Dónde vivirán los que llegan a estudiar
Relatos de angustia dan cuenta de la grave realidad social causada por el alto costo y falta de arriendos para universitarios. Una entidad como "Valdivia, Ciudad Universitaria", conformada por casas de estudio y el municipio, podría ayudar en la búsqueda de soluciones ...
Después del retorno escolar a clases presenciales sigue el inicio del Año Académico Universitario. Las casas de estudios prepararon sus recintos para la nueva realidad; pero los estudiantes que llegan desde otras ciudades están enfrentando en Valdivia un problema severo: falta de lugares para arrendar y el altísimo costo mensual de los que hay, el cual puede llegar hasta $500 mil pesos o más por un espacio medianamente adaptado para una persona.
Si bien los arrendadores tienen derecho a fijar sus tarifas, lo cierto es que ese precio, en una realidad en que la mayoría accede a la educación superior con gratuidad, es simplemente impagable; supera por lejos un sueldo mínimo.
Hay desesperación y molestia entre las familias y los estudiantes. Basta mirar las redes sociales o revisar la carta pública entregada por centros de alumnos y alumnas exponiendo su situación, para darse cuenta que se trata de una demanda social urgente; una que autoridades e instituciones no deben ignorar.
Pero las soluciones tampoco resultan sencillas. Por una parte los hogares universitarios y los internados bajaron sus aforos en un 50% debido a la pandemia; por otro, los dueños de alojamientos debieron reinventarse hace dos años cuando sus recintos quedaron vacíos debido a que los jóvenes se fueron cuando se decretaron las cuarentenas. Y ahora tienen otras opciones como arriendos permanentes o turismo continuo, en un lugar que se convirtió en el principal destino de Chile.
En este escenario complejo es cuando se echa de menos la ayuda que podría prestar el Consorcio Valdivia Ciudad Universitaria, entidad creada hace ya trece años con la misión de gestionar avance académico, pero también bienestar estudiantil para que la comuna se viera como un destino seguro y positivo de formación profesional. Lamentablemente no existen acciones - ni ha habido pronunciamiento- desde esa instancia integrada por universidades y municipalidad frente a esta problemática.
Se podría gestionar convenios como fueron los de las residencias sanitarias; o redes de arrendadores; o un catastro de personas en esta situación para coordinar encuentro con prestadores. Un gesto corporativo frente a una urgencia real se hace necesario hoy.