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ENTREVISTA. Ricardo uribe, bailarín y coreógrafo de la Escuela de Danza Valdivia:

"Cuando un artista dice que lo aprendió y lo sabe todo, es porque está muy equivocado"

PRESENCIA. El destacado creador repasa los hitos de su carrera, dice haber renunciado a los fondos concursables y prepara su vuelta a escena.
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Daniel Navarrete Alvear

Han pasado casi cuatro décadas y aunque la escena está un tanto borrosa, Ricardo Uribe intenta reconstruirla para explicar el momento exacto en que decidió entrar al mundo de la danza.

Ocurrió en 1985, cuando estaba a mitad de sus estudios de enseñanza media en el Liceo Comercial de Valdivia. Al parecer, según recuerda, fue durante un recreo que su amiga Jessica Oyarzo le comentó sobre su propia experiencia como alumna de danza moderna. Le dijo que era algo divertido y algo en lo que de seguro iba a encajar de inmediato. Es que a Ricardo le gustaba bailar, al menos para entretenerse.

Al principio no enganchó con la idea, pero fue envalentonado por su compañero Ariel Bravo y terminó visitando las instalaciones de la Escuela de Danza Valdivia, para aquel entonces ubicada en el segundo piso de un edificio de calle Pérez Rosales. Resulta que solamente quería preguntar cómo era la instrucción, sin embargo le tomaron el examen de ingreso casi de inmediato. Y quedó seleccionado.

Así fue que conoció a Ximena Schaaf, Ana María Cabello y Rosita Sandoval, entre otras destacadas profesionales que en su momento pusieron en marcha la escuela dependiente de la Municipalidad de Valdivia. Así fue también que comenzó a escribir el capítulo más significativo de su historia personal, hasta transformarse en uno de los intérpretes y coreógrafos más prolíficos d la ciudad.

Paso a paso

Ricardo Uribe nació en Valdivia. Sus hermanas son Isabel y Laura. Es hijo de Ricardo (fallecido mueblista e intérprete de acordeón) y María (dueña de casa). Cree que heredó de su papá el gusto por la música y el baile, lo que finalmente terminó reforzando en los clásicos encuentros familiares donde usualmente se volvía el centro de atención.

"Recuerdo a mi papá y a mis tíos cantando en los malones, por eso pienso que el gusto por la música, la danza y el arte en general podría tener ahí su origen. Lo de bailar siempre estuvo latente, fue una afición que se volvió algo académico y más profesional, casi por casualidad. Y me terminó llevando muy lejos", dice.

¿Enfrentó muchos prejuicios cuando decidió profesionalizarse en la danza?

- Los prejuicios hacia el arte siempre han existido, aunque creó que en la década de 1980 tal vez se sintieron con más fuerza. Ser bailarín, actor o músico, significaba quedar expuesto a las críticas por la elección de una ocupación erróneamente considerada como 'no tradicional'.

En paralelo a la instrucción en ballet clásico, la Escuela de Danza Valdivia también consideraba en su malla curricular talleres de danza moderna. Ricardo no tomaba las clases pensando precisamente en volverse un profesional. Pero reconoce que el tiempo y sus avances técnicos, le demostraron lo contrario.

Su debut fue en el Teatro Municipal Lord Cochrane en una de las tradicionales galas de fin de año. Fue parte del prólogo de "La bella durmiente", junto a un compañero y a dos bailarines invitados del Teatro Municipal de Santiago.

Ese hito reforzó la idea de definitivamente no abandonar la actividad. "Llegó un momento en que tuve que tomar una decisión. No tenía recursos como para costearme una carrera universitaria. Entonces opté por seguir adelante en algo que a fin de cuentas me estaba proyectando de buena manera".

Una vez egresado y tras recibir su certificación, se le propuso seguir vinculado a la institución con miras a transformarse en profesor. Trabajó entonces como ayudante, pudo viajar a Santiago a perfeccionarse en el Teatro Municipal y aproximadamente en 1992 debutó a cargo de sus primeros estudiantes. Fue el momento en que además Ximena Schaaf comenzó a integrarlo a labores de creación coreográfica.

También, gracias a intercambios con profesionales del

De regreso a la cartelera con tres montajes nuevos

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El viernes comenzó el 13° Festival de Danza Contemporánea Junto al Río, organizado por la Escuela de Danza Valdivia. Ricardo Uribe estará en la cartelera con tres piezas. Se podrán ver en el Teatro Municipal Lord Cochrane, con entrada liberada.

El miércoles 28 a las 17:00 horas, presentará "El Lago". Es una reinterpretación del segundo acto del clásico "El lago de los cisnes", transformada en una versión más moderna enfocada en el cuidado del medioambiente. Tiene una duración de 25 minutos aproximadamente.

El viernes 30, a las 19:30 horas, será el turno de "De Hiel y Sangre", con la bailaora Xiomara Flores. Es una propuesta que mezcla flamenco con danza contemporánea en 17 minutos de puesta en escena. También estrenará "Gente" con un elenco integrado por Ximena Schaaf, Alex Jake, Nino Bernucci, Ángela Ramírez, Gabriel Cáceres, Nelson Urrutia, Ariel Bravo. Tiene un duración de cerca de 22 minutos. La idea se plasmó primero en formato de video danza y ahora estará sobre las tablas del teatro, con la novedad de que Ricardo Uribe volverá a bailar por primera vez a casi tres años de iniciada la pandemia y a casi una década que decidiera alejarse de la interpretación por razones de salud.