Jesús es el vino mejor
En el evangelio de este domingo nos encontramos en el contexto de una boda de la época, donde estaban invitados Jesús y su madre, además de algunos de sus discípulos (Jn 2,1 11). El relato es conocido como "las bodas de Caná", por el lugar en donde se desarrolló la fiesta.
El evangelista Juan lo coloca al inicio de la Misión de Jesús y de hecho, se le conoce en la teología de su evangelio como el "primer signo" (milagro) con el que da inicio a su ministerio público y por el cual sus discípulos creyeron en él.
En el relato, llama la atención la madre de Jesús: María, quien es la que se percata de la falta de vino (signo de la alegría de la fiesta) en las bodas.
Sin embargo frente a su requerimiento: "No tienen vino", recibe una respuesta poco favorable de Jesús: "Mujer, no ha llegado mi hora".
Finalmente, Jesús accede ante la insistencia de María: "Hagan lo que él les diga", dice a los sirvientes. Aquella boda sin vino, quiere poner de manifiesto la caducidad la antigua Alianza, porque el mejor vino está por venir.
Los ritos humanos no bastan para la salvación del ser humano. Esto se hace notar en las seis tinajas (no siete) y además vacías de la fiesta de bodas. Jesús hace llenar aquellas tinajas vacías con agua y que luego transforma en vino mejor.
La provocación de la "mujer-madre": María inaugura el camino de manifestación de la "hora" de Jesús. Con este primer signo en Caná de Galilea, Jesús inicia su ministerio y sus discípulos creyeron en él. Jesús es ese "vino mejor" que degustamos viviendo junto con él y según los criterios del Evangelio. El año que ha iniciado se abre lleno de posibilidades, y con la confianza puesta en el Señor, como nos enseña María, podemos crecer en nuestra fe y aportar a la construcción de una sociedad mejor.