La beatificación de Juan Pablo I, el papa que gobernó la iglesia 33 días
VATICANO. Albino Luciani será proclamado beato hoy, tras años de leyendas sobre su muerte, afirma la autora de varios libros sobre el pontífice. La niña argentina del supuesto milagro por su intercesión no podrá estar en la ceremonia.
Agencias
El papa Juan Pablo I, cuyo pontificado duró solo 33 días, será proclamado beato hoy en una ceremonia en el Vaticano luego de un proceso "que restituyó la verdad histórica" tras años de teorías sobre su muerte y para el que fue necesario aprobar el milagro por su intercesión de la curación de una niña argentina.
El Vaticano presentó esta semana la beatificación de Albino Luciani, elegido papa el 26 de agosto de 1978 y cuyo repentino fallecimiento en la mañana del 29 de septiembre a los 65 años sorprendió al mundo entero, convirtiendo su pontificado en uno de los más breves de la Historia y desatando numerosas interrogantes y leyendas sobre los motivos de la muerte.
"Es increíble que se pregunten aún por teorías incluidas en volúmenes de novela negra, que son solo basura publicitaria, porque la Historia se construye con fuentes y documentos", dijo la periodista Stefania Falasca, autora de varios libros sobre Luciani y vicepostuladora (quien se ocupa de recoger la información de la causa para la canonización), sobre hipótesis como la de que fue envenenado para evitar su lucha contra la corrupción financiera.
Falasca, que ha dedicado más de seis años en reunir la documentación, aseguró que todos los informes médicos, toda la documentación clínica y los historiales prueban que se trató de una muerte inesperada debida a un infarto y que no se consideró necesaria una autopsia porque nada indicaba que no fuera una muerte natural.
La también vicepresidenta de la "Fundación Vaticana Juan Pablo I" explicó que los documentos muestran que el papa había tenido ese mismo día un dolor en el pecho, señal de un posible infarto, pero no le dio importancia pensando que era un dolor intercostal de los que sufría debido a su reumatismo.
"Este proceso ha restituido la verdad histórica, que es una labor de los historiadores, de nosotros, los postuladores. Quitemos la losa sobre la muerte y veremos así la gran contribución que hizo a la Iglesia. Esta es una noticia falsa que ha perdurado ya durante demasiado tiempo", añadió.
Curación extraordinaria
El 17 de octubre de 2016 se depositaron en el Dicasterio para las Causas de los Santos cinco volúmenes con más de 3.500 páginas y en noviembre de ese mismo año concluyó la investigación diocesana en Buenos Aires para la beatificación con la documentación de la supuesta curación extraordinaria, en 2011, de una niña en riesgo de muerte inminente debido a una forma grave de epilepsia refractaria y a un shock séptico.
Candela Giarda, la niña argentina que se habría curado gracias al milagro de Juan Pablo I, no podrá estar en Roma por una lesión en un pie, pero envío un video con su madre en el que agradeció al papa la que ha sido "su segunda vida".
"Estamos muy emocionadas por la beatificación y agradecemos la invitación, aunque no podamos ir. Lo que pasó con Cande esperemos ayude a otras personas a que tengan más fe y esperanza", dijo su madre, Roxana.
Con mussolini y hitler
Esta semana se revelaron episodios de la vida de Luciani, apodado el "papa de la sonrisa" por su semblante siempre alegre, contados por personas muy cercanas a él, como su sobrina Lina Petri.
"Recuerdo que mi madre contaba que su hermano, mi tío, comentó el encuentro entre Mussolini y Hitler en Villa Gaggia, entre Feltre y Belluno, en julio de 1943. En voz alta, delante de los demás, dijo (en dialecto): 'Siòn ente man de doi matt' (Estamos en manos de dos locos)", explicó Petri.
También relató que a principios de noviembre de 1975, poco después del asesinato del escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini, cuya forma de vida fue muy criticada por la Iglesia, el futuro papa fue consultado por el obispo de Udine, Alfredo Battisti, sobre la conveniencia o no de celebrar un funeral religioso y el entonces patriarca de Venecia afirmó: "Su conducta de vida déjala al juicio del Señor. Todos nosotros, sin excepción, necesitamos su piedad".
Para Falasca "no se beatifica a un papa o a su pontificado, sino a cómo fue como persona, cómo vivió la sustancia del Evangelio".