Pensar desde la No Violencia
Mahatma Gandhi relevó el concepto de la no Violencia y en el mes de su nacimiento se invita a reflexionar a partir de su legado. Su bandera de lucha fue la No Violencia, materializada en la búsqueda de la verdad y rebelión contra la injusticia. Comprende una actitud interior que no permite ocasionar daño a nivel físico, emocional o mental a ningún ser humano ni ser vivo, en ninguna circunstancia.
Actualmente la No Violencia es entendida como un principio de resistencia pacífica, que no significa ser pasivo, sino que rechazar el uso de la violencia en cualquiera de sus formas.
¿Es posible o necesario llevar estos postulados a nuestra vida cotidiana? Vivimos en una sociedad competitiva con énfasis en el éxito, en la belleza y en la popularidad; que nos limita expresar las emociones o mostrar signos de debilidad. Es así como parece que la violencia es una tónica en nuestro día a día y la vemos emerger en la calle, en el transporte, en nuestro entorno y muy intensamente en las redes sociales. Nos hemos tornado desconfiados y menos tolerantes con quien piensa distinto.
Nuestro país ha reflexionado recientemente en su historia respecto a la desigualdad, qué duda cabe, habiendo experimentado dolorosamente la pandemia: aún tenemos un aprendizaje pendiente respecto a cómo nos proyectamos como sociedad y de qué manera hacemos parte en ella a todos.
Todo lo que vivimos no puede ser sino una oportunidad para avanzar hacia un entorno de paz, de ayuda mutua, en donde la indiferencia se quede fuera, y en donde la No Violencia sea la manera de resolver nuestros problemas.
Paula Espinoza Paredes Académica Enfermería, Unab
Agilizar proyectos públicos
En un escenario de desaceleración y de una urgente reactivación económica, la aprobación de proyectos de infraestructura se torna clave. Nuevas inversiones en obras públicas, inmobiliarias y portuarias, entre otras, tendrán un pronto efecto en la generación de empleo, en la movilización de las empresas proveedoras y en crear nuevas oportunidades. Esto es especialmente importante en momentos de una alta inflación que afecta a miles de personas que buscan reinsertarse en el mercado laboral.
El CPI viene alertando hace años sobre las complejidades a la hora de que el Estado lleve a cabo proyectos en diferentes sectores de la economía, sin que estos se relacionen entre sí. Por ello, se ha propuesto la creación de una Comisión Asesora para coordinar a los actores sectoriales, lo que podría mejorar la productividad del sector en un 30%. Esta entidad -que asesoraría a la máxima autoridad política-, también se encargaría de monitorear el cumplimiento de políticas a largo plazo de cada una de las carteras encargadas de la ejecución de los proyectos.
La necesidad de esta institucionalidad cobra aún mayor urgencia ahora que el Gobierno anunció un plan de concesiones que asciende a US$ 13.258 millones, que el presupuesto de inversión pública se ve aumentado a través de diferentes partidas y que los gremios han solicitado al Presidente Boric nuevas medidas para acelerar la tramitación de proyectos.
Esperamos que propuestas de esta naturaleza se puedan implementar.
Carlos Cruz Dir. ejecutivo Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
Líneas rojas en educación
Hace pocos días la OCDE publicó el informe "Panorama de la Educación 2022", dentro del cual se analizan varias estadísticas comparativas a nivel internacional respecto al impacto de la pandemia. Uno de los que más llama la atención, lamentablemente, es el primer lugar que ocupa Chile en días de cierre total de escuelas (entre quinto y octavo básico), con 147 en 2020 y 112 en 2021. Esto refleja un grave problema respecto a la falta de consensos básicos en materias extremadamente delicadas para el desarrollo del país. Ejemplo de ello es la acusación constitucional que la oposición impulsó el 2021 contra el ministro de Educación de la época debido a una supuesta "obsesión" por la reapertura de los establecimientos educacionales. Pero lo que realmente estaba detrás de la urgencia por reabrir las escuelas era el devastador impacto que la falta de clases presenciales tiene en los aprendizajes, la profundización de la desigualdad educativa y el aumento de la deserción escolar.
Esto es dramático si pensamos en las gigantescas brechas que Chile ya tenía antes de la pandemia entre estudiantes de mayores y menores recursos (de aproximadamente 3 años de diferencia) y los bajos resultados en calidad (los resultados de la prueba PISA 2015, y que fueron confirmados por la de 2018, mostraban que sólo el 1,2% de los chilenos obtuvo rendimiento de excelencia en Ciencia, versus un 7,7% de promedio de la OCDE).
Una de las lecciones que podemos obtener es que el objetivo de ser oposición no puede ser recuperar el poder a cualquier costo.
Sacrificar la educación de millones de estudiantes, especialmente los más vulnerables (quienes han sido por lejos los más perjudicados por el cierre de escuelas), debe transformarse en una línea roja que la batalla política no puede nunca más volver a cruzar. El nuevo pacto social que necesitamos nos exige llegar a consensos mínimos que nos permitan prosperar en paz y unidad.
Tomás Mandiola Fundación Pacto Social