Otro año sin la Noche Valdiviana
Por tercer verano la contingencia golpea la tradición local. En 2020 fue el estallido social; en 2021 y 2022, la pandemia. Es correcta la decisión municipal de suspender el evento; reunir a 200 mil personas en la Costanera sería hoy una irresponsabilidad.
El próximo sábado es el último de febrero y correspondería despedir el verano con el hito de la Noche Valdiviana. Pero no es "normal" la realidad hoy. La pandemia todavía no cede, los índices de enfermos activos superan los 5 mil, han fallecido 20 personas en los recientes siete días y toda la región de Los Ríos se encuentra en Fase 2 del Plan Paso a Paso. En esas condiciones, reunir a más de 200 mil personas en un espacio reducido de la Costanera, resultaría una irresponsabilidad mayúscula.Acertada es la decisión municipal, entonces, de suspender el Corso Fluvial 2022.
Pese a esas inapelables razones, resulta triste constatar que llevamos tres años sin vivir esa tradición colectiva de manera tranquila. En febrero de 2020 se vio empañada por hechos de violencia marcados por el estallido social; en 2021 la crisis sanitaria arreciaba y no se realizó; lo mismo sucede ahora Y se extraña esa fiesta, tan ligada a la identidad local.
Por lo mismo, es bueno rememorar la magia que la envuelve, para que en el futuro no se caiga en la tentación de olvidar, obviar, o seguir adelante sin ella solamente porque ya se dejó atrás más de una vez.
Nadie ha manifestado ahora una intención así, pero recordemos que el evento ya venía en 2018 con muchas críticas cruzadas sobre su esquema, los gastos implica, la participación. Es de esperar que esas voces se transformen en propuestas y que no se olvide una historia larga.
Recordemos que el primer antecedente de un desfile de barcos iluminando el río Calle Calle en señal de alegría data del siglo XVI, cuando la comunidad colonial subió a sus botes y encendió antorchas para festejar la supuesta destitución del gobernador de Chile García Hurtado de Mendoza (1557-1562), a quien pocos querían. La noticia era falsa, la autoridad siguió en el cargo y hubo represalias para los manifestantes; pero ahí la actividad adquirió un sello como reflejo de la realidad que perdura. De hecho, lo ocurrido en 2020 nadie podría llamarlo casual.
El brillo de la celebración que se conoce hasta la actualidad llegó en 1917. Son 115 años. Vale la pena valorar esa larga trayectoria y, desde ella, manifestar el deseo que en 2023 las condiciones sí sean propicias para continuarla.