Historia bajo las plazas del centro
La paralización de obras en el casco antiguo de Valdivia genera incomodidad en pleno verano. Pocos saben qué sucede. Un letrero, un lienzo, un mensaje en la madera podría decir que ahí hay registros del pasado de una ciudad que tiene 470 años y una historia que brota en cada calle.
Hace un año comenzaron los trabajos de remodelación en las plazas céntricas Chile y Pedro de Valdivia. Las obras debían demorar 300 días y dotar a la capital regional de un espacio renovado frente a la Municipalidad y cerca de la Zona Típica del Mercado y la Feria Fluvial. Lamentablemente los trabajos ahora están paralizados, los plazos no se cumplirán y ese importante sector, con atractivo turístico y tradicional, vive un verano en pésimas condiciones: con cierres rotos, molestias para el tránsito de vehículos y de los numerosos peatones que circulan por ese cuadrante.
Las plazas demandaron una inversión de $1.774 millones, sumando el presupuesto original y el aumento de $47 millones aprobado en septiembre. Todo, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional. En octubre se ordenó detención de la obra debido a hallazgos arqueológicos; algo perfectamente esperable y predecible, que debió abordarse tempranamente con el Consejo de Monumentos. Ese sector es parte del área con más antigua ocupación en la zona. Tuvo fines habitacionales en el primer trazado de la ciudad y formó un cuadro estratégico con los abastos, el "muelle chico" y con la actual calle Libertad, acceso directo desde el río a la Plaza Mayor. O sea, imposible no hallar vestigios.
Pasó lo mismo años atrás en el edificio de la Contraloría, levantado donde antes estuvo la Aduana; con el Casino, que aún tiene un muro del viejo convento de Santo Domingo ubicado en su zona exterior, y con la Plaza de la República, donde se encontró restos de personas enterradas en el antiguo cementerio.
Así visto, la paralización de las obras en las plazas no es casual, ni algo menor. Importa mucho.
Lamentablemente, gran parte de la comunidad no sabe lo que realmente sucede y la situación genera molestia. Por ello, es preciso facilitar el paso de personas. De hecho las cercas ya fueron rotas por peatones para caminar por calle Chacabuco.
También sería bueno informar. Un letrero, un lienzo, un mensaje escrito en la madera, que diga que en el lugar se halló material histórico y que ahí hay vestigios de un pasado relevante de una ciudad de 470 años. Quizás eso haría más llevadera la incomodidad y hasta invitaría a conocer la historia valdiviana. Hacer de un problema, una oportunidad.