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El Reino

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de Jesús

En el evangelio de este domingo escucharemos algunas comparaciones que Jesús hace para referirse al Reino de Dios (Mc 4, 26-34): la parabola de la semilla y la del grano de mostaza. Eran comparaciones que para la gente de su tiempo hacían cercano su lenguaje, para acercar el mensaje que quería transmitir. El reino de Dios crece desde lo pequeño y desde la sencillez de la semilla.

Podemos poner un poco de abono, pero el crecimiento de la semilla en definitiva no difiere con la intervención del hombre. La semilla crece y se desarrolla sin que el hombre intervenga de una manera decisiva… que el hombre duerma o que vigile el resultado, es invariable. La semilla seguirá creciendo.

Tanto la primera lectura como el evangelio, nos hablan de la gratuita iniciativa de Dios en la vida de su Reino.

Dios no está ausente de la historia, como alguno piensa. Él hace germinar desde dentro, de la más profunda manera, la salvación del hombre. El reino poco a poco germina, nada lo puede detener, hasta transformarse en la más grande de todas las hortalizas, en la que hasta los pájaros del cielo se cobijan a su sombra.

Jesucristo, Hijo de Dios, que ha venido en medio de nosotros y ahora permanece en la Eucaristía, en apariencia, está silencioso y ajeno a las realidades de la humanidad, pero no hay nada más vivo que su presencia que hace crecer en nosotros la vida de Dios. No debiéramos pretender ver con los ojos del cuerpo aquello que solamente se desvela con los ojos de la fe. Por lo mismo, Pablo nos exhorta a tener confianza en Dios mientras peregrinamos en este mundo, porque estamos seguros de que Él siempre tendrá presente nuestro amor a Dios y al prójimo.

Nuestra vida presente está bajo los ojos de Dios, hasta que no lo contemplamos en su plenitud, en su reino.

En este domingo contemplamos la verdadera pobreza, ser conscientes de que es Dios quien realiza todo, sin atribuirse el mérito de nada y trabajar con todas nuestras fuerzas sin pretender ver resultados inmediatos.

Ernestina Ramírez Fuentealba: Adiós a una gran dama sanjosina

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A las puertas de cumplir los 90 años de edad, el 31 de mayo de 2024 se marchó para siempre la destacada dama sanjosina Ernestina del Carmen Ramírez Fuentealba (Q.E.P.D.), dejando entre sus descendencia y quienes supieron de su labor, el recuerdo de una mujer esforzada y amante de su familia, que supo salir adelante en la vida y superar cada obstáculo que apareció en el camino. Ernestina del Carmen Ramírez Fuentealba nació el 10 de junio de 1934 en Malalhue (comuna de Lanco) y fue una de los cuatro hijos del matrimonio formado por Horacio Ramírez y Petronila Fuentealba, quienes también fueron padres de Cremilda, Ema y Orlando. Realizó sus primeros estudios en Malalhue y según relata la familia, luego "se fue a San José de la Mariquina, a trabajar de asesora del hogar en la casa de Yocha Mera, porque su papá falleció joven y debía ayudar a su mamá". En San José conoció a Fidel Parra Sotomayor, quien a comienzos de los años '50 se transformó en su esposo y vivieron siempre en San José de la Mariquina. Fueron padres de diez hijos: Renata, Edgardo, Jaime, Sergio, Eduardo, Magaly, Isabel, Fidel, Nancy y José. A su vez, la descendencia familiar se prolongó a 20 nietos: Cristhian, Mónica, Verónica, Loreto, Patricia, Violeta, Sergio, Daniel, Eduardo, Violeta, Javiera, Patricia, Felipe, Adriana, Nathaly, Andrea, Raúl, Jaime y Vicente; y 18 bisnietos: Antonia, Francisca, Fernanda, Néstor, Valentina, Matilda, Aurora, Emilia, Leonor, Amaro, Agustina, Magdalena, Elena, Damián, Roberto, Isidora, Valentín y Antonia. La familia recuerda que Ernestina del Carmen Ramírez Fuentealba "participó en talleres de manualidades en Cema Chile, en donde compartía con más personas y aprendía nuevas actividades. Allí adquirió conocimientos de costura y pudo acceder a la compra de su máquina de coser. Hace un par de años también participaba de un club de adultos mayores, donde pudo compartir con sus vecinos y realizar algunos viajes y actividades recreativas apoyadas por el municipio". Agregan que fue "una mujer seria, que siempre quería que las cosas se hicieran con respeto y de forma correcta. Era una mujer generosa y preocupada por la situación de cada uno de sus hijos. Era tierna y cariñosa con sus nietos y bisnietos. Siempre tenía un regalo preparado por ella misma para fechas importantes, navidades o cumpleaños, regalaba cojines hechos por ella, manteles, mermeladas, pancito y cosechas de su huerta, entre otras". Sus nietos la califican como "la mejor abuelita del mundo", ya que "siempre fue muy cercana, preocupada, conversadora, tierna y cariñosa", mientras que sus hijos recuerdan que "a pesar de su pobreza y poca educación", los ayudó a estudiar y educarse. "Fue una madre muy dedicada" indican y agregan que "siempre se recordará la bendición en la frente de cada uno de nosotros, cada vez que nos despedíamos". Ernestina del Carmen Ramírez Fuentealba abandonó el mundo terrenal el 31 de mayo de 2024 a las 7.40 horas, en su domicilio en San José de la Mariquina y su cuerpo descansa en el cementerio de San José.

31 de mayo de 2024 fuel día en que abandonó el mundo terrenal Ernestina del Carmen Ramírez Fuentealba, madre de 10 hijos, abuela de 20 nietos y bisabuela de 18 bisnietos.

Jorge Alberto Buttckovich Heuser: Un hombre espiritual y solidario

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Hombre amante y preocupado de su familia, amigos, esposa y sus mascotas. Estudioso, espiritual y solidario. Son solo algunos de los conceptos que describen la persona que fue Jorge Alberto Buttckovich Heuser. Un valdiviano que se marchó el pasado 3 de junio, luego de una larga enfermedad que vivió de manera positiva, con dignidad y optimismo, tratando de rescatar lo mejor de cada momento y viviendo el día a día de la mejor forma posible. Jorge Alberto Buttckovich Heuser (Q.E.P.D.) nació en Corral, el 20 de mayo de 1960. Fue hijo de Hugo Buttckovich Álvarez y Nelly Heuser Andaur, quienes también fueron padres de Patricia y Elisabeth. Su educación la desarrolló en el Instituto Salesiano de Valdivia y la Escuela Militar. En el ámbito laboral, su especialidad fue trabajar como ejecutivo de ventas para grandes empresas, consolidándose durante más de 20 años como representante de la prestigiosa Viña Miguel Torres y Grandes Terruños. En ella, se desempeñó como supervisor para la Zona Sur, desde Concepción a Coyhaique. Casado durante 21 años con Carolina Zúñiga Fuentes, en su vida a nivel comunitario Jorge Alberto Buttckovich Heuser había sido parte de la agrupación Cien Águilas y alguacil de Carabineros. Su esposa recuerda que muchos de sus clientes eran amigos del barrio desde niños y otros eran empresarios gastronómicos. También hizo catas, fue sommelier y trabajó con empresarios de la Patagonia, como Douglas Tompkins, posteriormente con la esposa que le sobrevive (Kristine Tompkins) y también con la Reserva Huilo Huilo. Fue un ejecutivo premium que viajó al extranjero a realizar catas y capacitaciones, por ejemplo en Francia, México y Uruguay, entre otros países. Carolina Zúñiga agrega que Jorge Alberto Buttckovich fue "un hombre muy espiritual, estudioso, brillante intelectualmente y gran buscador de la verdad, libre de todo dogma. En su mente todo cabía, se conectaba con las personas más allá de las ideologías y creencias. Siempre decía que debía seguir la luz y que tenía claro hacia dónde dirigirse cuando llegara su final en este plano. Fue muy amigo de sus amigos, fraternal y solidario. Incluso, durante su enfermedad ayudó a muchas personas y siempre estuvo preocupado del prójimo". Fue amante del deporte, en especial del kayak, el judo, el trekking, la esgrima e integrante del Club de Tiro y Montaña Valdivia. Su esposa recuerda que además era un gran viajero y que ambos tenían un espíritu de "patiperros" que los hizo visitar y conocer diferentes destinos: "Fue un compañero y esposo maravilloso y alegre. Siempre se preocupaba de los detalles y era muy romántico. Además de esposos, fuimos grandes cómplices y los mejores amigos. Nos adaptábamos a todo, a todo lugar, hacíamos trekking, nos encantaba la naturaleza. Fue animalista y ambientalista. También le encantaba la música, la ópera, el ballet y siempre íbamos al Teatro del Lago". Siempre vivió preocupado de su familia y estaba a la espera de la llegada de un sobrino-nieto, al cual no alcanzó a conocer. Jorge Alberto Buttckovich Heuser se marchó para siempre el 3 de junio y su cuerpo descansa en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

3 de junio de 2024 falleció Jorge Alberto Buttckovich Heuser, un valdiviano que permanecerá en el recuerdo eterno de su familia, esposa, amigos y conocidos.