Impacta "Bestia". Más si el espectador supera los 50 años de edad y algunos detalles de las imágenes realizadas con stop motion lo llevan de inmediato al Chile de los años setenta: las micros, una cajetilla de cigarrillos, el tocadiscos. Y se profundiza esa sensación si se conocen detalles reales de la mujer que inspira la historia, una integrante de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) que usaba a su perro adiestrado, para cometer vejámenes sexuales contra detenidos y detenidas políticas de la dictadura militar chilena.

Pero va más allá. Incluso sin ser una persona mayor o no tener esa información adicional, "Bestia" impresiona. La crítica internacional y decenas de premios así lo reafirman. El cortometraje animado dirigido por Hugo Covarrubias ya supera los treinta galardones obtenidos en el último año en diferentes festivales internacionales de cine y, este domingo, podría convertirse en la tercera producción nacional en ganar un Premio Oscar. Antes lo hicieron "Historia de un Oso" (Gabriel Osorio, 2014) y "Una mujer fantástica" (Sebastián Lelio, 2018). Además, ya se suma a la lista de nominados que también integran "El Agente Topo" (Maite Alberdi, 2021) y "No" (Pablo Larraín, 2012).

Desde Los Ríos, la trayectoria se sigue de cerca. Covarrubias es parte del equipo docente de la carrera de Creación Audiovisual de la Universidad Austral de Chile y eso permitiría que la experiencia recogida por él y por su equipo, llegue de un modo especial a Valdivia. De hecho el director ya lo señaló en una entrevista con Diario Austral la semana pasada: "No nos guardaremos ningún secreto", dijo y anunció que espera compartir aprendizajes recogidos en lo técnico, lo humano, la relación con la industria, el mercado, la proyección que pueda reforzar la animación digital como ruta de desarrollo creativo y artístico.

Apreciar su voluntad en esa dirección tiene mucho significado para la institución y la ciudad que, hace tres décadas, impulsa el Festival Internacional de Cine, una de las instancias clave en el camino de la mayoría de los nuevos realizadores nacionales.

Transversalmente se espera un triunfo en el más mediático de los galardones del cine. Un Oscar es noticia mundial. Pero, aunque "Bestia" no lo alcanzara, su aporte ya es significativo y de largo impacto.

Está desapareciendo bajo nuestros pies la tierra que amamos, esta capa sensible de minerales y bacterias, hechas con el sudor humano y con hojas milenarias; este migajón germinativo donde crecen la hierba y los árboles con sus ramas, sus flores y sus frutos, este manto delgado que nutrió a nuestros abuelos, a sus crías y rebaños. Esta piel del planeta que nos fue dada para administrarla con amor, está esterilizándose".

En una semana marcada por la conmemoración del Día del Agua y el Día de los Bosques, además de la triste noticia sobre la muerte de Adriana Hoffmann, resulta casi un imperativo recordar a Luis Oyarzún, quien, con su especial sensibilidad, visualizó los procesos de degradación de la tierra y encarnó la preocupación por el devenir de nuestro mundo.

Sin duda alguna, somos testigos en primera persona, del proceso de cambio climático que está modificando las condiciones de vida, el cual implica enfrentar nuevas situaciones de riesgo para la población, específicamente para aquellos en situación de vulnerabilidad. Los efectos negativos de las sequías, por ejemplo, son principalmente sufridos en el mundo rural. Sin ir más lejos, varias localidades de Los Ríos, región con el mayor índice de precipitaciones de todo el país, dependen de camiones aljibes para el suministro de agua potable, ya que en la época estival no cuentan con el caudal suficiente para satisfacer las necesidades básicas de consumo. Con este antecedente, no resulta difícil imaginar la compleja situación en las otras regiones de Chile.

Voces como las de Luis Oyarzún, o incluso las reflexiones de Humboldt (sistematizadas por Andrea Wolf en "La Invención de la Naturaleza") dejan entrever que, por décadas, incluso siglos, los seres humanos hemos sido una de las principales causas del desgaste de nuestra Tierra. Dice Oyarzún: "La avidez, la ignorancia, la incuria, todos los males del alma empobrecen la tierra y la destruyen. La tierra está enferma de nuestra alma", y es que es verdad que el estado actual responde nuestras acciones. Es innegable que ha primado el principio extractivista por sobre el conservacionista. Sin embargo, ya hemos llegado a un punto de inflexión por el cual no podemos transitar. Es responsabilidad de nuestra generación lograr detener este proceso para no tener que contarles a nuestros hijos e hijas cómo era el arrebol de un bello atardecer en los bosques valdivianos.

Alfonso de Urresti

Senador