"Fue una gran emoción correr la maratón y recordar a nuestros compañeros caídos"
HOMENAJE. Su fotografía cruzando la meta con un lienzo de luto recorrió el país. Tras ese gesto está una vida ligada al deporte y a Carabineros de Chile.
En medio del 97º aniversario de Carabineros de Chile y el dolor tras los asesinatos de tres compañeros en la ciudad de Cañete (región del Biobío), el valdiviano Mauricio Flández , sargento segundo en la institución, tuvo una destacada participación en la reciente Maratón de Santiago, quedándose con el segundo lugar en los 42 kilómetros.
Si bien el atleta de 40 años de edad compite en este tipo de eventos desde 2008, esta fue la competencia más especial por todo el contexto que se vivió. Y así lo pudo plasmar al finalizar la competencia, donde homenajeó a los tres mártires institucionales dedicándoles el buen resultado, lo que fue destacado en distintos medios y redes sociales, y por supuesto, también en Carabineros.
Con casi 20 años de servicio, el sargento segundo se ha desempeñado en varias unidades policiales en la Región Metropolitana,donde vive. Actualmente cumple labores en la Dirección de Educación, Doctrina e Historia de la institución, ubicada en Ñuñoa.
Actualmente asegura que ha cumplido su sueño de formar una familia y ser carabinero; pero su vida no ha sido fácil. Se crió con muchas carencias y problemas en el sector El Tambillo, en plena Selva Valdiviana; luego ingresó al Hogar Niño y Patria de Valdivia tras un conflicto familiar, en una época en que la fundación aún dependía de Carabineros.
¿Cómo nace su interés para ingresar a la institución?
-Diría que es un tema familiar, ya que tengo tres tíos que son carabineros y siempre tuve esa opción, desde muy pequeño. Luego el estar en el Hogar Niño y Patria también me ayudó a conocer a más personas vinculadas a la institución, a las que tomé mucho cariño por su manera de ser. De todas formas no fue fácil, ya que antes de postular estuvo viviendo solo por unos cuatro años y tenía que trabajar para sobrevivir el día a día. En ese momento trabajaba en Frival y estaba bien, entonces la decisión no fue fácil.
¿Cómo recuerda su etapa en el Hogar Niño y Patria?
-En un comienzo tuve miedo pero no tenía otra opción. Mis padres se habían separado y la situación no era de las mejores, entonces se dio esta posibilidad y ahí me mantuve desde que tenía 11 años hasta que cumplí la mayoría de edad. Ellos me ayudaron en lo académico y también de preocuparse de darme un espacio cómodo y confortable. Luego estaba la situación con los demás niños y niñas del hogar, quienes todos tenían historias similares o de abandono, entonces esa etapa me sentí como en una familia.
¿Tuvo miedo al decidirse por ir a estudiar y vivir a Santiago?
-En un comienzo tenía mucho miedo, por todo lo que se sabe comúnmente de la ciudad, el tema de la inseguridad y sobre todo el vivir en un lugar tan grande, en comparación a Valdivia y sus zonas mas rurales. Fue un cambio muy grande y el miedo se mantuvo por mucho tiempo, pero fui adaptándome y ahora ya camino con mucha más seguridad por las calles. También el tema de acostumbrarse a la sociedad de Santiago, a la forma de ser de la gente no fue tan fácil, ya que es verdad que en el sur las personas son muy distintas en su manera de ser, sobre todo porque son más cercanas y más tranquilas, y en un principio me costó agarrar el ritmo de vida de la sociedad en una ciudad tan grande, pero hoy puedo decir con orgullo que me pude adaptar, camino con seguridad, aunque ciertamente prefiero la tranquilidad del campo, no lo cambio.
¿Le gustaría desempeñarse laboralmente en Valdivia?
-Me encantaría, pero por el momento solo es un sueño ya que ciertamente no depende de mí, sino de la institución. Con mi pareja le hemos hablado, como ella también es de la región y tenemos familiares en Valdivia y en otras comunas, como Lanco, nos gustaría poder regresar