Acuerdos: un buen deseo de Año Nuevo
Chile y Los Ríos necesitan consensos para avanzar y pasar de diagnósticos a la acción.
Una de las grandes tareas que viene para el país y la región durante 2024 es lograr consensos para avanzar en todas aquellas materias que permitan desarrollo y bienestar para las personas. Y eso implica resolución pacífica de diferencias, para llegar a acuerdos público-privados en áreas desde inversiones, a creación de empleo; desde obras públicas, a medidas políticas que apunten al bien común; desde diálogo, a respeto por las opiniones de otros; desde convivencia, a seguridad ciudadana.
En ese contexto, sin duda que las organizaciones de la sociedad civil tienen mucho que aportar y enseñar. En la mayoría de ellas se reúnen integrantes de diferentes posiciones e ideas, pero logran trabajar unidos con un objetivo que las aglutina (deportivo, escolar, social, espiritual, filosófico, práctico, benéfico, religioso o de otra índole) el cual voluntariamente ponen por sobre sus legítimas diferencias individuales, permitiéndose avanzar en conjunto, sin abandonar o denostarse cuando existen dificultades.
El futuro de Chile y Los Ríos es una meta suficientemente importante para convocar. Si eso se entendiera de verdad -no sólo en los discursos- y se depusieran agendas propias para suscribir una mayor, sin duda que resultaría positivo y se alcanzarían metas que beneficiarían a la comunidad. Es urgente hacerlo en diversas áreas; transversalmente se sabe.
A nivel local, se logran dar instancias de acuerdo. El viejo aprendizaje de la llamada "Agenda Pactada" (AP), que fue de la mano con la creación regional, es un ejemplo que se cita con frecuencia y que mostró una ruta a seguir, con la cual muchos se sienten identificados. De ahí la existencia de mesas, propuestas de gobernanzas, espacios de diálogo y formas de acción que incluso son modelo para otras regiones. Sin embargo, tal como ocurrió con la AP hace veinte años, todavía cuesta muchísimo pasar desde las conversaciones y los diagnósticos a la concreción. Todo demora demasiado. Ejemplos sobran.
Entonces, regionalmente es preciso fortalecer esos consensos necesarios, pero también orientarlos a que los planes y sueños se materialicen, con plazos acotados. Ese podría convertirse, sin dudas, en un buen propósito colectivo de Año Nuevo.