Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
ENTREVISTA. raúl mautz manzano, profesor primario:

"Quedé ciego al nacer y por lo tanto, no conozco el mundo como ustedes"

EXPERIENCIAS. El hombre del acordeón presentó su libro "El Cerezo. Memorias de un profesor ciego".
E-mail Compartir

Juan Carlos Hernández G.

Durante 25 años, el sonido inconfundible de su acordeón se proyectó desde la esquina de dos calles emblemáticas de Valdivia: Picarte con Camilo Henríquez, transformando al intérprete en un ícono de la cultura popular valdiviana. Con calor en el verano, frío y muchas veces lluvia en el invierno, solo la llegada de la pandemia fue capaz de silenciar el acordeón Hohner del profesor primario Raúl Mautz Manzano.

Quizás ya no se vuelva a escuchar los acordes nacidos por la necesidad de sobrevivir. Sin embargo y desafiando a las enfermedades, el profesor Mautz mantiene un admirable sentido del humor. El mismo que nos recibe en su humilde morada de calle Manuel Rodríguez, en el sector Corvi-El Laurel de Valdivia con un saludo que sorprende: "Buenos días caballero, gusto de verlo...". Su esposa desde hace más de 40 años, Flor Seguel Martínez refrenda: "El es así, siempre". El saludo no pasa inadvertido, porque el profesor Mautz quedó ciego al momento de nacer, el 30 de septiembre de 1938 en La Unión.

Ayer en la Sala Municipal de las Artes "Hernán Miranda Castillo" de la Municipalidad de Valdivia, se realizó la presentación del libro "El Cerezo. Memorias de un profesor ciego", en el cual relata hechos que marcaron su existencia, desde anécdotas a lecciones de vida que se quedaron para siempre en su mundo de dificultades, discriminación, incomprensiones, pero también satisfacciones en una sociedad que no estaba y aún no está suficientemente preparada para aceptar y entregarles una mejor calidad de vida a las personas "diferentes" o que poseen algún grado de discapacidad.

¿Qué lo motivó, cuál fue la inspiración para plasmar sus experiencias en un libro? Raúl Mautz señala que "algo tiene que inspirarlo a uno. No se puede escribir puras cabezas de pescado, sino que uno tiene que basarse en algo. No hay otra inspiración que no sea mi ceguera. Quedé ciego al nacer y por lo tanto, no conozco el mundo como ustedes. Pero también tengo la certeza de que se pierden un montón de cosas al no ponerse en mi lugar, aunque sea un ratito".

Y agrega: "Cuando trabajaba con mi acordeón, yo 'veía' con las manos. Entonces, pasaban señoras, señoritas, me acariciaban la cara, el pelo. Y si yo hiciera lo mismo, ¿qué pasaría?, ¿quién me salvaría del carterazo?"

Su historia

En su natal La Unión, Raúl Mautz Manzano cumplió con exámenes libres en la educación primaria, luego fue a la secundaria, en 1958 ingresó a la Escuela Normal Superior Camilo Henríquez de Valdivia y en 1960 se tituló de profesor. Según se indica en el mismo libro de su autoría, en 1962 comenzó a ejercer como docente en las asignaturas de educación musical, literatura e historia en escuelas de La Unión.

En 1965 fue trasladado a Valdivia e hizo clases en las antiguas escuelas N° 7, N° 16 y N° 49. Hasta que en 1971 fue nombrado director de la Escuela N° 72 de Ciegos, de Valparaíso. El siguiente paso lo recuerda así : "El 11 de septiembre de 1973 empezó lo malo. En octubre me echaron. Augusto (sic) me dijo: 'Agáchate bien, para pegarte la patada".

Regresó al sur y volvió a trabajar como profesor en la Unión y Osorno, en el sector de Rahue. Pero, "por razones que Ud. puede calcular, tuve que irme a Argentina a comienzos de 1986. Estábamos tan mal que si a uno lo mandaban al hospital, si no llevaba una bolsita de té, no tomaba té... imagínese lo que pasaba con el azúcar. Solo por recordar algunos casos".

En la patagónica ciudad trasandina de Trelew, el profesor Mautz se estableció durante seis años junto a su familia. Recuerda: "Estuve un año sin trabajar, porque también estaba difícil la cosa allá. Con mi señora, un día salimos a buscar trabajo. Fuimos a una delegación cultural, donde había un montón de gente esperando y a mí me dieron trabajo. A lo mejor, la señora encargada me encontró muy bonito (risas). Fue lo más hermoso que me pasó. Empecé a trabajar primero en una biblioteca infantil, después en un centro recreativo, estudié, hice cursos y salí como profesor de técnicas de comunicaciones".

Ya en 1992, la familia regresó a Chile y se radicó en Valdivia. Un día de 1995 y porque la situación económica apremiaba, se instaló con su inseparable acordeón, el delantal blanco y su gorro negro o rojo en la esquina de Picarte con Camilo Henríquez.

El año 2011, la Universidad Austral declaró a Raúl Mautz Manzano "Patrimonio viviente" de Valdivia; en 2012 el Consejo Regional lo premió con la medalla en el item de "Superación personal"; y en el verano de este año, la municipalidad lo reconoció como "Huella Valdiviana 2022" por su trayectoria como músico y educador.

Pero, el mejor reconocimiento está pendiente. Y se lo debe una sociedad en la cual, con más de 80 años a cuestas, el profesor Mautz no puede volver a tocar un acordeón en las calles para sobrevivir.

"No se puede escribir puras cabezas de pescado, sino que uno tiene que basarse en algo. No hay otra inspiración que no sea mi ceguera...

Raúl Mautz Manzano, Profesor valdiviano.

"

bajo el cerezo

E-mail Compartir

Apoyo fundamental En la edición del libro "El Cerezo. Memorias de un profesor ciego" se destaca y agradece el aporte de Rosa Inés Soto, directora del Centro de Rehabilitación de Discapacitados de Trelew (Argentina); a Flor Seguel, quien transcribió el primer relato oral; a la subsecretaria de Educación de la provincia de Chubut (Argentina), Dora Rocha de Feldman; a Mariana Muñoz, por su gestión en la edición final; al Centro de Estudios Agrarios y Ambientales, por la edición; y a la Municipalidad de Valdivia por el financiamiento para la impresión del libro. Asimismo, se destaca el apoyo de diversas organizaciones comunitarias y establecimientos comerciales de Trelew.

Vacunación antiinfluenza en mayores

E-mail Compartir

A medida que envejecemos, se incrementa la susceptibilidad a las infecciones a causa del deterioro funcional del sistema inmunitario. Se suma una alta presencia de enfermedades crónicas, lo que genera una mayor vulnerabilidad y menor capacidad de sobreponerse ante un contagio viral.

El adulto mayor puede desarrollar enfermedades respiratorias como la influenza y actualmente neumonía por Covid-19, que al igual que con otras enfermedades respiratorias, necesitan ser monitoreadas. Estas patologías respiratorias son motivo de frecuentes consultas, que se han incrementado durante el período de la pandemia, con gran letalidad y es causa de ingreso a los centros hospitalarios de alta complejidad.

Considerand que actualmente la proporción de adultos de la tercera edad está aumentando, resulta necesario trabajar en la prevención. Ante la presencia de estos escenarios y prevenir estas enfermedades respiratorias en las personas mayores, el Ministerio de Salud ha implementado la administración de vacunas. Estas son medicamentos biológicos que aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos, evitando así la enfermedad.

La vacunación es la principal medida para prevenir enfermedades respiratorias. Desde la implementación de la campaña de vacunación anti corona virus, las muertes en este grupo de población de adultos mayores ha disminuido.

Se acerca el invierno y otro agente agresor puede iniciar sus contagios, como el virus de la influenza. Las complicaciones de esta enfermedad pueden llevar a la hospitalización e incluso provocar la muerte. Ejemplos de complicaciones graves son la neumonía y la bronquitis severa.

Vacunarse todos los años es la mejor manera de disminuir el riesgo de contraer la enfermedad, contagiarla a otras personas y sufrir complicaciones como las antes descritas.

Ximena

Gárate

Directora Área Salud CFT Sto. Tomás