Investigación y desarrollo
Las estadísticas del Observatorio del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología, Investigación e Innovación muestran que el gasto total en I+D en Chile ha permanecido por debajo del 0,36% del PIB; lejos del 2,5% que exhiben los países de la OCDE. El país lo sabe y ha hecho esfuerzos por disminuir esa brecha.
En la discusión del rechazado proyecto de la Reforma Tributaria, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados ya acordó aprobar una modificación a la Ley de I+D del año 2008, ampliando desde el 35% al 50% los gastos en I+D con impacto medioambiental, que podrían ser usados como crédito contra el pago del impuesto, ampliando también los topes máximos. Pero no será suficiente el incentivo para acercarnos a las cifras de la OCDE. Existe evidencia del impacto en el otorgamiento de beneficios tributarios para invertir en I+D, donde reducciones del 10% en el pago de impuestos aumentan en algo menos de ese porcentaje la inversión en I+D en el largo plazo. Dado que el financiamiento de empresas es el 34,7% del total de la inversión en I+D (US$340 millones), aumentar de 35% a 50% la inversión en I+D como gasto tributario, produciría aumentos menores al 0,1% del PIB.
Si el incentivo tributario no es suficiente, habría que explorar otras soluciones.
El gobierno se puso como meta alcanzar el 1% del PIB como inversión en I+D. Invertir US$1.800 millones en I+D pública en un primer año -para financiar directamente a los centros de I+D de Corfo, financiar a entidades donde participen investigadores de frontera, o financiar consorcios públicos privados-, sería lo necesario para alcanzar esa meta.
Luego de ese puntapié inicial, la misma inversión pública en I+D, tendría un impacto notoriamente mayor al 1% del PIB.
La evidencia muestra que la inversión pública es definitivamente el camino y, si el gobierno decide postergar esa inversión, lo que decide es hipotecar el potencial desarrollo productivo del país. Esperemos que eso no ocurra.
Nicolás Román y Anil Sadarangani Fac. Cs Económicas, U. Andes
Impuestos verdes
En las economías de libre mercado, el costo real de producir y consumir bienes y servicios no necesariamente refleja los costos socioambientales de dichos bienes. Por ejemplo, el uso de combustibles fósiles, una de las principales fuentes de emisiones asociadas al calentamiento global, genera externalidades negativas como las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de ecosistemas, lo cual, no se ve reflejado en su precio.
Por ello, ¿por qué no aplicar hoy impuestos verdes? Éstos se aplican a actividades o productos que tienen un impacto ambiental negativo, de modo de desincentivar su producción y consumo. Esto permitiría avanzar en la internalización del costo socioambiental, promueven la innovación tecnológica y el fomento de procesos más limpios y sustentables.
La aplicación de este tipo de impuestos a combustibles fósiles permitiría avanzar en el uso de vectores energéticos más limpios, eficientes y ambientalmente más amigables, como lo es el hidrógeno verde.
Las autoridades de los distintos ministerios -Medioambiente, Hacienda, Energía, entre otros- deben ser capaces de impulsar la aplicación de este tipo de impuestos, a pesar de que desde el punto de vista político sea una decisión impopular, de modo de favorecer el desarrollo más justo y sostenible de la sociedad chilena.
Dr. Lorenzo Reyes Bozo Decano de la Facultad de Ingeniería U.Autónoma de Chile
Cambio que se construye
Uno de los grandes desafíos que dejó la discusión en torno a la nueva normativa de 40 horas, es cómo mantener y aumentar la productividad en paralelo a reducir la jornada laboral. Actualmente, Chile es uno de los países con menos productividad por hora, según la OCDE y, de acuerdo a estudios internaciones, la reducción de la jornada permitiría tener organizaciones más productivas.
Pero para mejorar estos procesos, debemos tener en cuenta la realidad de nuestro país. Se recomienda trabajar en estrategias de educación y capacitación para los colaboradores, logrando así incrementar su capacidad para aprovechar el tiempo disponible para el trabajo y complementarlo con su vida personal. Será fundamental mirar profundamente para entender como están funcionando actualmente las organizaciones de forma interna, definir claramente los objetivos y que los equipos trabajen en conjunto para implementar correctamente esta ley, para que tanto las empresas como los colaboradores sean beneficiados. Los cambios laborales debemos construirlos entre todos.
Diego Tala Director de Laborum Chile