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Militares y policías repelen asalto al aeropuerto de Arequipa, mientras crecen marchas en casi todo Perú

CRISIS. Más de 70 heridos dejó una jornada llamada "La toma de Lima", que convocó a miles de personas para pedir la renuncia de la presidenta en la capital.
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Agencias

Miles de peruanos se sumaron ayer al paro nacional antigubernamental, con bloqueos de carreteras y marchas que afectan al 27% del territorio del vecino país y con una gran movilización en la capital, denominada "la toma de Lima", donde al cierre de esta edición ya se habían producido los primeros enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden. El saldo de heridos a nivel nacional superaba los 70 y los fallecidos desde el inicio de las protestas ya eran 54.

En la capital, hasta donde se desplazaron miles de ciudadanos de otras regiones del país, varios grupos de manifestantes recorrieron las principales calles del centro histórico desde la mañana, a la espera del arranque de la marcha convocada para las 16.00.

Alrededor de esta hora, sin embargo, ya se registraron los primeros enfrentamientos entre manifestantes y la Policía Nacional del Perú (PNP), que desplegó un gran contingente y tanquetas.

Los incidentes ocurrieron en varias calles del centro, en las inmediaciones de la sede de la Cancillería y de la Defensoría del Pueblo, y en la avenida Abancay, que conduce hasta el Congreso, mientras la presidenta Dina Boluarte sostenía una reunión con una delegación de la ONU que hacía hincapié en la necesidad de "garantizar el derecho a la protesta, continuar promoviendo el dialogo así como investigar los actos de violencia y vandalismo ocurridos en el Perú para ser sancionados". Pero en los puntos señalados, la PNP dispersó con bombas lacrimógenas a los manifestantes, mientras ellos lanzaban piedras, palos y otros objetos contra los agentes.

En la marcha en Lima participaban miles de ciudadanos llegados en los últimos días a la capital, muchos de ellos ataviados con banderas de Perú y la wiphala, usada con frecuencia por comunidades indígenas.

Los manifestantes exigen la renuncia inmediata de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso, nuevas elecciones para 2023 y la convocatoria a una asamblea constituyente.

Más allá de Lima, la tensión también fue creciendo durante la jornada en otras regiones, sobre todo en Arequipa y Cuzco, cuyos aeropuertos suspendieron sus operaciones ante los intentos de los manifestantes de acercarse a los respectivos terminales.

Repelen ataque

En la denominada Ciudad Blanca, se registraron enfrentamientos cuando los protestantes rompieron las vallas del perímetro del aeropuerto, a lo que los agentes policiales respondieron con el lanzamiento de bombas lacrimógenas.

Los enfrentamientos entre policías y militares y manifestantes continuaron durante varias horas y, como pudo constatar Efe, un avión y vehículos blindados de las Fuerzas Armadas participaron en las labores de control del aeropuerto.

Bloqueos y cortes

Por su parte, el Ministerio del Interior informó en Twitter que la Policía de Perú "frustró un intento de toma de las instalaciones del aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón. La turba que atacó a los efectivos destacados en el terminal aéreo fue repelida aplicando los protocolos institucionales".

Según informaron medios locales, otros grupos de protestantes de las sureñas ciudades de Juliaca y Tacna también trataron de llegar hasta las instalaciones aeroportuarias.

Al mediodía, de acuerdo con el último reporte de la Defensoría del Pueblo, había movilizaciones en una veintena de provincias del territorio peruano, concentradas sobre todo en el sur.

Además, los puntos con tránsito interrumpido ascendieron a 127 debido a bloqueos de carreteras que afectan 26 vías de 18 de las 28 regiones peruanas, según datos oficiales.

Las manifestaciones antigubernamentales en Perú se iniciaron tras el fallido autogolpe del expresidente Pedro Castillo el 7 de diciembre pasado.

Protestas masivas en Francia contra reforma de pensiones del Gobierno

CONFLICTO. Macron dijo desde España que no dará pie atrás en el proyecto.
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Con huelgas y manifestaciones masivas en las calles, cientos de miles de franceses respondieron ayer el llamado a movilizarse lanzado por los sindicatos contra la reforma del sistema de pensiones propuesta por el Gobierno del presidente Emmanuel Macron, decidido a aprobarla a pesar del fuerte rechazo popular.

"La movilización es la imagen de lo que leemos en las encuestas, es decir, que una gran mayoría de los ciudadanos de este país están en contra de esta reforma", afirmó Philippe Martínez, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) francesa, desde la cabecera de la multitudinaria manifestación organizada en París.

De acuerdo con los sindicatos, solo en la capital unas 400.000 personas marcharon contra los planes del Gobierno y formaron una marea humana que se expandió durante horas entre la Plaza de la República y la de la Nación. Para el Ministerio de Interior, no obstante, en la capital se congregaron 80.000 personas.

Algunos de los manifestantes causaron incidentes y destrozos por los que fueron detenidas 38 personas.

Las protestas se extendieron por toda Francia, desde Marsella a Nantes.

A nivel nacional, los sindicatos estiman que se logró sobrepasar el objetivo de dos millones de manifestantes, en tanto que el ministerio del Interior rebajó la cifra a 1,1 millones.

"El mensaje es claro: No al aumento del tiempo de cotización y no al retraso de la edad legal de comienzo de la jubilación. Es simple", recalcó a Efe Martínez.

Junto a las manifestaciones, además, hubo huelgas que se dejaron sentir de forma especial en sectores como el del transporte público, que funcionó con notable lentitud en los ferrocarriles y en las grandes ciudades, o la educación.

Las manifestaciones fueron "importantes", reconoció al final de la jornada el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt.

Pulso a macron

Los sindicatos buscaban una demostración de fuerza para escenificar la impopularidad del proyecto de reforma del sistema de jubilaciones que Macron ubicó entre las prioridades de su gobierno en 2023.

Los dos principales ejes del proyecto, que el Ejecutivo defiende como imprescindible para el equilibrio financiero del sistema, son el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el aumento del periodo de cotización de 42 a 43 años para 2027 (hasta ahora previsto para 2035) para disfrutar de la pensión completa.

Nueva huelga

"Queremos tener una buena jubilación, no queremos llegar a la jubilación estando quebrados, cansados, rotos (...) Si el Gobierno no recobra la razón habrá más" protestas, advirtió Laurent Escure, secretario general de la Unión Nacional de los Sindicatos Autónomos.

Al final del día, de hecho, en una reunión intersindical se acordó una nueva protesta con huelga para el próximo 31 de enero, tal como ayer, donde junto a sindicatos desfilaron hoy organizaciones más pequeñas y miles de personas anónimas, desde estudiantes a trabajadores cercanos a la jubilación.

A pesar de las manifestaciones masivas, Macron, que se encontraba en Barcelona para una cumbre hispano-francesa, afirmó que el Gobierno no va a dar marcha atrás a la reforma.

"Si queremos ser justos entre las generaciones y salvar nuestro sistema de reparto, debemos hacer esta reforma", afirmó.

No obstante, dado que el partido gubernamental perdió en 2022 la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, el Ejecutivo necesitará el apoyo de al menos otro partido para sacar adelante el proyecto.

El Ejecutivo asegura que la reforma es necesaria porque el sistema va a generar un déficit que alcanzaría los 12.500 millones de euros en 2030.

1,1 millones de franceses se plegaron a la marcha en toda Francia, según el Gobierno. Los sindicatos dicen que fueron dos millones.