Para Hernán König
"Pero el invierno me cobra también su precio. Ya no resisto como antes la monotonía tan prolongada de los cielos grises, acuosos. Doy gracias cuando, por ejemplo, se producen de pronto fuertes contrastes. Ayer, al atardecer, un sol de invierno casi horizontal, abriéndose paso por algunos minutos, bastó para transfigurar al enorme roble frente a nuestra casa. Un mundo esplendoroso, mágico, revelado de pronto bajo un cielo gris negruzco."
Este párrafo de escritura prodigiosamente bella -querido lector, vuelva a leerlo una vez más, lentamente- pertenece al último libro publicado en vida por el artista Hernán König: Bajo los tilos. Arquitecto y escritor excepcional. Valdiviano como el que más.
El acápite del cual he extraído el párrafo de más arriba se titula: El tiempo. Juega con dos definiciones de la palabra. La una, la que se refiere al tiempo atmosférico, una preocupación tan nuestra, tan valdiviana. La otra, a aquel Cronos, el cruel dios que devora a sus hijos, que nos devora la vida segundo a segundo. Ambos unidos de poética manera por el invierno de nuestras vidas que hace más penoso el tránsito por cada nuevo invierno del calendario.
Cuatro maravillosos libros nos dejó Hernán en su breve vida de escritor: comenzó a publicar a los ¡noventa años! Todavía queda material exquisito que esperamos veamos pronto impreso. Podemos admirar también ejemplos de su obra arquitectónica en el edificio del Colegio Alemán, la Biblioteca de la Universidad Austral, Premio Bicentenario de Arquitectura, y la Iglesia de la Merced en Bueras.
Quiero pedir a los valdivianos que presten especial atención a esta última obra, despreciada porque está hecha de "lata", de ese burdo material con que se defendieron las casas de Valdivia de los cruentos inviernos de antaño y fue el material de nuestros famosos "rucos". Admiren la riqueza arquitectónica de su pobreza.
No puedo callar una pena muy grande que el arquitecto, pero más que el arquitecto, el cristiano cabal -católico por más señas de residencia- llevó toda su vida. Los primeros planos de la nueva Catedral para Valdivia le fueron encargados a él. Tuve el privilegio de conocerlos. No voy a hacer comentarios. Sólo describiré un maravilloso espacio lleno de luz en que el oficiante, el obispo, el sacerdote, el pastor estaba en medio de su rebaño. No allá arriba, No pontificando. No. Sino siendo el pastor en medio de sus ovejas como Jesús lo pide. Ojalá alguna vez esa catedral se construya. No en la actual ubicación como símbolo de poder de la Iglesia, sino en un barrio periférico allí donde el rebaño y algunos pastores viven la vida de la Iglesia de los Pobres.
Te fuiste tan silenciosamente como tus dos metros de estatura te permitían. Sé que reirías con la ironía. Fuiste a juntarte con tus amigos. Esos de Proshtata!, de Identidad Ambigua, del Gran Amor, de Bajo los Tilos. Mientras existan valdivianos, mientras la verdadera Valdivia exista, tu obra será fundamental en la edificación material y espiritual de lo propiamente nuestro.
Hasta siempre querido amigo.
Roberto Matamala Elorz Director Diplomado en Teatro matamalaelorz@yahoo.es
Fin del mundo
En 1990 el sacerdote Alberto Hischfeld, con enojo me dijo: "Vengo de la casa de calle Errázuriz, pero parece a la cueva de Alí Babá". El inmueble de la Iglesia católica, con varias piezas y sitio, el año 1965, quedó a cargo de un cuidador, quien al poco tiempo dejó entrar a familiares, y estos, empezaron a arrendarla por pieza. En junio de 1991 fui a visitar la vivienda y sitio Allí se me informó que estaba ocupada por cinco matrimonios, un taller mecánico, un contador y sindicato. Aquella fecha, solicité la entrega de la propiedad. Ante esto, uno de los ocupantes le expresó al Vicario General Padre Ivo (que ayer cumplió 92 años): "¿para qué nos piden la casa, si usted sabe que, ya está cerca el fin del mundo?". Luego de varias gestiones, en 1996, logré recuperar propiedad del Obispado de Valdivia, ocupada cerca de 30 años por terceros.
Derico Cofré Catril derico.cofre@hotmail.com
Protección a la infancia
Uno de los deberes prioritarios de los países es asegurar que todos los niños, niñas y adolescentes puedan desarrollarse plenamente. Es por esto que creamos la Alianza para la Erradicación de la Pobreza Infantil.
Ahora presentamos la investigación Nacer y Crecer en Pobreza y Vulnerabilidad, estudio que releva las implicancias que tiene la pobreza y vulnerabilidad para la niñez, transgrediendo sus derechos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño. Los resultados y conclusiones nos sugieren que es imperativa la implementación de un Piso de Protección Social sensible a la niñez como estrategia integral y sistémica de política pública. Chile está viviendo un momento social y político que abre una ventana de oportunidad única para construir acuerdos que permitan terminar con la pobreza y vulnerabilidad infantil. Implementar un Piso de Protección Social sensible a la niñez es un desafío que debe asumir el Estado, y requiere voluntad política. Llegó el momento.
Ester Valenzuela (Cideni); Eduardo Undurraga (UC); Paolo Mefalopulos (Unicef); Arturo Celedón (Colunga); Paulo Egenau (Hogar de Cristo)