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penal de organizaciones delictuales y una serie de factores y características propias de la delincuencia estructurada, ha confirmado la existencia del Crimen Organizado en Chile, organizaciones criminales asociadas principalmente al tráfico ilícito de drogas, la tenencia ilegal y uso de armas de fuego convencionales o modificadas para el efecto, contrabando, secuestros extorsivos, sicariato, la trata de personas y otros delitos vinculantes.
Dichos fenómenos, por cierto no exclusivos de nuestro país, y en prospectiva, se traducen en delitos trasnacionales no de la envergadura de otras latitudes, pero con potenciales riesgos de activación a escala; han trastocado y aumentado los niveles de corrupción de funcionarios del Estado, tanto policiales y penitenciarios, sumándose a ello, el aumento sustancial de las coordinaciones de las mismas organizaciones delictuales, para continuar perpetrando ilícitos desde el interior de los recintos penitenciarios, ya sea a través del uso de medios tecnológicos de comunicación (celulares, internet), o utilizando verdaderos correos humanos reclutados para el efecto".
También el documento detalla que "la persecución penal de estos delitos ha tenido su impacto en el sistema penitenciario, ingresando a la cárcel internos de alto compromiso delictual, con un incremento relevante de población penal extranjera vinculada a ilícitos de connotación y que han asumido ciertos liderazgos en la actividad delictual, ya sea por sus redes delictuales, violencia, sicariato, u otros elementos doctrinarios de la cultura criminal organizada".
Narcodelincuencia
Un hecho clave para comprender el accionar de bandas organizadas en las cárceles es el intento de fuga de casi 2 mil internos desde Colina 1, el 19 de marzo de 2020.
En esa oportunidad se logró detener el proceso, iniciado por los reos diciendo que intentaron escapar por la baja seguridad de la cárcel frente al inicio de la pandemia por covid-19; pero -detalla el texto- dejó en evidencia una acción concertada a gran escala y similar a la registrada en otros países en el mismo período.
Según Gendarmería "ese evento ha marcado un antes y un después. Nunca antes, internos con ese nivel de planificación y concertación habían desafiado el sistema penitenciario, independientemente de todas las medidas preliminares adoptadas por Gendarmería para abortarlo.
Las coordinaciones previas, el alto poder adquisitivo de un segmento de la población penal, la instrumentalización del covid-19 instalada en los reclusos más débiles por parte de los más 'poderosos', y la utilización de los primeros para ejecutar la fuga masiva; es una muestra evidente de una mutación de una delincuencia tradicional, pasando a una especie de narcodelincuencia, la que cuenta con redes delictuales de apoyo externo, dispuestos a enfrentar la fuerza policial, que para efectos de este evento, se encontraban debidamente apostados como apoyo en el exterior del recinto".
Posterior a este evento se dispuso el traslado de internos a diferentes penales y se reforzó el Departamento de Inteligencia Penitenciaria y del Departamento de Investigación Criminal (creado en 2019) y se dispuso la puesta en marcha de manera progresiva, de Unidades Regionales de Investigación Criminal y de Inteligencia Penitenciaria.
Y agrega el texto: "Todo ello, con el objeto de hacer más oportuna y eficiente la prevención y la indagatoria de los ilícitos que ocurran al interior de los recintos penitenciarios, o que tengan su principio de ejecución en ellos. No obstante lo anterior, alcanzar los niveles de eficiencia y eficacia esperados en cuanto al control de la operación de las organizaciones delictuales, no solo tiene relación con la autogestión estructural de Gendarmería, sino que también, con los necesarios recursos tecnológicos, de infraestructura física, y otros de especial relevancia".
Estado alternativo
En el informe, desde Gendarmería se afirma que 2020 también fue un año en que las bandas de crimen organizado, tanto en el medio libre como en las cárceles, empezaron a actuar más abiertamente en Chile.
Lo describe así: "A contar del año 2020 irrumpen con fuerza. No se trata de un fenómeno del que no se tuviera noticia, pues dio sus primeras señales de forma tímida hace ya algunos años. Lo notable y relevante, es que pareciera ser que el año 2020 estas bandas decidieron normalizar su existencia en el país, reclamando un lugar en el tejido social.
Ya seleccionaron cuidadosamente aquellos lugares o territorios en el que se instalaron: barrios con la menor presencia posible del Estado, donde no resultara difícil generar una suerte de estado alternativo o paralelo.
La compleja presencia del Estado en esos territorios generó el sustrato propicio para que este nuevo actor social se infiltrara profundamente en ellos y comenzara a ejercer control sobre el territorio, estableciendo nuevas reglas de convivencia, donde el uso de la violencia es naturalizado como un método legítimo para resolver conflictos.
El ejercicio de este tipo de violencia es inédito en la historia criminal chilena. Son capaces de enfrentarse a tiros en la vía pública, a plena luz del día, incluso disparando hacia la muchedumbre, sin tener la menor consideración por la vida de un ser humano; se trate de un anciano, una mujer embarazada o se trate de niños. Simplemente no les importa, mientras la acción violenta sirva para acrecentar su poder.
Este ejercicio permanente de la violencia es matizado por una suerte de conducta filantrópica y casi mesiánica de estas organizaciones delictuales que sólo puede confundir a la población. Al tiempo que intimidan y coaccionan física y psicológicamente a los habitantes, invierten en la comunidad, y comienzan a resolver parte de las necesidades de los pobladores -pagando remedios, tratamientos médicos, alimentos o funerales- a cambio de fidelidad; esto es, silencio, complicidad y trabajo delictual. De esta forma consiguen ser temidos, respetados, e incluso con el tiempo, posiblemente admirados y queridos por su entorno no antagónico; facilitándose los mecanismos de reclutamiento, sobre la base de la búsqueda de status de los potenciales componentes de la organización.
Dominado el territorio, ya se encuentran en condiciones de conquistar nuevos espacios donde expandir su hegemonía sobre la gente y su poder económico; generándose verdaderas pugnas y luchas sobre el territorio, con uso de armas de fuego y el consecuente resultado de muerte de delincuentes adversarios".
No basta detener
El documento advierte que el sólo hecho de la detención, condena e ingreso a las cárceles de alguno de sus miembros destacados o líderes de estas bandas no supone que la organización quede desarticulada y sus integrantes neutralizados, "pues los muros de la prisión no son impermeables al medio libre".
Entrega antecedentes al respecto: "Estos líderes ya trasladaron su sistema de dominación al interior de las cárceles, haciendo uso de su poder económico y fáctico a través del sometimiento de los más débiles, para conquistar este nuevo territorio empobrecido que es también la cárcel, donde la infraestructura no está al servicio de la seguridad y la reinserción. No existe disponibilidad de segregar, como se requiere, a perfiles criminales más complejos, lo que en parte se podría reflejar en el aumento del número de homicidios ocurridos en las unidades carcelarias (un 75% en 2020 en relación a los 4 años previos).
Ahora bien, con la reclusión de líderes de bandas organizadas a lo largo de nuestro país, las cárceles se van transformando en verdaderos y potenciales centros de negocios que planifican, determinan logística, reclutamiento y conducción operativa de toda clase de actividades ilícitas propias de las organizaciones
"(...) es una muestra evidente de una mutación de una delincuencia tradicional, pasando a una especie de narcodelincuencia, la que cuenta con redes delictuales de apoyo externo, dispuestos a enfrentar la fuerza policial"
Informe Gendarmería, (Sobre intento de fuga registrado en Santiago en 2020)
"(...) Ya seleccionaron cuidadosamente aquellos lugares o territorios en el que se instalaron: barrios con la menor presencia posible del Estado, donde no resultara difícil generar una suerte de estado alternativo o paralelo".
Informe Gendarmería, Observatorio de Narcotráfico Fiscalía Nacional
"Al tiempo que intimidan y coaccionan física y psicológicamente a los habitantes, invierten en la comunidad y comienzan a resolver parte de las necesidades de los pobladores a cambio de fidelidad; esto es, silencio..."
Informe Gendarmería, Observatorio de Narcotráfico Fiscalía Nacional
"(...) ya trasladaron su sistema de dominación, haciendo uso de su poder económico y fáctico a través del sometimiento de los más débiles, para conquistar este nuevo territorio empobrecido que es también la cárcel..."
Informe Gendarmería, Observatorio de Narcotráfico Fiscalía Nacional