Felicitaciones y compromiso
Los remeros valdivianos cumplieron con Chile, como siempre. La alegría por sus triunfos debe ir acompañada por apoyo.
Luego de la impecable actuación de la selección de remo en los Juegos Panamericanos 2023 no cabe más que aplaudir de pie. Tres oros, cinco platas, dos bronces sumó el equipo de bogadores al medallero del Team Chile y con ellas se ha logrado ubicar a nuestro país en el quinto lugar de los resultados generales, faltando todavía una semana de competencias. Gran parte de esos triunfos tienen el sello de Los Ríos, gracias a las impecables actuaciones de Antonia Liewald, Magdalena Nannig, Óscar Vásquez, Andoni Habash, Isidora Soto e Isis Correa. Junto a ellos, imposible no mencionar a Soraya Jadue, medallista panamericana, mentora de muchos y portadora de la bandera olímpica en la inauguración 2023.
Ciertamente el desempeño de los bogadores llena de orgullo a nivel nacional, pero especialmente en nuestra región y en Valdivia, testigo privilegiada tanto del tesón diario por entrenar desde la madrugada, sin descansos y sin excusas; como del desplegado por los dirigentes y los clubes para desarrollar, difundir y mantener la práctica de esta disciplina, aunque deban enfrentar enormes dificultades.
Cuando el equipo regrese en los próximos días, sin duda recibirá merecido homenajes. ¡Que sean muchos y que sientan el cariño de la comunidad! Lo merecen y se los debemos. Pero, junto con ello, es necesario que también se renueven los compromisos de apoyo sustantivos y constantes del sector público y del privado, para que puedan continuar con su actividad.Y ese respaldo no se trata sólo de aportes monetarios para el alto rendimiento, que son obviamente urgentes y vitales. Además, debe traducirse en trabajo con las agrupaciones para fomento a la práctica, mantención adecuada de las instalaciones de entrenamiento, recursos para viajes y, por supuesto, la garantía de poder remar en el río sin riesgos de ataques de personas inescrupulosas, como lamentablemente se ha visto recientemente. Mención aparte merece el sueño de una pista de aguas quietas, donde realizar competencias de alto nivel, prometida hace más de 20 años, cuando Miguel Cerda y Christian Yantani se convirtieron en campeones mundiales en Sevilla 2002.