El nombramiento de los nuevos secretarios regionales ministeriales (seremis) es una buena noticia. En un sistema de administración ordenado y jerárquico como el chileno, se precisa que las instituciones tengan liderazgos claros para definir rumbos; pero, además, para que se tomen decisiones administrativas que solo la autoridad puede visar.

Si bien ha pasado menos de un mes desde que asumió el nuevo gobierno -y la eficiencia de los funcionarios siempre permite continuidad exitosa de labores- la falta de seremis se estaba haciendo notoria y comenzando a generar polémicas públicas, así que es oportuno y positivo conocer las designaciones. Más todavía si se trata de personas con probada capacidad en sus respectivas áreas y con arraigo en el territorio, como se verifica en la lista de los 18 nombres conocidos hasta ahora para Los Ríos.

Por otra parte, los equilibrios políticos se dieron. Esto, pese a que hubo críticas ácidas y fuego amigo en los días previos; como también negociaciones con pugnas de poder por puestos clave que algunos consideraban "propiedad" de determinados partidos; algo inevitable, al parecer, aunque se prometa lo contrario públicamente y de forma reiterada.

Tras ese ordenamiento, el mapa local de representantes del gobierno central deja a la delegada Paola Peña (PC) acompañada en el gabinete por dos militantes del Partido Comunista (Justicia y Minería); cuatro independientes (Gobierno, Medioambiente, Cultura y Agricultura); dos integrantes del Partido Socialista (Obras Públicas y Bienes Nacionales); dos del Partido por la Democracia (Energía y Vivienda); cuatro de Convergencia Social (Ciencia, Transportes, Deportes y Salud); dos de Revolución Democrática (Desarrollo Social y Educación); uno de Unir (Economía) y uno de Comunes (Trabajo).

Falta todavía por definir a la titular de la secretaría de Mujer y Equidad de Género, para completar las 19 carteras. Con ella, serían siete mujeres y doce hombres en los puestos.

Pasada la etapa de instalación, ahora viene el ejercicio de la responsabilidad asignada y el cumplimiento eficiente de ella, para responder ante los requerimientos de la comunidad de la manera comprometida. Y eso es lo que más debería importar.

Durante estas últimas semanas se han tomado la agenda pública los distintos hechos de violencia acontecidos a lo largo y ancho de todo nuestro país, en establecimientos educacionales de diferentes tipos, privados, subvencionados y municipales, en este retorno a la presencialidad.

Frente a esto y en particular en nuestra comuna, hemos tenido situaciones altamente complejas que durante esta semana nos han invitado a articular de manera colaborativa un conjunto de acciones, con la Delegación Presidencial Regional, las policías y las comunidades educativas.

Tras esto hay tres cosas claras: la primera es que estos hechos de violencia son un síntoma de una situación más estructural de la cual tenemos que hacernos cargo; el segundo elemento que tenemos claro es que la acción y la responsabilidad fundamental que tenemos como municipio, más que enfrentarlo de manera punitiva, es desde las intervenciones socioemocionales que tenemos que hacer en conjunto con quienes forman parte del proceso educativo de las y los estudiantes.

La tercera certeza que tenemos es que ni los docentes en el aula, ni el municipio en la comuna podemos solos, y por eso hemos coordinado un conjunto de acciones.

Desde el espacio educacional -lo que a nosotros nos compete- es por un lado la capacitación y el apoyo a los equipos directivos y de orientación, además, el diálogo para la flexibilización de la jornada, poniendo más énfasis en el tiempo destinado para actividades deportivas, culturales, artísticas, recreativas o de contacto con el medio ambiente; y finalmente, la búsqueda de apoyo externo y permanente para los equipos de atención de intervención psicológica y de orientación.

Pero es sabido que los recursos son escasos, por lo cual existe la necesidad por parte del gobierno de primero eliminar esta incertidumbre en torno a la asistencia y permitirnos recibir la subvención por matrícula y no por asistencias; y segundo, articular y fortalecer los planes ya existentes dentro de distintas líneas de los Ministerios de Salud y Educación, con un fuerte foco en la salud mental. Sobre aquello tenemos esperanzas, porque sabemos que esto ya se está discutiendo para así entregar más certezas y herramientas que colaboren en esta materia.

Carla Amtmann Fecci

Alcaldesa de Valdivia