"Me voy agradecido de mis alumnos y de todos los colegios donde trabajé"
LA HORA DEL ADIÓS. Docente deja las aulas luego de 50 años de trabajo en San José de la Mariquina y Valdivia.
Se emociona y la voz alcanza a quebrarse. Llega el momento del adiós a una vida laboral que durante 50 años lo mantuvo ligado a la educación de Valdivia y Mariquina. Pero también al deporte: al fútbol y el básquetbol. Hoy, los patios y gimnasios del Instituto Alemán Carlos Anwandter se inundarán de agradecimientos y emoción en la despedida y homenaje para el profesor Daniel Enrique Mitre Pérez, quien a los 74 años de edad ha tomado la decisión de decir adiós a las aulas.
Y aunque su vínculo laboral se extiende hasta el 31 de diciembre, reconoce que "esta ha sido una semana muy emotiva. Además, porque en esta despedida estarán muchos alumnos, ex alumnos y apoderados".
¿Cómo se desarrolló su vida laboral?
-Luego de egresar de la Escuela Normal, en 1973 comencé mi vida laboral en la Escuela Hogar, donde hoy está la Escuela Angachilla. Ahí tomábamos a los niños y jóvenes de la Fundación Mi Casa, entre quienes tengo a grandes amigos y guardo muy buenos recuerdos.
Un año después David Barriga, quien era coordinador de deportes de la Universidad Técnica del Estado, me llevó para que sea profesor de fútbol y acondicionamiento físico. Ahí comencé a estudiar para ser profesor de estado y luego la Universidad Austral creó un curso para profesores de educación técnica profesional, el cual amplió al área de la educación física y quedé habilitado para ejercer en la enseñanza media. En la UTE tenía media jornada y en 1974 me contrató el Instituto Comercial, también por media jornada. Después echaron a muchos profesores y quedé en el aire, hasta que me ofrecieron las clases de Educación Física en el Seminario San Fidel. En 1988 me contrataron en el Liceo San Luis de Alba de San José, con jornada completa hasta el año 2008.
¿En qué momento pasó a desempeñarse en Valdivia?
-En 1991 salió publicado un aviso en El Diario Austral, para un profesor de básquetbol en el Instituto Alemán. Postulé y quedé, porque algunos miembros del directorio conocían mi trayectoria deportiva. Gané el concurso para hacer seis horas de básquetbol. Después se fueron agregando horas de clases. Hoy me mantengo simbólicamente en el colegio. Me han pedido que siga, pero la decisión de retirarme es definitiva.
¿Por qué toma esa decisión?
-Porque es hora de que los jóvenes de hoy tomen el bastón. Uno cumple ciclos y también pienso que uno tiene que salir lo más digno posible, de las instituciones donde ha participado. Trabajo con niños y por ende, nunca me ha gustado que me digan viejo. Por eso, hasta hoy troto, trato de demostrar y a los 74 años hago cosas que el común de la gente no hace. Pero, creo que llegó el momento del retiro.
¿Cuál es el balance que realiza de su vida como profesor?
-Es hermoso, porque hice algo que me hacía feliz. Nunca me preocupé de cuánto ganaba o cuántas horas trabajaba. Siempre tuve esa entrega, el estar presente, trabajar, esforzarme, con responsabilidad y optimismo. Soy tremendamente optimista y siempre me van a ver reír en el colegio, porque hoy además hace tanta falta esas sonrisas en los niños. Esa era la motivación que hacía diferente al profesor normalista, que era un profesor desinteresado. Creo que de esos, quedamos pocos y uno de ellos es mi hermano Rubén, quien es director de la escuela de Queule.
O sea, la sensación es de una labor cumplida.
-Por supuesto. Me voy feliz. Lo más hermoso fue haberme iniciado en la calle y luego educar a niños de la calle que tenían un gran espíritu y ganas de aprender, como eran los de la Escuela Hogar. También tengo hermosos recuerdos de la Universidad Técnica; del Instituto Comercial, que me marcó desde el punto de vista profesional. Trabajé en un colegio vulnerable como el Liceo San Luis de Alba, el Seminario San Fidel. Todos me dejaron algo. Y terminar trabajando en un lugar de lujo como el Instituto Alemán, donde existe todo para entregar a los alumnos, es una dicha que no cualquier profesor puede contar.
¿Qué otras sensaciones lo embargan en este momento?
-También me voy agradecido de la afición deportiva valdiviana, de la gente que hasta hoy me reconoce y me saluda en la calle. Agradecido de los colegios que me recibieron, de todos los alumnos que tuve en mi vida y de mi familia. Solo puedo decir gracias a la vida.
"Hice algo que me hacía feliz. Nunca me preocupé de cuánto ganaba o cuántas horas trabajaba...".
Daniel Mitre Pérez, Profesor
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