"Me siento orgulloso de haber trabajado 40 años en el estadio"
AGRADECIDO. El popular "Tamanino" recuerda el cariño entregado por dirigentes, entrenadores, deportistas y público en general.
Durante poco más de 40 años, su sonrisa, una palabra, el gesto amable, el saludo pleno de respeto y cariño fueron el sello de un trabajador municipal a quien muchos recuerdan más por su apodo que por su verdadero nombre. Jorge Bustos Andrade (79), el popular "Tamanino", fue símbolo de trabajo bajo el viento y la lluvia, o a expensas del calor en las instalaciones del Estadio Parque Municipal de Valdivia.
Hace un año decidió descansar y decir adiós al trabajo, para disfrutar de sus nietos y bisnietos y compartir más tiempo con su pareja Mercedes.
Pero, ¿dónde se originó el apodo de "Tamanino". Jorge Bustos recuerda que "fue cuando viví en Miraflores. A alguien se le ocurrió, porque yo era chico, bajito". En el idioma portugués, la palabra 'tamanhinho' significa algo de tamaño pequeño. Y ese bautizo lo acompañó y acompaña por siempre.
¿Cómo fue su experiencia durante 40 años como auxiliar en el estadio?
-Me siento orgulloso de haber trabajado durante tantos años en el mismo lugar. Poca gente sabe que al lado hubo una cancha de bicicross; fui testigo de las campañas de Deportes Valdivia, desde su fundación; de la construcción de la pista atlética; de los arreglos del estadio; de lo ocurrido en el Coliseo Municipal, cuando me tocaba turno; fui testigo de todos los Mundialitos. Me siento feliz con lo que hice y jamás tuve problemas con la gente del fútbol, del básquetbol o del atletismo.
En ese contexto, ¿qué es lo que más rescata?
-Conocí mucha gente, muchos deportistas y resulta extraordinario comprobar cómo me quieren cuando los encuentro en la calle. Incluso fuera de Valdivia, muchas veces escucho que alguien me llama: ¡Tamanino! para saludarme. Siento que toda la gente me quiere, porque a todos les buscábamos siempre una solución con mis compañeros de trabajo y las jefaturas que tuve. Recuerdo con mucho cariño a mis jefes Germán Uribe, José Arellano y Marcos Galaz, excelentes personas y siempre caballeros. También conocí a muchos dirigentes y entrenadores, como el profesor Luis Marcoleta, un gran jugador y también como persona.
¿A quién o quiénes destaca entre sus compañeros de trabajo?
-Cuando entré a trabajar en el estadio estaban Rosales ("El Viejo Carmelo"), Puchi, Olivares y Matamala. Rosales me enseñó a hacer la pega.
¿Cómo asumió el momento y la decisión del retiro del trabajo?
-Un día tomé la decisión y listo. Le dije a mi familia, a mis compañeros de trabajo. Me entró la flojera (risas). Ya no estaba el ánimo de antes, quería descansar. Quizás me retiré muy tarde. Pero ahora disfruto de mis nietos, juego pichangas con ellos, uno está en los infantiles de Deportes Valdivia. Ese es un consejo también para quienes terminan de trabajar: que sigan compartiendo con sus amigos, que disfruten a sus familias, que no se encierren.
¿Y va al estadio?
-Solo voy a ver los Mundialitos al Félix Gallardo. Al estadio no he vuelto, quizás sentiría nostalgia. Entregué todo lo que podía y un poco más.