El sociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intrigante paradoja de nuestra era respecto a la democracia: cuanto más crece la decepción, más se consolida la adhesión masiva a los valores democráticos. La queremos, pero sin pasión. Y la queremos sobre todo cuando tenemos la sensación de que está en peligro.
Recientemente se publicó el ranking de la revista The Economist, que evalúa el estado de la democracia global. Este estudio clasifica a los países en democracias plenas, defectuosas, regímenes híbridos y autoritarios, basándose en variables como los procesos electorales, pluralismo, funcionamiento gubernamental, participación ciudadana, cultura política y libertades civiles.
Estas variables capturan la complejidad de la democracia, que abarca un conjunto de principios, conceptos y prácticas públicas.
La confluencia de estos elementos, compleja pero esencial, garantiza la solidez del sistema.
Estas prácticas dan forma a un sistema de convivencia que otorga a todos los miembros de la comunidad libertades y participación, todo dentro de un marco normativo.
Esta intrincada red de equilibrios, vital para nuestra coexistencia, define la democracia.
La evaluación, si bien no nos alarma, sí refuerza ciertas preocupaciones que han estado presentes. El estudio destaca los puntos fuertes de Chile en aspectos como la integridad electoral, el pluralismo, el respeto por las libertades y la eficacia gubernamental.
A pesar de estos logros, hay áreas que requieren mejora, en particular los bajos niveles de participación política, la creciente desconfianza y la insuficiente cultura política. Estas áreas señalan dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos para fortalecer la democracia.
Fortalecer nuestra democracia comienza con un diagnóstico preciso. Es esencial enriquecer los mecanismos de participación más allá de lo electoral.
Son imperativas dinámicas para la confianza política y, fundamentalmente, impulsar una cultura que, mediante la educación, promueva la tolerancia y el diálogo. Nuestra democracia, aunque no se encuentra en una situación crítica, demanda un compromiso constante de vigilancia ciudadana.
Director Magíster en Derecho y Litigación Constitucional USS