El importante proceso que hoy estamos viviendo, el Plebiscito Constitucional es la respuesta a problemas que históricamente se han acumulado en el tejido social de nuestro país, los que provocaron dificultades en la gobernanza política, pero también en las relaciones humanas más profundas de nuestra sociedad.
Cuando este conflicto estalló, los chilenos y chilenas exigían mayores derechos sociales, mejor salud y educación, descentralización de las decisiones, reconocimiento a nuestros pueblos originarios, con un proyecto país que nos pudiera incorporar a todas y todos, para terminar con las inequidades que han generado dolorosas heridas.
He podido evidenciar, en los recorridos diarios que hacemos por nuestra región, la inequidad con que viven cientos de niños y niñas, adultos mayores y comunidades, que por años han sido postergadas, muchas veces marginadas, con falta de acceso a servicios básicos, falta de oportunidades y principalmente falta de presencia del Estado.
El resultado de este día es impredecible, pero indudablemente tenemos que, con mucha responsabilidad, colocarnos en el escenario de lo que va a suceder una vez conocidos los resultados. Allí se van a mostrar distintos elementos, por consiguiente, las autoridades nacionales, regionales y locales, tenemos la misión y el deber de mantener una mirada de futuro, transversal y convocante, que nos permita seguir avanzando en construir una mejor región para nuestros hijos e hijas.
Ha habido importantes esfuerzos por mejorar la actual Constitución, pero por primera vez, en más de 40 años, se está dando este primer paso, que permitirá continuar con las transformaciones que Chile necesita. Si gana el apruebo, tenemos claridad de los ámbitos de alcance de esta nueva Constitución, incluidas mejoras y aclaraciones que ya cuentan con acuerdo político.
Si gana el rechazo, indudablemente se generan ciertas incertidumbres en la ciudadanía, especialmente porque cerca del 80% de la población que participó en el plebiscito del 2020, estuvo a favor de la elaboración de una nueva Constitución. En ese caso, será necesario y urgente seguir generando instancias para atender las históricas demandas ciudadanas, evitar profundizar la crisis política del país, de las relaciones de la propia sociedad y de nuestras instituciones públicas.
Desde hoy en adelante tenemos el mandato de trabajar unidos, con mucha claridad y sensatez en un nuevo camino para ofrecer al país una Constitución que garantice la expresión de las mayorías.
Como autoridad regional me coloco a disposición de hacer los aportes necesarios que permitan conducir con responsabilidad esta nueva visión de futuro y esperanza cierta, para construir un nuevo Chile, con condiciones de igualdad y seguridad en una vida mucho más plena para todos los chilenos y chilenas.
"Las autoridades nacionales, regionales y locales, tenemos la misión y el deber de mantener una mirada de futuro, transversal y convocante..."