Preocupantes son las cifras dadas a conocer por Techo Chile respecto del aumento de campamentos en el país en general y también en nuestra región. Un alza de 55% en la cantidad de asentamientos precarios y la contabilización de más mil familias en ellos es mucho para Los Ríos.

Pero los índices se ven todavía más alarmantes, si se considera las cifras oficiales de Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu), que contabiliza aún más familias en esta situación: 1250 repartidas en 35 lugares en nueve comunas. Es decir, seis mil habitantes. Para dimensionar, se trata del equivalente a toda la población de Corral (5.400 según Censo de 2017), viviendo en lugares no habilitados sanitariamente, sin servicios básicos, en terrenos no aptos para construir y de los cuales realizan ocupación no autorizada. Y algo más: el estigma que implica tener domicilio en uno de estos lugares al momento de postular a empleo o desarrollar actividades de diversa índole.

A todo lo anterior debe sumarse la inseguridad de residir en espacios colonizados también por narcotraficantes y bandas organizadas, con la violencia y el miedo que esas realidades provocan, tal como dijo con certeza el director regional de Serviu Rodrigo Sepúlveda en la edición de Diario Austral de ayer; quien también advirtió sobre los casos de abusos económico que la misma entidad ha denunciado, con inescrupulosos que venden los espacios a migrantes que no tienen más dónde quedarse.

A todas luces, entonces, el diagnóstico de Techo invita a la urgencia; a buscar vías que permitan enfrentar mejor estas realidades límite que están en casi todo el territorio local, pero concentradas en Valdivia, principalmente.

Sin embargo, junto con lo anterior, hay que mantener equilibrio entre atender estas necesidades y no dejar de lado a los comités de vivienda que llevan años esperando. Lamentablemente las soluciones no son simples y frente a ellas también pueden producirse señales oficiales erróneas. De hecho, el 38,7% de las personas consultadas para el estudio dice que llegó al campamento porque así "acelera la obtención de una solución habitacional" ; idea muy probablemente fundada en la lentitud de respuesta a través de los canales formales de postulación a viviendas.

La muerte del cabo primero de carabineros, Alex Salazar, abre nuevamente el debate sobre la necesidad de hacer ajustes en lo que se refiere a sus atribuciones y competencias destinadas a perseguir el delito, y mantener el control del orden público.

Hoy nuestra policía uniformada, vive una compleja situación a raíz del aumento de las acciones delictuales en el país durante estos últimos años. Las constantes agresiones a que están expuestos Carabineros no solo se traducen en un atentado contra la autoridad y la ley, sino que también exponer sus vidas mientras realizan sus funciones.

El año pasado, a raíz de la muerte del Sargento segundo Mauricio Retamal en San Antonio, un grupo de parlamentarios, presentaron un proyecto de ley para permitirles a las policías utilizar su arma de servicio cuando sean atacados sin mediar el principio de proporcionalidad de la fuerza. Debemos recordar que las bandas organizadas hacen uso de armas automáticas, dejando sin capacidad de respuesta a carabineros. Actualmente, el uniformado está limitado a no hacer empleo de su arma por temor a que su accionar pueda ser cuestionable por una u otra razón. Acá, no es suficiente la condena verbal ante la pérdida de la vida de un funcionario público. Más bien, es urgente entregarles herramientas eficaces a las policías en su labor contra la persecución del delito, y eso conlleva aumentar las penas a los delincuentes cuando estos atentan contra la integridad física de un policía. Por lo mismo, si no hacemos nada para disminuir este flagelo, seguiremos los chilenos enterándonos a través de los medios de comunicación de otro policía caído en acto de servicio.

Detrás de un carabinero hay un padre y un marido, que cada vez que termina de trabajar lo espera una abnegada esposa junto a sus hijos. Pero hay veces en que esa familia, recibe una trágica noticia.

En mi condición de legislador, me comprometo a seguir apoyando todas las iniciativas que vayan en favor del resguardo de nuestra Policía, a que se respete el estado de derecho y mantener la paz social. Hoy tenemos una oportunidad histórica para colocar un punto de inflexión para retomar la agenda legislativa destinada a entregarles más herramientas a nuestros carabineros y evitar el aumento de más mártires a una de las instituciones más querida por los chilenos.

Gastón von Mühlenbrock

Diputado