Construir Estado Regional
La Constitución Política debe crear la "casa de todas y todos". El documento que finalmente se apruebe es el primer paso. Un buen texto permitirá abrir la puerta y observar si está construida en forma adecuada, pero faltará incorporar el mobiliario y distribuir los lugares para que todos los que la habiten se sientan a gusto. El mobiliario de la casa son las leyes y los habitantes, la ciudadanía que se aloja en ella.
La Convención aprobó la idea del "Estado Regional". Pero, éste no surgirá automáticamente del texto constitucional. Quedarán pendientes las leyes que lo habiliten y lo hagan posible.
Algunos plantearon la idea de un parlamento unicameral. Se hizo esta propuesta bajo el argumento de la rapidez en la aprobación de las leyes. Sin embargo, no se tomó en consideración las necesidades legislativas de transitar desde un Estado altamente centralizado a uno regional.
Una cámara que cumpla con el principio de proporcionalidad: "una persona, un voto" es un ingrediente importante de la democracia. Acercarse a ese ideal permite hacer realidad el principio de igualdad de los ciudadanos.
Sin embargo, ese principio choca con otro: el de la equidad territorial. En una sociedad con alta concentración de la población (es el caso de la chilena) el cumplimiento de ese principio significa que la Región Metropolitana tendría 20 veces más parlamentarios que Los Ríos. En ese marco, ¿cuándo nuestra región tendría la posibilidad de influir en las leyes que nos afectan?
Por eso resulta imprescindible la alternativa del bicameralismo asimétrico. Uno en el cual una "cámara territorial" tenga atribuciones sobre todas las materias que inciden en la creación de equilibrios regionales.
Construir el Estado Regional requerirá una alta coordinación entre el nivel nacional y los niveles subnacionales. En algunos planos basta para esto la coordinación entre las autoridades ejecutivas: presidente, gobernadores y alcaldes. Pero, para los cambios legales es fundamental que existan los contrapesos necesarios para cumplir con ambos principios constitucionales, combinando eficazmente igualdad de los ciudadanos y equidad entre los territorios.
Diego Portales Cifuentes diegofportalesc@gmail.com
Crímenes de Guerra
Después de la retirada rusa en el norte de Ucrania, múltiples reportes demuestran las atrocidades cometidas por el régimen de Putin. Ejecuciones masivas, tortura, y secuestros, entre otros. Estos hechos hacen los diálogos de paz aún más difíciles, por lo que no me sorprendería ver una pronta escalada en las sanciones, retórica y esfuerzo bélico, que se podría traducir en más armas para Ucrania, y una potencial contraofensiva. La guerra, pareciera ser que es el nuevo normal en Europa.
Juan Pablo Sims Centro de Estudios de RRII, UDD jsims@udd.cl
Colegios más seguros
Hemos visto con asombro y preocupación el aumento de la frecuencia y gravedad de los casos de violencia en las comunidades escolares. El Ministerio de Educación dio a conocer de 1.500 denuncias, de las cuales un 30% corresponden a hechos de violencia, y la Subsecretaría de Prevención del Delito alertó sobre 32 casos críticos en los entornos de establecimientos educacionales, entre los que se registran balaceras y golpizas.
Como Fundación Colunga llevamos más de 10 años trabajando en contextos de vulnerabilidad. Sabemos que la violencia es un fenómeno estructural en nuestra sociedad y que los colegios son más que recintos de aprendizajes de conocimientos formales, sino también uno de los pocos espacios seguros que tienen miles de niñas, niños y adolescentes en situación de pobreza y vulnerabilidad. No podemos dejar que pierdan esos espacios.
¿Es la desocialización de la pandemia el gatillante en el aumento de esta violencia? Distintas autoridades y personas expertas en la materia han dicho que sí, que la pérdida de herramientas socioemocionales y el deterioro en la salud mental que han vivido las niñas, niños y adolescentes en los últimos dos años debido, entre otras, al encierro que implicó la crisis sanitaria puede ser una explicación al aumento, pero su existencia es anterior y un fenómeno que excede nuestras fronteras.
Tenemos la convicción, y la evidencia lo demuestra, que la violencia está vinculada a la desigualdad. En Chile, más de 700.000 niñas, niños y adolescentes sufren pobreza por ingresos, más de 200.000 viven en extrema pobreza y más de 186.000 están desescolarizados por lo que asegurar los mínimos vitales, revertir la escalada de violencia en las calles y volver a hacer de los colegios lugares seguros es un imperativo del que debemos hacernos cargo como sociedad. Nuestra colaboración con decenas de organizaciones trabajando en territorio nos muestran que requerimos de un piso de protección social que, en coordinación con la acción integral de las instituciones educacionales, nos permitan regenerar el tejido social y la confianza que hemos visto erosionarse en estos años de crisis social y pandemia.
Arturo Celedón Fundación Colunga