Cuidar los humedales no es una moda o una preocupación de algunos pocos. Es urgente. Gran parte de la vida humana depende de esos ecosistemas que depuran agua, mantienen fauna y flora, concentran biodiversidad, regulan clima, capturan contaminantes, fertilizan suelos y embellecen todo, por nombrar solamente algunos de sus "servicios ecosistémicos".

Distintas organizaciones lo reiteran así por décadas. Sobre todo en instancias como la Semana de los Humedales y el Día Internacional dedicado a este tema y que se celebra cada 2 de febrero desde 1997, en conmemoración de la Convención Ramsar (de 1971) que estableció acuerdos mundiales para proteger, promover conocimiento y restaurar estos ecosistemas. Sin embargo, su mensaje no siempre es comprendido y acatado. Se sigue rellenando, interviniendo, dejando basuras, drenando y hasta quemando intencionalmente, porque no se valoran como corresponde.

Pese a la existencia de normas legales como la Ley de Humedales Urbanos, con tres años de antigüedad, aún en Valdivia y en todo el país la presión humana sobre esas áreas se mantiene constante. Sobre todo la inmobiliaria. Y es cierto que se requieren viviendas, caminos, puentes, pero eso no debe ser a costa de un espacio que garantiza futuro. Una ciudad puede estar llena de casas y rutas de alto estándar; pero sin agua, nadie puede vivir en ella. Tan simple con eso. Pero en Santo Domingo, Llancahue, Las Mulatas, no lo asumen. Y la autoridad no lo explica, ni aplica las reglas.

Afortunadamente, en paralelo a esa mirada, está la que llevan adelante vecinos y vecinas como quienes lograron visibilizar el Santuario de la Naturaleza de Angachilla y cuya dirigente Ana Villanueva fue distinguida por su labor constante de educación y cuidado (ver página 4).

Ignacio Rodríguez, director Ejecutivo del Centro de Humedales Cehum-Uach, destacó el trabajo de las comunidades y llamó a la ciudadanía en general a informarse en esta materia. En una entrevista con www.soyvaldivia.cl, el profesional recordó que el lema de este años del Día de los Humedales es "Cuidar y Restaurar", es decir, también hacerse cargo de aquellos espacios que sufrieron daños ambientales, pero que pueden aún ser recuperados.

El 9 de febrero Valdivia cumple un año más de vida, desde que el gobernador español Pedro de Valdivia decidió fundarla en 1552. Los detalles de la fundación se perdieron en la destrucción de la ciudad de 1599, por el ataque del cacique Pelentaro. Aún así, trataremos de reconstruir ese momento histórico, siguiendo las escasas fuentes históricas como el Padre Gabriel Guarda, y las mismas directrices españolas relacionadas con la fundación de ciudades en América española durante el siglo XVI. Según los parámetros de la época, entre los requisitos para instalar una ciudad debían contemplar un valle para el asentamiento armónico de la población, un cerro para el resguardo, y defensa de la población en caso de un ataque, un río donde extraer provecho de sus aguas. Valdivia, tenía todos esos atributos, a lo que se agregaban yacimientos de oro de la más alta ley conocida en Chile, y abundante manzanas y maderas.

La administración estaba relegada a un gobernador de ciudad, pero con limitaciones de poderes. No así el cabildo o ayuntamiento, institución revestida por el poder popular, y que debía velar por el bienestar de los vecinos, en especial resguardar sus derechos y solicitar incluso al mismo monarca en nombre de la corporación acceder a regalías especiales, como quedar exento de pagar impuestos, entre otras.

Los integrantes del cabildo, como el alcalde de primer y segundo voto, y los regidores, se elegían todos los años en los últimos días del mes de diciembre, y se restringía su elección a tan sólo los habitantes de la ciudad que tuvieran la categoría de vecinos, quedando fuera del proceso a los moradores que habitaban en la periferia de la ciudad.

En 1599, Valdivia sucumbió al macizo ataque de los huilliches, permanecería destruida por años, hasta que en 1643 llegaron los holandeses a sus ruinas con deseos de quedarse, pero más tarde abandonaron el proyecto por falta de víveres o al miedo a un ataque sorpresa. En 1645 vuelven los españoles, fortifican su costa y repueblan la ciudad. A partir de entonces, Valdivia pasaría por momentos de bonanza económica, y también por momentos críticos, no solo en materia de ingresos, sino también, por terremotos, inundaciones, incendios, entre otras. Valdivia hoy en día sigue siendo una ciudad importante, considerada una de las mejores para vivir, pero que aún queda mucho trabajo para seguir haciendo brillar a nuestra capital regional de Los Ríos. Feliz aniversario por un año más, querida y amada ciudad.

Gastón von Mühlenbrock

Diputado