Aniversario de la UACh
Muchos ( as) ciudadanos de a pie, que miramos desde lejos nuestra universidad, nos sentimos orgullosos de la institución y de todos sus docentes y funcionarios, nos adherimos a su aniversario.
Sabemos, por don Omar Henríquez, uno de los padres fundadores, que fue instituida el 7 de septiembre de 1954 y de las tribulaciones vividas por hombres y mujeres soñadores y que muy pocos apostaban por el utópico proyecto.
Muchos(as) sabemos además, que desde su cuna y de su radiante luz, en nuestra prestigiosa casa de estudios, se practican y enseñan, con dedicación y profesionalismo las investigaciones y la resolución de problemas en sus respectivas áreas académicas ( oh, paradoja). Sin embargo, de vez en vez sus integrantes ingresan a un negro y largo túnel que los confunde, con muchísimas dificultades para encontrar la salida.
La última vez, fue mucho la demora en encontrar la luz. Por ejemplo, con mucho respeto, entendiendo las legítimas razones de las demandas salariales de los docentes y funcionarios, pero no puedo entender la demora, que no haya otras soluciones, pensando en los considerables daños colaterales y consecuencias de la huelga, que para muchos(as) estudiantes, tendrá un importante costo académico. ¿Y los derechos de los (as) estudiantes?
Por mi experiencia personal, en el ámbito de la Educación Básica y Media, con las huelgas, los paros o las protestas, se han conseguido grandes petitorios en remuneraciones y derechos laborales; pero, también, los educandos han sufrido innumerables pérdidas de horas, tiempos y trabajos de estudios, que a mi parecer, serán irrecuperables. No es lo mismo leer un compendio de un texto, que leerlo completo.
Luis Omar Sepúlveda Navarro doncoyosepulveda@gmail.com
Hay cosas que no cambian
Una persona duerme ¡haciendo equilibrio en un árbol!, otra cayó a un alcantarillado donde permaneció dos días enterrada, rucos quemados en vendetta por el asesinato de un joven en las inmediaciones del lugar, desalojos institucionalizados en una actitud que parece una limpieza aporofóbica con mensajes estigmatizadores más que una política social sensible y comprensiva de la manifestación más dura de la pobreza.
Todas son situaciones que ocurren en Chile. Por eso decimos: "Chile cambia, pero hay cosas que no cambian".
En agosto, Mes de la Solidaridad, estuvimos con tres gigantografías que muestran a personas en situación de calle. Nos dejaron mostrar "sus casas" y nos contaron sus vidas. Una de ellos reclamó por los muchos amigos que ha visto morir de frío, seres humanos invisibles, que tienen o tuvieron familia y que se perdieron, normalmente por una fractura existencial dramática. En casos tan límite, donde el consumo de drogas y alcohol es simplemente una "muleta" que permite caminar en la oscuridad que representa la vida en calle. Instalar etiquetas como "flojos", "sucios", "delincuentes", "ilegales", no ayuda a nadie.
Otros llamaron a ponerse en el lugar de ellos. A intentar imaginar lo imposible que les resulta todo. Por cómo están vestidos, huelen, hablan. No lo dijeron así, pero su llamado fue a empatizar. A verlos. Si para todos, la vida no es fácil, ¿cuán compleja lo es para alguien que se quebró, cayó, perdió y ha llegado a un punto en que ni siquiera tiene un lugar donde hacer sus necesidades, tomar agua potable, bañarse, guardar sus documentos, sus medicamentos, hacer el amor, protegerse, en una calle cada vez más violenta, cómo se vive sin un techo protector?
Eso es lo que buscamos visibilizar este Mes de la Solidaridad 2022, que recién se fue y en el cual, como siempre recordamos a Alberto Hurtado.
Él, que luego sería santificado, fue más que nada un visionario y un activista social que recogió niños en la calle, buscando darles un hogar, y que consideraba que la vivienda era una necesidad más imperiosa incluso que tener vestido. Para él, la miseria no era un problema político, sino un problema de fraternidad. De falta de solidaridad. A llenar esa carencia, apelamos con nuestra campaña "Chile cambia, pero hay cosas que no cambian". A involucrarse y ayudar a los que no tienen nada.
Claudia Ruiz Jefa Social Hogar de Cristo en Los Ríos
Cambio de gabinete
Desde el ecosistema científico y tecnológico vemos positivamente el nombramiento de la doctora Silvia Díaz Acosta como la primera ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
Y decimos esto no solo por la necesidad de visibilizar el importante rol femenino en puestos de liderazgo, sino porque estamos frente a una de las directoras científicas del evento de divulgación científica más grande de Latinoamérica, Congreso Futuro.
Según la II Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, el 80% de la población afirma no conocer ningún centro de investigación y un 56,1% de los chilenos considera que el nivel de educación científica y técnica que ha recibido es "bajo o muy bajo".
Por eso y mucho más ¡Necesitamos que la ciencia salga a las calles!
Dr. Iván Suazo Vicerrector de Investigación y Doctorados Universidad Autónoma