Descentralización
La descentralización implica un traspaso de competencias y recursos desde el nivel central a los niveles subnacionales. En nuestro país, en el ámbito de la descentralización territorial, estas competencias recaen en los gobiernos regionales y municipalidades.
Esta sencilla definición deja en claro que la descentralización es una situación deseable y justa.
Deseable porque las regiones dejan de depender de un centro político que por la inmigración ha llegado a saturarse y a ser incapaz de resolver sus propias necesidades olvidándose del resto del país. Justa por cuanto la exportación de capitales, personas y materias primas desde las regiones hacia el centro ha esquilmado a aquéllas y ha frenado su desarrollo.
Desde hace algunos años la saturación de Santiago ha obligado a la emigración de muchas personas a provincias las que no han estado ni están preparadas para el incremento de su población.
Hace algunos años, tras el retorno a la democracia que aún tenemos, un Ministro de Transportes expresó que el mejoramiento del transporte público en la capital requería de nuevos buses y que las máquinas usadas serían enviadas a provincias. Esa afirmación demostró el desconocimiento de ese Ministro acerca de la descentralización. Igual desconocimiento se ha demostrado en tiempos recientes cuando se ha trasladado a delincuentes y sus familias a ciudades que disfrutaban de tranquilidad.
Valdivia es una de las ciudades afectadas por decisiones erradas que han alterado su calidad de vida.
Omar M. Henríquez F. omanuelito75@gmail.com
Delincuencia sigue campeando
Uno de los indicadores internacionales es el referido a "Homicidios/100.000 habitantes", el que fue actualizado el 13 de julio por el Subsecretario Manuel Monsalve (1er informe unificado sobre homicidios), señala que las tasas se ubican en 4,5 (año2018), 4,8 (2019), 5,7 (2020), 4,6 (2021), 6,7 (2022).
Si consideramos otras variables como el narcotráfico, bandas delictuales organizadas, uso indiscriminado de armas de fuego ilegales, actuación de menores en delitos violentos, muertes a balazos de niños; visible y rotundamente apreciamos que los esfuerzos están mal encaminados y los resultados son muy pobres. La delincuencia es un factor de primerísima importancia nacional y las buenas intenciones no bastan para detener su firme avance amplia escalada en todos los sectores de la sociedad.
Se aprecia que las Fuerzas de Orden y Seguridad siguen cumpliendo denodadamente su labor, pero falta el compromiso de las otras Instituciones intervinientes en este crucial tema.
Francisco Smith González General Inspector de Carabineros (r)
Taquilálicos y taquilálicas
Algo raro ocurre con el habla de entrevistadores, presentadores, lectores de noticias, comentaristas, candidatos que, muchas veces, cuesta entenderles lo que dicen. Mucha "taquilalia" al extremo que hace desagradable escucharlos (las), abusando de expresiones hechas, neologismos, y, un exceso de adverbios. ¿Será un síntoma de la neo-lengua de Orwells? Lo peor es que, creyendo que lo hacen bien, pretenden ser "modelos" de habla/lenguaje.
(...) La taquilalia es un trastorno de la fluidez verbal, caracterizado por un ritmo excesivamente rápido y desordenado. Se acortan las palabras o se confunden las sílabas. Constituye un claro "vicio de dicción" o de alguna patología lingüística como la esquizofasia (ensalada de palabras, incoherencia, sintaxis alterada), jerga afásica (habla incomprensible o disártrica), habla neurótica carente de "eufonía" (efecto acústico agradable resultante de la combinación de fonemas o sonidos en una palabra u oración) que los medios nos tienen acostumbrados.
Hablantes de Colombia, Venezuela, Perú, Argentina - como decimos en buen chileno - nos "dan cancha tiro y lado en la forma como articulan nuestro castellano. En el español chileno, agreguemos el farfulleo, el chamullo, habla flaiter, las rinolalias, y la pedantería, frases hechas.
Ya no están en las pantallas o en los micrófonos los "maestros del buen hablar" como Raúl Matas, Patricio Bañados, entre otros, a quienes resultaba agradable escucharlos. Hacen falta "profesores de lenguaje y comunicación" que aborden este fenómeno en el proceso educativo, o, fonoaudiólogos, para formar a las persona en una "pedagogía del habla", simplemente. Total como escribió Nicanor Parra "si la realidad no cabe en un zapato chino, menos en un zapato ruso".
Omer Silva Villena osilvaville@gmail.com