapa de la transición, que ya venía bien resquebrajada, sin duda que ese día se murió. Ahora, si se entiende que Chile cambió para siempre
"Piñera se transformó en un personaje irrelevante políticamente. Quiero medir mis palabras, porque hay una acusación constitucional en marcha (...) Hoy los ministros de Piñera son almas en pena. Hoy, para la derecha, mientras más silencio guarde el Gobierno, mejor".