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VÍNCULOS. La adjudicación de un sello internacional y hasta la creación de una red de instituciones son parte de las manifestaciones de resguardo.
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Daniel Navarrete Alvear

La de Valdivia es una figura indisolublemente ligada al gran terremoto ocurrido en mayo de 1960. Pese a la importancia histórica del desastre natural, no fue sino hasta 2010, para el cincuentenario, que se realizó el proyecto de conmemoración más grande del que se tenga memoria. Con recursos del Fondart Bicentenario hubo una masiva recopilación de imágenes y testimonios, se publicó un libro e incluso hubo una instalación viajera de rucos, aquellas soluciones habitacionales dispuestas en su momento para los sobrevivientes del terremoto.

El resguardo y la puesta en valor del patrimonio sumó otro importante hito en 2012. Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos, en una ceremonia en Valdivia nace la Red de Museos de la Región de Los Ríos. Por primera vez, 23 museos y centros culturales comienzan a trabajar juntos en un plan que considera compartir experiencias y gestionar recursos en beneficio del grupo.

El trabajo organizado de las comunidades también ayudaría, en distintos momentos de los últimos cuarenta años, a lograr la protección de inmuebles y sitios de memoria bajo la Ley de Monumentos Nacionales. En la extensa lista destacan la Casa Carlos Anwandter (1981), la Zona Típica para Calle General Lagos (1991) y la ex Cárcel Isla Teja (2018).

Valdivia igualmente pasó a tener un inusitado protagonismo gracias a la adjudicación del sello Capital Americana de la Cultura en 2016, otorgado por el Bureau Internacional de Capitales Culturales. Ello permitió levantar una agenda de actividades participativas, como por ejemplo la elección popular de los 7 Tesoros del Patrimonio Cultural de Valdivia, en base a 28 candidaturas. Tras aquella experiencia se determinó el primer lugar para el Museo de Sitio Fuerte de Niebla.


Trabajo organizado por el rescate y la puesta en valor del patrimonio regional

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RECUERDO. Muchos forjadores culturales han partido. Su ejemplo ilumina rutas.
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Las últimas cuatro décadas han estado marcadas por el fallecimiento de quienes fueron considerados fundamentales en el quehacer artístico y cultural del territorio. Hoy siguen guiando a las nuevas generaciones de la comunidad creativa a través de sus pinturas, libros y colecciones donadas a diversas instituciones: Ricardo Anwandter (artes visuales), Germán Arestizábal (artes visuales), Pablo Flández (artes visuales), Guillermo Franco (escultura), Guido Mutis (activista del séptimo arte), Raúl Torres (fotografía), Carlos Fischer (fotografía), P. Gabriel Guarda (arquitectura e historia), Osvaldo Urrutia (música), Mauricio Alarcón (música), Miguel Ángel Barriga (música), Osvaldo "Chalupa" Martínez (música), Pedro Guillermo Jara (literatura), Maha Vial (literatura), Teresa García (literatura), Ramón Quichiyao (literatura e historia), Mario Delgado (teatro), Hernán Miranda (artes visuales) y Norberto Petersen (historia y coleccionismo), entre otros.


El adiós a los que abrieron caminos


en el arte y la cultura