Desde julio de 2024, la leche y harina que se produzcan y vendan en Chile deberán estar fortificadas con vitamina D3. Así lo establece una modificación al Reglamento sanitario de los Alimentos aprobado en el Congreso, con el objetivo que garantizar acceso a mejor nutrición a las personas de diferentes edades.

La nueva norma indica que tanto la leche líquida como en polvo (ya sea materia prima o directa para consumo humano) deberán incluir colecalciferol en sus fórmulas. Esto implica que también deberá verificarse esta condición en los productos elaborados con ella: queso, yogurt, postres, bebidas lácteas diversas; además, los suministros importados podrán venir fortificados desde el origen, o ser tratados en Chile antes de su comercialización.

En el caso de la harina, el texto indica que deberá ser fortificada "preferentemente vitamina D 3 vegetal". Cuando se utilice vitamina D 3 animal, el producto necesariamente deberá comercializarse envasado y advertir al consumidor del origen animal de la vitamina D empleada.

Esta decisión sobre dos pilares básicos de la dieta nacional, fue publicada a principios de mes y favorece a la población en general, pues gran parte de los habitantes del país presenta déficit de este importante factor nutricional. Entre los argumentos de aprobación se indica que un 52% de las mujeres en edad fértil y el 59% de personas mayores tiene algún grado de deficiencia; lo cual es preocupante, pues esta vitamina ayuda a la salud de los huesos, para el refuerzo del sistema inmune, contribuye a la prevención de enfermedades -incluso el cáncer- y se ha estudiado su aporte en tratamientos para la depresión.

También se trata de un elemento protector para quienes enfrentan obesidad y sedentarismo, dos condiciones altamente presentes entre los habitantes del país y la región. De hecho Los Ríos es la segunda zona nacional con mayor porcentaje de personas con sobrepeso: un 43,83% de la población.

Se trata, a todas luces, de un cambio favorable, pero faltan todavía dos años para que se materialice. Mientras ocurre, es importante tomar conciencia del tema, mantener alimentación balanceada y aprovechar la luz solar, que es la otra gran forma de incorporación de esta vitamina en el organismo humano.

Durante la 63° Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2010, fue escogido el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis. Según lo publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hepatitis es una enfermedad originada por las distintas variantes del virus, responsable de un alto porcentaje de morbilidad y mortalidad alrededor de todo el mundo, estimándose que cerca de un 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son provocados por los virus de la hepatitis B y C.

En Chile, de acuerdo con lo expuesto por el Ministerio de Salud (MINSAL, 2022), los tipos de hepatitis viral más frecuentes son la hepatitis A, B y C, cada uno de ellos causado por un agente distinto. Sin embargo, aquel que corresponde al de interés de origen alimentario es el Virus de la Hepatitis tipo A (VHA).

Dentro de los alimentos que se han destacado en brotes de VHA, se encuentran: embutidos, sándwiches, frutas, jugos de frutas, leche y sus derivados, verduras, ensaladas, mariscos y bebidas heladas (FDA, 2012). Los tipos de alimentos más comunes en los brotes de VHA son los que se ingieren sin cocinar o ligeramente cocidos, como los mariscos o aquellos manipulados previos al consumo, como los alimentos de recolección y envasado de productos crudos del campo y la preparación de sándwiches y ensaladas.

Por ello, es importante considerar para la prevención contra la hepatitis tipo A algunas recomendaciones alimentarias. Primero hay que lavarse las manos antes de manipular cualquier tipo de alimento tanto crudo como cocido, y beber agua potable o hervida; se tiene que lavar y enjuagar frutas, verduras y hortalizas, previo a su consumo con agua potable, sobre todo si se consumirán crudas. De la misma manera, hay que evitar consumir mariscos y moluscos crudos o mal cocinados.

En definitiva, se debe cocinar todos los alimentos, sobre todo los de origen animal, como carnes rojas y blancas, como vacuno, cerdo, pollo y pavo. También es fundamental evitar la ingesta alcohólica, como cerveza, combinados y destilados, ya que tienen un efecto nocivo en presencia de hepatitis. Estos consejos alimentarios sugeridos tienen como único fin prevenir algunas enfermedades derivadas de la hepatitis, como: cirrosis hepática (cicatrices en el hígado), daño hepático crónico y cáncer de hígado.

Ignacia Hidalgo González

Académica de Nutrición y Dietética de la U. San Sebastián