Valorar la buena calidad del aire
El dolor de los incendios forestales ha hecho reflexionar sobre la contaminación atmosférica y cuánto hemos aprendido. La contingencia pone en evidencia la necesidad de seguir reforzando la educación ambiental, para saber reaccionar, pero sobre todo prevenir.
El humo de los incendios forestales se ha hecho sentir en los días recientes sobre Valdivia, disminuyendo la calidad del aire y aumentando la contaminación atmosférica. Se trata de una consecuencia de la grave tragedia que generan estos siniestros, que en la presente temporada han destruido una superficie de hectáreas casi 7 mil por ciento mayor que en la anterior (ver Tema del Día).
Paradojalmente, este daño colateral al aire que respiramos es un antiguo conocido de la ciudad. No en estos niveles, por supuesto; pero sí en sus características. Cada invierno, la polución que causa la calefacción mal manejada hace enfrentar días con cielos grises por humo de combustión de leña y, a lo largo de los años, se ha aprendido a tomar medidas inmediatas, como la suspensión de actividades deportivas y al aire libre. Acertadas decisiones, por cierto, que esta semana fueron tomadas por las autoridades debido a la contingencia.
Esa experiencia se ha ido ganando también con la aplicación del Plan de Descontaminación Atmosférica, PDA, en vigencia desde 2017 y que contempla varias medidas para enfrentar el daño ambiental, que causa la combustión y que afecta directamente a la salud de las personas. Algunas son la aislación térmica de las viviendas, el incentivo de uso de otras fuentes de energía más limpias y también el recambio de calefactores, para disminuir el uso de leña húmeda y mejorar la calidad de los aparatos que se utilizan. En este ítem la idea es llegar a 26 mil cambios y estimular el tránsito hacia el uso de pellet. Hasta ahora se ha llegado a menos del 20% de esa meta y para este año se espera sumar 700 soluciones antes del invierno. De hecho las postulaciones vencen el lunes 13 para quienes deseen acceder a este beneficio.
Con todas esas iniciativas, las emisiones de material particulado se han reducido en 29 por ciento durante los ocho años recientes, de acuerdo al balance entregado en enero por la seremía de Medio Ambiente, lo cual constituye una buena noticia, por la cual seguir trabajando. Y, sobre todo, se debe continuar con educación y generar conciencia sobre el tesoro que constituye poder respirar un aire más puro. En estos días tristes, las emergencias vividas nos han obligado con dolor a pensar en ello.