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Forma y fondo en el Consejo Constitucional

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Esta semana el Consejo Constitucional entró en una etapa decisiva: en sus cuatro comisiones se iniciaron las votaciones de las más de mil enmiendas presentadas por los consejeros al anteproyecto redactado por la Comisión Experta. La experiencia de la convención pasada enseña que durante estos días la ciudadanía se formará no sólo una opinión sobre el tenor de la propuesta constitucional que se presentará a votación en diciembre próximo; también se hará una idea sobre el estilo de actuación y negociación de los propios consejeros.

Tanto el fondo -aquello que contemple la propuesta -como la forma -el estilo de negociación para llegar a esa propuesta- serán igualmente determinantes para el éxito de este segundo proceso constitucional.

En medio de la polarización de las elites políticas del país, los integrantes de la Comisión Experta mostraron que es posible superar una práctica política adversarial basada en la acentuación de las diferencias y la lógica de los juegos de suma cero, en que la victoria de unos es la derrota de otros, por una en que los actores son capaces de combinar el pragmatismo con la convicción reflexiva para llegar a acuerdos con adversarios políticos. Se trata de una práctica política que, además de productiva, es valorada por la ciudadanía. En efecto, según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, un 59% de la población prefiere a consejeros que privilegien los acuerdo, aunque al hacerlo tengan que ceder en sus posiciones.

A pesar de la mayoría que tienen la derecha y centroderecha, entre los consejeros se intuye la importancia que tiene mostrarse abiertos a la búsqueda de acuerdos. Para alcanzarlos, han institucionalizado mecanismos para conversar y pactar. A comienzos de agosto crearon una mesa de coordinación apodada la "quinta comisión", cuyo objetivo es encauzar entre las bancadas las negociaciones de las enmiendas. Esta semana establecieron además cuatro mesas de trabajo transversales, integradas por expertos y consejeros de izquierda y derecha, que proporcionará insumos y preacuerdos en las materias de mayores diferencias, los que además se acordó votar la próxima semana. A estos mecanismos formales se suma la suspensión por algunas horas de las sesiones, de modo de dialogar posibles redacciones comunes.

El establecimiento de estas instancias muestra una apertura al diálogo, pero no garantizan el que se llegue a acuerdos. Esto último depende también de la disposición para acordar expectativas compartidas, las que quedarán incorporadas en la propuesta constitucional, dejando fuera aquellas en que se esté en desacuerdo. Sin esta disposición, los diálogos serán un simulacro, una puesta en escena que estratégicamente las partes podrán usar luego para decir "hicimos lo posible". Este estilo de negociación puede ser menos estrambótico que el de los convencionales, pero reproduce la comprensión de la política como un juego de suma cero que condujo al fracaso del proceso anterior.

Es aquí donde entra la importancia del fondo, es decir, aquello que se le propondrá a la ciudadanía como nueva Constitución. Por ejemplo, se asumió que muchas de las enmiendas presentadas tuvieron como fin satisfacer los impulsos identitarios de ciertos grupos de electores. Los consejeros del Partido Republicano confirmaron esta idea al desistir -por el momento- de algunas de las suyas, como la que elevaba los quorums de reforma constitucional, la que daba rango infraconstitucional a los tratados de derechos humanos y aquella que permitía la reclusión domiciliaria a mayores de 75 años. Se espera que esta decisión haga que los consejeros de izquierda flexibilicen sus posturas en asuntos como niñez y pueblos originarios. Sin embargo, el mismo jueves se aprobó en la comisión de derechos la enmienda republicana que exime de contribuciones a la vivienda principal, una iniciativa controvertida pues socava fuertemente el financiamiento de los municipios, beneficiando a las familias de mayores recursos. Esta enmienda provocó una fisura entre los consejeros de oficialismo y oposición, que también se observó en votaciones sobre justicia ambiental, cambio climático y probidad.

Las posibilidades de acuerdo en asuntos de máxima importancia no son remotas. Aunque los consejeros de centroderecha ingresaron una enmienda de unidad de propósitos que garantiza la libertad de elección entre aseguradores públicos y privados de salud, consejeros de RN-Evópoli presentaron una que establece un plan universal y solidario de salud, asunto que debiera ser valorado por los consejeros de izquierda. Pero por ahora, a pesar de los mecanismos e instancias de diálogo, la conducta de negociación política en el consejo responde a la lógica de juegos de suma cero. Con ello se incrementan los incentivos para la política adversarial y se hace más probable aquello que la mayoría quisiera evitar: un segundo proceso constitucional fallido. Teniendo tan cercana la exitosa experiencia de la Comisión Experta, sería signo de una lamentable falta de capacidad de aprendizaje de nuestros líderes políticos.

"Pero por ahora, a pesar de los mecanismos e instancias de diálogo, la conducta de negociación política en el consejo responde a la lógica de juegos de suma cero"


Columna

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(viene de la página anterior)

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-Pero una usurpación es violenta de por sí. ¿Por qué se hace la diferencia?

-Cuando alguien por ejemplo llega y te amenaza, te agrede físicamente, cuando alguien destruye parte de tu propiedad, es distinto que cuando alguien simplemente se para en tu propiedad. Cuando pasa esto último, lo que tú puedes hacer es llamar a Carabineros, no hay necesidad de que tú te defiendas de una agresión. Simplemente, lo que corresponde es que tú llamas a Carabineros y que los lleven detenidos y es un delito de cárcel. Si por eso le pusimos pena de cárcel, también a la usurpación pacífica o no violenta, porque para nosotros es muy grave igual. No es que estemos minimizándola. Lo que pasa es que el tratamiento, desde el punto de vista de la defensa, es muy distinto. Nosotros no queremos fomentar la violencia y por eso creo que el Gobierno no dice la verdad de lo que es la ley. No queremos fomentar que alguien claramente incite a la violencia. Todo lo contrario. Es solamente en casos en que a ti te agredan y te defiendes, como ocurre hoy día en que alguien entra a tu oficina y tú te defiendes. Si alguien entra a tu casa y tú te defiendes, esas personas están eximidas de responsabilidad penal.

-¿Y la autotutela no aplica acá, senador?

-La autotutela es un invento del Gobierno que debiera pasar por la comisión que quiere hacer Camila Vallejo.

-Si es tan absurdo como usted dice, ¿por qué el Gobierno reaccionó así?

-Es lo mismo que decían con la ley Nain-Retamal. Hay que recordar que la ministra se levantó de la mesa de la Comisión de Seguridad indignada conmigo porque yo estaba avanzando con esa ley. A las 24 horas se subió al acuerdo y dijo que era una muy buena ley. Lo mismo pasó con el robo de madera. El Presidente Boric votó en contra cuando era diputado y hoy día la celebran. Lo mismo pasó con los estados de emergencia. El Presidente Boric intentó destituir al Presidente Piñera utilizando obviamente las herramientas que tiene la Constitución y hoy día pide que no utilicemos esas herramientas. O sea, hay un nivel de contradicciones muy grande en las posturas que ha tenido la izquierda en esta materia y que son bien lamentables. Yo esperaría que el Presidente celebrara esta ley.

-¿Es posible llegar a algún acuerdo legislativo con el actual ambiente político?

-Mire, esta ley tuvo un apoyo muy transversal, incluso con parlamentarios oficialistas. Es una buena demostración de que sí se puede avanzar en legislar cosas que son importantes para la gente. Hay que acordarse de que aquí vemos que hay dos izquierdas. Hay una izquierda que es democrática, que cree que hay que construir acuerdos, que cree que la derecha no es un ícono de la maldad. En cambio, hay otra izquierda que es fanática, dogmática, antidemocrática. Son los mismos que dicen que en Cuba y Venezuela hay democracia. No son capaces de distinguir lo que significa una buena política, que es una política donde uno construye acuerdos, de una política que simplemente es de trinchera. Al país le hace mal cuando nos polarizamos.

Los mejores años de Chile fueron los 90, que fueron los de mayor crecimiento económico y de mayor avance. Hoy día vemos cómo desgraciadamente esa forma de hacer política de acuerdos se ha ido desintegrando. Y lo peor de todo es que esto es un círculo vicioso, porque partió en el gobierno de Piñera, que ya sabemos cómo se comportaron en medio del estallido delictual que hubo, donde celebraban "el que baila, pasa", donde en el fondo había algunos que querían que el gobierno de Piñera cayera y, por lo mismo, se alegraban con este tipo de crisis social. Y había otros, que por suerte fuimos la mayoría, que entendían que había que buscar un mejor acuerdo. De alguna manera hay una falta de mirada de unidad nacional. Patricio Aylwin logró algo bien importante en un momento muy difícil y creo que el Presidente Boric no estaba a la altura de Aylwin. Lo que divide es la apología que le hace a un expresidente del Partido Comunista que no fue capaz ni siquiera en los últimos días de reconocer que en Venezuela y en Cuba hay dictaduras. O sea, que no es capaz de distinguir entre una democracia y una dictadura. Lo que divide es que trate como trató a una persona que se quitó la vida. Lo que divide es que en vez de sumar a todos los chilenos a mirar el futuro y dejar atrás nuestras diferencias, trate de utilizar comunicacionalmente un momento doloroso del país. Entonces, son formas de hacer política que, bueno, cada uno elige como lo hace. Es la historia en la que juzgan los presidentes con una mirada más larga.

-¿Es partidario de que se debe seguir hablando de lo que ocurrió el 73 o preferiría dar vuelta la página?

-Siempre se tiene que hablar de nuestra historia. Lo que no puede ocurrir es que se utilice esa historia para seguir dividiendo. O sea, la historia no puede servirte para unir o no te puede servir para dividir. Tú eliges cuál es el camino que tomas.

-¿Qué significa para usted el 11 de septiembre?

-Yo creo que el fracaso de la democracia. De hecho, creo que una de las cosas que uno lee un poco de la historia, yo ni siquiera había nacido en esa época, yo nací en el 77, pero uno lee un poco de la historia, es justamente el fracaso del diálogo, el maximalismo de la política. Creo que había muchos que creían que el mismo Salvador Allende era un ingenuo y querían aplicar la otra ruta de Cuba, parte de los que gobernaban con él. Claramente eso hizo que la crisis se fuera profundizando y finalmente se generó el problema de los escenarios en que se termina quebrando la democracia, se termina terminando el diálogo, y se termina entrando en un periodo donde hay mucho dolor, mucha división, y eso nos costó mucho tiempo como sociedad recuperarlo. Por lo mismo, hay que seguir el ejemplo de aquellos que entendieron que ese tipo de periodo, esa forma de hacer política, que claramente partió mucho antes del 11 de septiembre, es algo que no podemos repetir.

-Y en ese contexto, ¿por qué no firmar la propuesta del Presidente de un "nunca más"?

-Básicamente porque vemos un oportunismo en él. Vemos que en el fondo es una estrategia oportunista más que una consecuencia. Hay que recordar que el mismo Gabriel Boric por muchos años defendió a Venezuela, defendió a Chávez, y se ha visto a una persona con muy poca consistencia. Entonces, la credibilidad del Presidente está muy mermada. Las vueltas que se ha dado en muchas materias, incluyendo los derechos humanos, han sido brutales.

-¿Pero de cara a la ciudadanía no habría sido un gesto positivo de la oposición?

-Cuando el que lo hace es un oportunista, es difícil que sea positivo. Ahora, por supuesto que estoy de acuerdo que no puede haber salidas violentas a las crisis. De hecho, creo que la dictadura es dictadura y las violaciones de los derechos humanos no solamente son reales, sino que horrorosas, pero de ahí a ver a una persona que ha tenido este comportamiento tan inconsistente en la defensa de esa democracia, y que trata de aprovecharse oportunistamente de ese momento doloroso, creo que hizo muy bien la oposición de no prestarse para ese juego.