P ara las instituciones de educación superior, la inauguración de un año académico tiene un especial significado, ya que representa en forma simbólica el inicio y la acción primera que pone en marcha todo los demás procesos.
Pero también es un momento importante para la reflexión respecto a los logros alcanzados, y los desafíos que nos planteamos, considerando sobre todo el contexto de cambio constante que vive nuestra sociedad y el mundo.
Esta ceremonia es para preguntarnos ¿Cuánto hemos avanzado desde nuestro propósito inicial? ¿Qué podríamos hacer mejor? ¿Cómo aportamos cada vez de manera más sustantiva, tanto en términos valóricos como instrumentales y prácticos, a nuestros alumnos, a sus familias que han confiado en nosotros, a nuestra región y al país?
Todas estas interrogantes surgen desde el sentido de un enorme deber y querer ser de una institución de educación superior. Donde la educación superior, para miles estudiantes es la llave fundamental para avanzar en la movilidad social, siendo este uno de los mayores compromisos en materia de la formación de técnicos y profesionales.
Inaugurar un nuevo año académico es, además, un espacio en el que se comienza a escribir un nuevo capítulo a nivel de la institución, aquel sobre la base del diálogo y la reflexión, abordando los diversos desafíos que nos plantea la sociedad del conocimiento.
En el caso de la Universidad, el Instituto Profesional y el Centro de Formación Técnica Santo Tomás significa renovar el compromiso con 90 mil estudiantes y 9 mil académicos, a través 22 sedes desde Arica hasta Punta Arenas, siendo Valdivia una de ellas con más de tres mil matriculados. A lo largo de Chile, han egresado alrededor de 250 mil profesionales y técnicos, que a diario contribuyen con sus conocimientos y habilidades al desarrollo de nuestra sociedad.
Es un momento también para agradecer a los equipos de profesionales, docentes, y administrativos detrás de la formación de cada estudiante, que nos permite contar con las tres instituciones acreditadas en Nivel Avanzado por la Comisión Nacional de Acreditación, y sin dejar de lado a las entidades públicas y privadas que constituyen las redes de apoyo.
El inicio de un nuevo año académico representa una oportunidad para renovar el compromiso con la formación de profesionales de excelencia, con una visión global y preparados para enfrentar los desafíos del mundo actual, velando por que se transformen en agentes de cambio en sus respectivas comunidades, aportando al desarrollo social, cultural y productivo del país y sus regiones.