Conservar
la palabra
En la vida de cada cristiano, es fundamental el camino espiritual y en este camino la escucha de la Palabra es esencial. No se puede hacer un camino hacia Dios, si no estamos a la escucha de lo que Él nos dice. Pero no sólo basta escucharlo, sino que debemos conservar esa palabra en nuestro corazón, como María.
Dice Jesús que quien lo ama, guardará su Palabra y vendrán con el Padre a habitar en él (Juan 14, 23-29). La Trinidad es el Dios-relación, el Dios-comunidad que quiere habitar en nosotros, para que también nosotros participemos de la vida plena en Dios, requisito indispensable para poder participar de esta plenitud de vida es guardar y vivir la Palabra de Dios.
En este domingo ya Jesús comienza con el anuncio de la venida del Espíritu Santo, el que exhorta y consuela al cristiano en la vida cotidiana.
En el evangelio dominical se mencionan dos tareas en particular que debe desempeñar el Espíritu Santo: enseñar todas las cosas y recordar lo que Jesús dijo. Lo primero significa que el Espíritu Santo es nuestro Maestro interior, que nos enseña y conforta en cada cosa que hacemos, el que nos ayuda cuando debemos discernir en nuestra vida. Lo segundo es que el Espíritu es la memoria de la Palabra de Jesús, de la Palabra que es Jesús. Nos recuerda todo lo que Jesús hizo y dijo, así como nos recuerda también su Misterio Pascual: su Muerte y Resurrección. Es el que mantiene firme nuestra fe.
Por otra parte, el don de la paz que nos deja Jesús es la verdadera paz que viene de Él. La paz de Jesús es la paz divina, de la cual somos portadores si guardamos su Palabra y dejamos que el Dios-Trinidad, el Dios Amor habite en nosotros y de la cual debemos ser mensajeros a todo el mundo, guiados por el Espíritu Santo.