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Recuerdan a docente de la UACh Róbinson Ampuero Pérez a 15 años de su muerte

ACTIVIDAD. Se realizará una misa en su memoria, el jueves 9 de marzo. a las 18 horas, en el Cementerio Alemán.
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El jueves 9 de marzo se cumplen 15 años del fallecimiento del destacado académico de la Universidad Austral de Chile y luchador por la Nueva Región, Róbinson Ampuero Pérez. Para recordarlo, sus familiares y cercanos asistirán a una misa en su memoria, que se realizará en el Cementerio Alemán de Valdivia a las 18 horas.

Según explicó la familia, el objetivo es honrar la memoria docente y relevar su permanente preocupación por Los Ríos y por el desarrollo equitativo y sostenible. De hecho su muerte se produjo cuando se encontraba en una misión educativa en su calidad de Director Ejecutivo del Programa conjunto Master Spring, en la ciudad de Dar es Salam, en Tanzania, África; iniciativa que potenciaba el "Desarrollo Sur-Sur", desde la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas (Facea) de la Uach.

Actualmente, su lucha regionalista es reconocida en el sector del camino a Angachilla de Valdivia, donde una calle lleva su nombre, junto a los de otros líderes del Comité Nueva Región Raúl Basso González, Silvia Aguilar Muñoz, Víctor Kunstmann Hube, Néstor Santibáñez Ríos y Alberto Cristoffaninni Trucco.

Biografía

Róbinson Ampuero nació el 10 de septiembre de 1960, en el hospital de Castro y fue el hermano mayor de Lissette y Belén. "Sin embargo, la vida nunca fue fácil para él. A los seis años de edad perdió a su madre y se desarrolló de manera muy esforzada", señala un escrito preparado por la familia. "Siempre fue un preocupado de sus estudios, tantos así, que, en todos los cursos, tanto en primaria, como en secundaria, siempre estaría disputando los primeros lugares.

Para la Educación Superior logró llegar a la Universidad Austral de Chile, que no solo sería su casa de estudios, sino que también la institución a la que le entregó la mayor cantidad de sus años laborales. "Fue una institución por la que luchó siendo estudiante, profesor y a la que representó hasta el último de sus días", detallan sus cercanos.

Durante su paso por la Universidad, Róbinson Ampuero reforzó su creencia cristiana y su fe católica, involucrándose en numerosos grupos religiosos, colaborando con pastorales e iglesias. Una vez titulado como ingeniero comercial, realizó su primer trabajo en el Obispado de Valdivia, manteniendo su compromiso con la Iglesia, junto al Obispo Alejandro Jiménez. Junto a ello también sería uno de los encargados de coordinar la visita del Papa Juan Pablo II a Chile.

Echó raíces en Valdivia, ciudad a la que amó profundamente. "Luchó por ella y también muchas veces la representó. Trabajó por crear la Nueva Región, participó activamente en toda iniciativa o proyecto que ayudara a mejorar la ciudad de Valdivia y su calidad de vida", recalcaron.

"Durante su corta vida trató siempre de ayudar al prójimo ofreciéndole ayuda a quien pudiera, todo lo aprendido trató de enseñarlo..."

Familia Ampuero-Espinoza Sobre Róbinson Ampuero P.

9 de marzo de 2008

1986 falleció Róbinson Ampuero. Estaba en Tanzania, como director de Spring-Uach.

"

hombre de familia

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En 1986 Róbinson Ampuero contrajo matrimonio con Viviana Espinoza, con quien tuvo tres hijos: Pedro, Sebastián y Róbinson.

"Siempre fue un hombre muy amante de su familia, un buen padre, buen marido, buen hermano, generoso como pocos los hay hoy en día. No solo fue un amante de su familia, sino que, de la vida familiar en general, de compartir. Podríamos decir que fue un hombre digno, integro, un hombre que nos enseñó su amor incondicional por la familia. Durante su corta vida trató siempre de ayudar al prójimo ofreciéndole ayuda a quien pudiera, todo lo aprendido en su vida trató de enseñarlo y su ejemplo sigue presente hoy en día", señalaron sus hijos y esposa.

Opinión

Escuchar la voz de Dios

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La vocación de Abraham y la transfiguración del Señor son dos hitos importantes en la historia de la Salvación que se encuentran en el libro del Génesis y en el Evangelio de Mateo, respectivamente. Aunque estos eventos ocurrieron en momentos diferentes, ambos ofrecen lecciones importantes sobre la fe, la obediencia y la relación con Dios.

La vocación de Abraham se encuentra en Génesis 12,1-4, donde Dios llama a Abram (más tarde llamado Abraham) para que deje su tierra y su parentela y se dirija a la tierra que Dios le mostraría. Dios promete a Abram que lo bendecirá y hará que su nombre sea grande. Abraham obedece y sale de su tierra, llevando consigo a su esposa Sarai y a su sobrino Lot.

La obediencia de Abram es una muestra de fe en Dios y en sus promesas. Aunque no sabía exactamente a dónde iba ni qué le esperaba, Abraham confió en que Dios lo guiaría y lo protegería. Esta confianza se fortaleció con el tiempo, y Dios continuó bendiciendo a Abraham y a su descendencia.

La transfiguración del Señor, por otro lado, se encuentra en Mateo 17,1-9. Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan a una montaña, donde se transfigura delante de ellos. Su rostro brilla como el sol y sus vestiduras se vuelven blancas como la luz. Los discípulos ven a Moisés y a Elías hablando con Jesús, y Pedro sugiere construir tres tiendas para ellos.

La transfiguración muestra la gloria y la divinidad de Jesús, y confirma su relación con Dios Padre. También muestra la importancia de escuchar y obedecer a Jesús como el Hijo de Dios. Dios Padre declara: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; Escúchenlo" (Mateo 17,5).

Tanto la vocación de Abraham como la transfiguración del Señor ofrecen lecciones importantes sobre la fe, la obediencia y la relación con Dios. La fe en Dios y en sus promesas, y la obediencia a su llamado, son esenciales para una relación con Dios. La transfiguración del Señor también muestra la importancia de reconocer a Jesús como el Hijo de Dios y obedecer sus enseñanzas.

La vocación de Abraham y la transfiguración del Señor son eventos importantes en la historia de Salvación que ofrecen lecciones valiosas sobre la fe, la obediencia y la relación con Dios. La fe en Dios y en sus promesas, la obediencia a su llamado, y el reconocimiento de Jesús como el Hijo de Dios son fundamentales para una relación con Dios.