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¿Cómo se puede dimensionar el alcance que tuvo ese nuevo impulso que le comenzaron a dar a la comunidad?
- Nos comenzaron a llamar desde otras comunas, para ver de qué manera podíamos colaborar, por ejemplo, con las municipalidades. Ese fue el momento en que nos propusimos crear una fundación con el objetivo de establecer una metodología y una plataforma más grande que nos permitiera postular a fondos. La decisión también tuvo que ver con mostrarnos más como grupo, que como personas individuales responsables de una idea. Parece increíble todo lo que nos pasó. La popularidad fue tan grande que hasta me ofrecieron postular como concejala por Santiago.
Lecciones
La Fundación Patrimonio Sustentable fue creada en 2015 con un norte: trabajar con las comunidades. La institución las asesora e incluso genera las instancias necesarias para invertir en proyectos que los vecinos no son capaces de solventar.
Hasta la fecha se ha trabajado, por ejemplo, en la Región Metropolitana con los barrios Esmeralda, Franklin, Cartagena, Isla de Maipo, Pomaire, Ictinos, Estación, Las Telas, La Chimba, Patronato y Plaza Ñuñoa. Y en la Región del Ñuble con los barrios Chillán, Cobquecura, San Carlos, Ninhue, San Fabián de Alico, San Nicolás y San Carlos. En la Región de Los Ríos el debut fue con el barrio Cochrane.
Para cada comunidad se planifica un proceso participativo de identificación de brechas, objetivos y formas de posicionar lo que caracteriza a cada sector en particular.
¿Mejorar las condiciones de seguridad ciudadana es un objetivo transversal?
- No es una acción en sí misma. Es más bien una consecuencia positiva del trabajo comunitario. Lo interesante es que a fin de cuentas siempre termina mejorando la percepción de seguridad. Eso ocurre cuando empoderas a la gente y se le da un sentido de pertenencia en el que hay que hacerse cargo del lugar habitado.
¿De qué manera afectó la pandemia a la revitalización de los espacios públicos?
- La crisis sanitaria cerró muchas puertas. El espacio público se invisibilizó y hubo una especie de pase libre para las malas prácticas. Lo bonito de eso, es que aunque toma tiempo, se puede revertir.
¿Hay alguna clave?
- Las personas tienen que entender que además de hacerse cargo de sus locales comerciales hacia adentro, lo tienen que hacer también hacia afuera. Eso cambia mucho la percepción de las cosas e instala una dinámica de organización mucho más fuerte. Cuando hay diálogo entre los pares, inmediatamente comienzan a surgir estrategias de cómo trabajar en conjunto con las autoridades o con Carabineros.
¿Cuál es el proyecto más complejo que han enfrentado?
- El de barrio Franklin, porque tuvimos que enfrentar una percepción muy negativa de los visitantes y de quienes trabajan en ese lugar. Fue muy complejo. Hubo que hacer un trabajo muy profundo al que ni siquiera las instituciones públicas le tenían fe. Con el paso de los años y con el paso de los proyectos, hemos ido sacando lecciones valiosas sobre el trabajo con la gente. Las comunidades suelen iniciar sus procesos de forma intuitiva y nosotros hemos aprendido mucho de eso.
¿Han sistematizado algún documento con experiencias de trabajo y con las urgencias que se repiten en cada comunidad?
- Hemos sido objeto de tesis académicas. Nosotros no hemos levantado estudios, pero hemos aterrizado la metodología de trabajo en el sentido de cómo entramos a los barrios, cuáles son las herramientas que tenemos que usar, etc. Una de las cosas que más valora la gente, es que somos prácticos. Las personas están aburridas de que llegue el gobierno o la institucionalidad pública para hacerlos participar de diagnósticos, proyectos o iniciativas que no llegan a ninguna parte. A cambio, nuestra metodología siempre termina en algo concreto y ese algo, son las guías patrimoniales. Es importante que las personas vean reflejadas sus palabras y vean de qué manera contribuyen al barrio.
En valdivia
Tras el estallido social y luego de soportar los embates de la crisis sanitaria por covid-19, Alejandra Rosas dejó Santiago y se instaló con su familia en Valdivia. Fue en un momento en que su hermano Cristian, ingeniero civil de profesión, había tomado la misma determinación con antelación. Estaba viviendo en el barrio Cochrane y había iniciado su propio emprendimiento: Casa Moulin.
Entonces llegó a la ciudad con todo el conocimiento adquirido luego de trabajar con barrios en el norte, cuando surgió la posibilidad de hacer lo propio en Cochrane. Bajo el alero del Programa Fortalecimiento Barrios Comerciales de Sercotec se publicó la "Guía Barrio Cochrane. Patrimonio & Comercio. Valdivia".
El documento de 54 páginas, con imágenes a color, considera un Mapa Comercial con 54 puntos con rubros como la gastronomía y la entretención; y un Mapa de Patrimonio, Educación y Cultura, con 14 hitos, como edificios de alto valor histórico y plazas. El impreso fue solo uno de los resultados de un año de trabajo mancomunado con los vecinos.
¿Cómo era la relación entre los vecinos cuando se inició el proyecto?
- Alberto Reyes (presidente de la Asociación de Comercio Valdivia Centro) estaba trabajando prácticamente solo. Todo era muy de capa caída. No se sabía de qué manera formar una organización y sacarla adelante. Sin una motivación inicial, real, con las personas movidas por un objetivo común es muy difícil establecer la base para una organización con visión de futuro y resultados de mediano y corto plazo. El primer desafío fue entonces estimular la participación ciudadana. Surgió entonces, entre otras ideas, la creación de una guía patrimonial y comercial del barrio. Esa fue la gran excusa para inyectar energía de nuestra experiencia, para identificar a aquellos socios con los que realmente podríamos seguir trabajando.
La base del trabajo fue un diagnóstico de comunicación estratégica para profundizar en aquellas cosas identificadas como débiles…
- Eso sirvió para ir resolviendo cosas que a simple vista parecen sencillas, pero que no lo son. Una de ellas es cómo relacionarse con las autoridades. Tuvimos que hacer un seguimiento en materias como redactar un correo electrónico, hasta la pertinencia de un llamado telefónico para pedir algo, pasando por la revisión de la visión y la misión; que era algo que ni los propios vecinos tenían idea de qué se trataba. El trabajo de Sercotec con el Programa Fortalecimiento de Barrios Comerciales se tradujo en la instalación de un modelo de organización; y desde ahí hubo que trabajar en el conocimiento con más detalles y en asumir lo que eso significaba. Nuestro grado de compromiso ha sido tal, que se propende incluso a preparar a los vecinos para las reuniones que puedan llegar a tener con las autoridades. Se hacen pautas previas, se identifican temas necesarios de ser mencionados, nada queda al azar. Todo tiene un propósito. ¿Cree que están contribuyendo a la formación de líderes ciudadanos?
- Ciertamente esa es una forma de interpretar el resultado de nuestro trabajo. Las personas van asumiendo roles y responsabilidades, en la medida que comienzan a integrarse al entorno y a aprender cosas nuevas. Nadie tiene por qué saber cómo se manda un correo electrónico. Nosotros decidimos ver de qué forma apoyamos el liderazgo y el empoderamiento de los socios en las organizaciones. Por eso es fundamental acompañar a los barrios.
¿Cómo es el barrio Cochrane de ahora, en comparación al que llegaron hace un año?
- Es muy distinto. Tengo la fortuna de haber visto el proceso de cambio desde adentro y lo puedo graficar en la impronta que tiene Alberto Reyes, en cómo se desenvuelve y en la forma en que finalmente ha tomado el liderazgo en la toma de decisiones. Antes había mucho rechazo a pensar que las cosas podían funcionar de buena manera. Ahora todos celebran cada vez que al barrio lo toman como ejemplo de unidad y promoción de sus virtudes. Una señal potente del éxito logrado durante todo este tiempo es que actualmente la organización tiene 19 socios nuevos que llegaron con una energía increíble. Son personas que ven en Cochrane un barrio cool.
¿Las autoridades tienen que aprender de ustedes para mejorar sus propuestas y, por ejemplo, no politizarlas?
- Me llama mucho la atención cómo las autoridades funcionan en Valdivia. Me he sorprendido gratamente de que se entiende la importancia que tiene escuchar a las comunidades. Eso no ocurre en Santiago donde simplemente te pasan la máquina por encima. Vengo de un Santiago donde cada cual quería tener un pendón más grande, para ningunear al otro. En Valdivia las cosas se hacen de manera diferente, aunque desde mi punto de vista, siempre está latente aquello de hacer campaña cuando se trata de ir a los barrios. En un primer diagnóstico los vecinos de Cochrane nos dijeron que eran invisibles para la municipalidad. Entonces la primera meta fue conseguir que la alcaldesa fuera al barrio. Fue prioridad también que la municipalidad comenzara a estar presente en todas las actividades, por más pequeñas que fueran. Un gran triunfo es que se valide lo que se está haciendo en barrio Cochrane y se valide el liderazgo de Alberto.
¿Le tiene más cariño a lo que ha ocurrido en Valdivia a diferencia de lo que sucedió en el norte?
- Barrio Cochrane se ha transformado en mi casa. Le tengo mucho cariño a la gente. Hay una actitud muy diferente a cuando comenzamos a relacionarnos. Ahora hay futuro. Se lograron solucionar problemas como la ocupación de la ex sede de la Democracia Cristiana, lo que, a la larga, de una u otra manera fue consecuencia del trabajo mancomunado con los vecinos. Lo bonito es que actualmente hay una gran red de contactos y de incorporación al barrio de instituciones que nunca antes se habían vinculado tan cercanamente como la Universidad San Sebastián y el Conservatorio de Música UACh.
El próximo paso con barrio Cochrane será la realización de un taller de formación de guías patrimoniales el 11 de noviembre en Serrano N° 958, entre las 10:00 y las 16:00 horas.
En paralelo Fundación Patrimonio Sustentable está trabajando con Liquiñe, declarada Ciudad Artesanal del Mundo por la World Crafts Council (organismo afiliado a la Unesco). Para los primeros días de enero se espera el lanzamiento de una guía patrimonial.
Y para 2024 está en carpeta un proyecto con todas las organizaciones de borde río de Valdivia. La idea es publicar la guía del Barrio Fluvial. La iniciativa está postulada a fondos concursables del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
"Barrio Cochrane se ha transformado en mi casa. Le tengo mucho cariño a la gente. Hay una actitud muy diferente a cuando comenzamos a relacionarnos".
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