La Inteligencia Artificial (IA) ha ingresado con mucha fuerza en los distinto ámbitos de nuestra vida, y la educación superior también se ha visto impactada con esta herramienta, que representa desafíos y que es un importante aporte.

Desde dicha perspectiva, debemos señalar que, en el año 2019, la UNESCO publicó "el primer documento de la historia que ofrece recomendaciones sobre la mejor manera de aprovechar las tecnologías de IA para el ODS 4, de la Agenda de Educación 2030", dando cuenta del aumento de uso de las nuevas tecnologías en la educación, así como sus potencialidades.

Sin embargo, en la actualidad se utiliza ampliamente la IA en el apoyo de la gestión académica. Por ejemplo, control de asistencia, admisión, y analíticas de predictores de riesgo de deserción de estudiantes, además de todo el soporte que realizan en las plataformas virtuales.

No obstante, una de las novedades y más desafiantes para la educación superior es, sin duda, el Chat GPT, que corresponde a un modelo de lenguaje que utiliza la IA para elaborar un texto de manera autónoma y responder una gran cantidad de preguntas. Dada su versatilidad, esta herramienta puede ser utilizada en educación superior en cuestiones básicas como asistencia en línea para una tarea, simulación de conversaciones, aprendizaje de idiomas, y la práctica de la escritura, entre otras.

Por contrapartida, los desafíos están vinculados al tema de la interacción humana, ya que reduce la retroalimentación que efectúa un educador humano, y esto puede atentar con el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales.

En otro punto se encuentra la dependencia tecnológica, la desigualdad en el acceso a esta IA, y los problemas de exactitud y los sesgos que pueden confundir al estudiante, siendo necesario dar sentido, aplicabilidad, contexto y humanidad a este conocimiento.

Al respecto, el director del Magíster en Inteligencia Artificial de la UAI, John Atkinson, indica que "Cualquiera puede usar esta herramienta, pero cuando se tiene que tomar una decisión, especialmente en áreas tan sensibles como la educación, debo tener cuidado que sea un especialista el que esté supervisando el proceso". En este contexto, debemos tomar este cambio de paradigma tecnológico, que nos invita a beneficiarnos como comunidad educativa, permitiéndonos favorecer nuestros procesos formativos con estas innovaciones, que resignificarán la tarea docente, en el entendido que será el encargado de dar sentido a los aprendizajes, no solo desde la especialización, sino desde la ética, el bien común, y con la mirada puesta en la formación integral de los futuros profesionales, que aportan al bienestar de la sociedad.

La irrupción de Internet en todo el mundo se ha transformado en un punto de inflexión para el ser humano, especialmente en términos de comunicaciones y relaciones con su entorno. Los cambios han sido profundos y vertiginosos. En sólo dos décadas, el mundo virtual se ha instalado paralelamente junto a la vida real y cotidiana.

Los años más críticos derivados de la pandemia por Covid-19 permitieron valorar la importancia de Internet en el teletrabajo y el teleestudio, que habían tenido un lento avance en el mundo, pero que durante la emergencia permitió a los trabajadores y estudiantes desarrollar sus labores a distancia, sin asistir en forma presencial, lo que significó además reducir los contagios. La actividad en el trabajo a distancia implicó el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de información y algún medio de telecomunicación para el contacto entre el empleado y la empresa. Del mismo modo, permitió que los colegios y universidades continuaran las clases a distancia. Así, a raíz de la emergencia del coronavirus, el teletrabajo y la educación a distancia dieron un gran salto.

Esas conexiones han significado que el concepto de distancia se haya relativizado, y puede decirse que desde su aparición, el mundo está a un solo click, desde donde el usuario lo esté operando. Durante ese período Internet tuvo una prueba de fuego y cumplió con su objetivo, al mantener conectadas a las familias, a los trabajadores con sus empresas, a los estudiantes con sus colegios y universidades, a los usuarios con los servicios públicos y la banca, y al mundo en general. Ahora, pasada esa emergencia, los planes se enfocan en mejorar la calidad y la rapidez de las conexiones.