Los rostros de pobreza
Cuáles son los nuevos rostros de la pobreza en nuestro país? ¿Qué estamos haciendo en el Hogar de Cristo para atenderlos? ¿Qué Hogar de Cristo para este nuevo Chile? La pobreza hoy tiene rostro de personas mayores o con discapacidad en sus casas, con crecientes niveles de dependencia, con mucha soledad y abandono, pensiones bajas, salud distante. Los jardines infantiles y salas cunas que tenemos en distintas partes de Chile también poseen un enfoque comunitario en esta labor con rostros de niños en una pobreza muy distinta a aquella a patá pelá que conoció el padre Hurtado.
También tiene la pobreza rostros de jóvenes fuera del sistema escolar. Son cientos de miles quienes pudiendo ir al colegio no lo hacen. En esto el impacto de la pandemia ha sido demoledor y las consecuencias para el mediano plazo se avizoran catastróficas si no se sincroniza la oferta escolar con la preparación para la incorporación al mundo del trabajo. Desde la Fundación Súmate, promovemos la modalidad de escuelas de reingreso para que se haga cargo de los excluidos de este derecho humano fundamental, ya que el sistema educativo actual no ha sido capaz de hacerlo.
El rostro de la pobreza que vemos más a diario es el de las personas en situación de calle: incluye ahora no solo a personas que han roto vínculos y sufren distintas patologías de salud mental y las consecuencias del consumo problemático de alcohol y otras drogas, sino también a familias enteras de migrantes de Venezuela y otros países que han llegado con lo puesto. La atención integral a personas en situación de calle es quizás la labor más reconocida del Hogar: junto a las tradicionales hospederías, proyectos revolucionarios como Vivienda Primero nos motivan a seguir innovando, en alianza estrecha con el Estado y otras organizaciones de la sociedad civil.
Este último tiempo estamos enfrentando la inflación, a cuya ausencia nos habíamos acostumbrado. Es este un problema que de un momento ha hecho caer a miles de personas bajo la línea de la pobreza. Y también se ha transformado en un escollo difícil de superar para la gestión del Hogar. Los gastos que no podemos recortar han aumentado muchísimo y los ingresos, ya sea de socios o de convenios con el Estado, no lo han hecho de la misma forma.
(Extracto)
José Francisco Yuraszeck
Capellán Hogar de Cristo