No a normalizar la violencia callejera
Fallecidos, heridos, bandas disparándose en plena calle, son hechos que se repiten en Valdivia. Es necesario reaccionar. Ver estas realidades es triste. No basta con anuncios sobre recuperación de espacios públicos y comprar cámaras que filman los delitos. No basta con condenar...
Nuevamente Valdivia debe lamentar noticias sobre tiroteos callejeros, que terminan con personas heridas. Ahora sucedió en la población Los Ediles, cuando el fuego generado por grupos delictuales impactó una vivienda y daño a una mujer que estaba durmiendo en su pieza. Afortunadamente, las lesiones fueron leves y no hay víctimas fatales; pero el caso es grave. Muy grave. Sobre todo porque este tipo de hechos se están transformando en noticia peligrosamente reiterada y hay riesgo de normalizarlos.
También de repiten informaciones sobre jóvenes vinculados a acciones de extrema violencia. El hombre que disparó fuera de la Tenencia Mogollones luego de ser denunciado por violencia intrafamiliar contra la madre de su hijo, tiene 18 años; el sujeto que asaltaba a trabajadoras sexuales y que está implicado en la muerte una joven en Guacamayo, tiene solamente 15; la persona asesinada en la población Pablo Neruda hace cuatro días tenía 19 y la que murió en diciembre en el sector Norte Grande, sólo 18. La lista de sangre y lágrimas puede seguir, porque los casos aumentan y estamos cerca -insistimos- de que ya no nos sorprendan.
Hay que encender alertas, antes que el peso de la realidad nos gane. Ya pasó. Nos "acostumbramos" a ver decomisos de droga cada vez mayores, a escuchar fuegos artificiales en las calles; a ver consumo de marihuana -y otras, pero la yerba se hace evidente por el olor- en las plazas, en la costanera, en las actividades masivas. Todo eso parece "habitual" y estamos a pasos de que los enfrentamientos por territorios de narcotráfico y el amedrentamiento a tiros, también lo sean.
Ver estas realidades es triste. No basta con anuncios sobre recuperación de espacios públicos y comprar cámaras que filman los delitos. No basta con condenar los hechos.
Se requiere de intervenciones urgentes y eso implica más atribuciones para Carabineros, medios para las investigaciones, apoyo para las Fiscalías y la aplicación de justicia; control al crimen organizado que se maneja desde las cárceles.
El diagnóstico es conocido; las soluciones pasan por decisiones de voluntad política real. Es de esperar que quienes toman decisiones puedan también comprenderlo y actúen en consecuencia.