Amigos
de Jesús
En la última cena, Jesús nos dedicó las palabras que recoge el evangelio de Juan que se lee este domingo (Jn 15, 9-17), un discurso centrado en explicar el significado de su vida y misión, de su pasión y muerte.
El amor de Dios es lo único que da sentido a la vida de Jesús y lo que da sentido a nuestras vidas, a menudo tan zarandeadas por circunstancias difíciles. El amor que viene de Dios es la roca firme sobre la cual construir nuestros proyectos de vida, la brújula con la cual dirigirnos, el motivo para levantarnos cada día y la causa de nuestra alegría.
Cuando el Hijo de Dios entró en la historia, los ángeles anunciaron la alegría y cuando el Hijo de Dios resucitó, esa alegría inundó y transfiguró todo el universo, todo lo creado.
Es el gozo divino, su amor que restaura todo en Cristo, el pasado, el presente y el futuro de cada vida humana y de toda la historia de la humanidad.
Jesús nos ha dicho: "Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos". El amor de Dios por la humanidad es amor paternal en la presencia del Padre, que envía y acompaña la misión del Hijo enviando su Espíritu; es amor maternal en la persona y el testimonio de María y es amor de amistad en Jesús, amigo de los hombres, amigo y hermano, nuestro redentor.
Jesús ha dado la vida por sus amigos. No somos esclavos sometidos, ni autómatas, sino amigos liberados del poder del pecado y del sinsentido. La familia no se escoge, pero los amigos sí. Dios nos escoge en Cristo para que seamos sus amigos. La amistad verdadera es motivo de gozo para quien la experimenta, tener un amigo o amiga del alma es tener un tesoro.
En Jesucristo tenemos ese tesoro que nos espera para agraciarnos, para hacer juntos el camino de la vida y sortear juntos las dificultades.
"El amos que viene de Dios es la roca firme sobre la cual construir nuestros proyectos de vida, la brújula con la cual dirigirnos..."
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