Correo
La Orquesta del Titanic
En democracia la minoría no debe gobernar. No obstante, a veces ocurre que la minoría llega al Gobierno. El haber ganado en segunda vuelta no transforma a la primera minoría en mayoría. Al gobierno de Boric, al igual que en primera vuelta, sólo lo respalda hoy alrededor de uno de cada cuatro ciudadanos. Ahora bien, el problema es mayor cuando quienes intentan gobernar se rehúsan a negociar con la Oposición, para buscar acuerdos. El atrincherarse en objetivos programáticos, eso, claro está, suponiendo que los tengan, resulta estéril. Es el caso de la gestión del Presidente Boric y de quienes lo sustentan, algunos más semejantes a una montonera que a una organización política. Es más, el Presidente acaba de reconocer que han aparecido sinvergüenzas en su gobierno.
Ya no se tomaron al Palacio de Invierno. La revolución ya no fue. Son sólo impostores que se sostienen en una impostura. El Gobierno transformador ha devenido en transformista. Chile es y seguirá siendo una Nación mayoritariamente moderada que busca progresar gradualmente, a partir de reformas y de grandes acuerdos que las viabilicen.
Mientras tanto, el proceso constitucional sigue adelante. Cada vez es más probable que empiecen a ser vistos como la orquesta del Titanic. Sin embargo, aún están a tiempo de corregir el rumbo y centrarse en aquello que realmente importa, esto es, diseñar un sistema político que permita a la mayoría gobernar e impida a las minorías obstruir.
Al Consejo se le encargó elaborar una nueva Constitución y sólo eso. Se trata, por tanto, de normas que regulen el ejercicio del poder del Estado, reconociendo y garantizando, cuando corresponda, los derechos de las personas. No es un Catecismo ni un Manifiesto. Deben ser capaces entonces de cumplir teniendo presente la intención de más de alguno de que todo fracase. A mi juicio, lo esencial es generar una institucionalidad orientada a la formación de grandes coaliciones, evitando, de esta manera, el surgimiento de candidaturas bucaneras.
Jorge Vives Dibarrart
Paro de profesores
En el mundo la educación siempre ha sido un desafío. Sin embargo, es poca la atención que se pone sobre lo que dicen los y las docentes, quienes conocen mucho mejor la realidad de las aulas que viven a diario y que, muchas veces, se tiende a transformar desde miríadas que poco responden a las necesidades particulares de cada comunidad escolar.
En este escenario, el ministro de Educación tiene siempre un desafío mayor al de otras carteras, pues se espera de él un reflejo estratégico del Gobierno en el área y no una simple administración de funcionamiento. En este mismo sentido, el hecho que la primera magistratura emergiera políticamente desde el moviendo estudiantil que reclamó una educación pública, gratuita y de calidad, deja en una posición a priori de mayores expectativas a cumplir por esta cartera. Y ahí es que resulta significativo el paro docente que viene in crescendo, pues lo que se pide es en resumidas cuentas dos cosas: 1) el cumplimiento de compromisos de campaña y 2) una agenda común que logre subsanar los estragos que no se han corregido con las leyes del 2016 y que, en algunos casos, como los SLEP, no han funcionado.
En tal sentido, creo que el ministerio tiene que escuchar más a sus docentes porque se está alertando una situación que reclama una pronta solución y no una promesa de largo aliento, no sólo por evitar un conflicto político social como es el paro de uno de los principales gremios del país, sino porque están expresando la necesidad de resolver problemas que se pueden ir agrandando hasta llegar a niveles insolubles.
Eliseo Lara Órdenes. U. Andrés Bello
Gobernabilidad
En menos de dos años bajo el gobierno del presidente Gabriel Boric, buena parte de sus ministros se han visto en polémicas vergonzosas. Incluso figuras técnicas como Mario Marcel no se han salvado de esto.
Esta situación contrasta con la capacidad del expresidente Sebastián Piñera para gobernar a pesar de bajos niveles de aprobación (7% en un momento) y desafíos políticos internos que tuvo en su gobierno.
Con la aprobación actual de Boric en torno al 30%, surge la pregunta sobre cómo enfrentará estos retos sin un respaldo sólido en su equipo ministerial. La confianza en sus ministros es crucial para cualquier gobierno ¿Podrá gobernar adecuadamente el presidente si la aprobación baja a un 20%, o a un 10%? Parece difícil.
Renato Chavarría